Con hambre de inocencia
un mendigo desnudo vestía corazones
de gris y de silencio.
A sus pies,
sobre este limo ardiente y agrietado
surgió la flor de lágrima,
transparencia pronunciada hacia el cielo,
invierno líquido,
semblanza pasajera de lo amado.
miércoles, 4 de junio de 2008
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