jueves, 11 de diciembre de 2008

EFÍMERA

Soledad, felino íntimo.
Transcurso de tiempos cristalinos alrededor de la vida
o insecto que devora el cuello tan querido
beso contra beso estrangulándose.

Eternidad efímera: agua de cataratas.

Nostalgia. Rio que desemboca entre las olas,
o sobre las olas,
al amparo de las tristes olas.
Mar que no desemboca.

Eternidad efímera: un "siempre" tras los labios.

Esperanza. Semilla, la promesa. Huevo.
Tiburones de orgullo desbordando el océano.
Memoria de instantes no sumergidos.
El viento a favor, las velas ardiendo.

Adiós. Y estoy llegando.

lunes, 24 de noviembre de 2008

PROCESIÓN

En vilo. Como el agua en el agua.
Allí la procesión. Los ángeles descalzos.
Tus deseos
heridos de mar.
Un paso: el fuego

El pétalo. Otro paso.
Cenizas.
No la flor.
Nunca la flor.
Cenizas.

La pausa. El niño mira.
En sus dos golondrinas de tristeza
se enciende media luna.
¿Es tan profundo el cielo?
¿O no se agota?
La luna es mitad fuego y mitad noche
y toda entera tus ojos.

Llovía.
No la lágrima
Nunca la lágrima.
Un paso ahogado.

Otro paso.

martes, 18 de noviembre de 2008

VOCES DE PIEDRA (El Escorial, 21 julio 1994)

Oigo la piedra. Alma.
Cadencia. Caricia.
Oigo la piedra brotar
de mi silencio.
Sepultada la mano
transparente
que escribía en el aire
allí donde no hay pájaros.

Mi vida es como un beso
náufrago de tus ecos
donde el tiempo se estanca
pero nunca hubo pájaros.

No sé
si vuelo o si suspiro.
La cúpula está abierta
y caben corazones.

Sepultada la mano
cárdena, cérea,
que imitaba las alas
bebiéndose la noche.
Tú apagada. Me consumo.
La llama no encendida
y el candelabro muerto.
Me consumo
mientras oigo la piedra
rezumándose.

lunes, 27 de octubre de 2008

Diarios de Berkeley, día 6, mes de la Sombra

De nuevo el Cielo entero viste un azul limpísimo, pero la Sombra queda, la galerna interior mina aún los ánimos. No estoy triste ni soy opaco a la belleza de esta mañana cristalina, pero soy consciente de que no hay luz sin Sombra, de que la luz más bella surge de entre tinieblas como una tenue esperanza. ¿Qué es esta sed de luz? ¿Acaso no puede nadie sonreír en la Sombra, entre narcisos negros, bajo el vuelo en silencio de garzas invisibles? ¿No es en la Sombra pura donde el alma trasciende, donde los sentidos sobran para apreciar la belleza más serena? ¿O es la Sombra, la noche, el umbral de nuestra ausencia sobre la Tierra, tan sólo un anestésico, sólo una excusa para la evasión, para el descanso de los cuerpos fatigados por los destellos falsos de otro día monótono? Hoy esta luz me ciega. Hay más luz en el Cielo que en mi espíritu. Quiero cerrar los ojos y calibrar la dosis de reflejos que mi alma necesita para ahogar sus tinieblas, mas sin quemar sus sueños.

lunes, 20 de octubre de 2008

POEMA

Desnúdanos.
Me entrego.
Otra selva de labios,
maleza de alas
volando.
Volando.

Flor:
te escucho sin pánico.
El mar o la esperanza
me disuelven.
Como algas muertas
a la profundidad del deseo.

Mecido por tu voz,
arrullo cesante...
El silencio es el canto de las rosas.
El silencio es el vuelo de los peces,
música transparente.
Mecido por tu voz
me someto a los caprichos del aire.

Despiértame.
Soy lábil.
Ese pétalo-barca
sucando un horizonte de reposo.
O duerme,
amante azul,
nace y descansa.

lunes, 22 de septiembre de 2008

VIAJAR, SENTIR (para Dagmar)

Se viaja sintiendo.
Pasan hiriendo, amables,
los paisajes del alma:
la blanca soledad,
el amor rojo, ardiendo,
la nostalgia esmeralda,
otro amor azul cielo,
azul de eternidad,
puro, sincero...
Azul de tu mirada.
El verdadero.

Sintiendo se viaja.
Cuerpo y alma son pájaros.
Las distancias son largas.
Vuela, vuela hacia arriba.
Son muy largas.
Descansa.
Deja un poco de azul
para beber mañana.
Cae la noche. No temas.
No dejes que los miedos
te desnuden las alas.

lunes, 8 de septiembre de 2008

LOS DELFINES

Por debajo del miedo circulan los delfines
con sus pequeños dientes desgajando tendones de muñeca
más profundos aún que el temor que se escucha
los gritos afilados
la muerte escrita con la uña en el acero
el abrazo frío del coral en los párpados
más cercanos a la herida de lo que el pecho siente
más abiertos que un vuelo de gaviota.

Entre el cielo y tu frente viajan los delfines
color de perla
frágiles como nubes
sabios delfines de invierno temiendo otro acantilado de navajas
delfines o violines
ola o viento
vela o disipación de una idea en su madreperla
palabras del adiós
entrelazándose.

miércoles, 4 de junio de 2008

POESÍA DE NUEVO Septiembre 1995

Con hambre de inocencia
un mendigo desnudo vestía corazones
de gris y de silencio.

A sus pies,
sobre este limo ardiente y agrietado
surgió la flor de lágrima,
transparencia pronunciada hacia el cielo,
invierno líquido,
semblanza pasajera de lo amado.

lunes, 19 de mayo de 2008

ECO DE MI PIEL (nº 11)

Respira, piel serena, bocado de alta mar.
Tu torso, pasaje de paisajes,
sustenta la brisa, piel yerta, tan delicada...
Tu piel, aunque tibia, me hiela las entrañas
con sus raíces aterciopeladas,
con sus curvas palabras tatuadas.
Simiente de otra náusea.
Ola nueva, aún cautiva,
ola de ciervo ahogado.

Respira, piel, muro de mi carne.
Tu cuerpo es un caballo que se aleja
galopando por los tambores del alma.

Piel de viento,
anémona
que mi noche no ignora.

Piel de pétalo,
río
que en su vejez aún brama.

Sombra, serena amante
de mi noche sin tormentas,
noche herida de un color purpúreo,
herida de nieve incandescente,
herida de niños que buscan poesía.

Por el suelo, por los laberintos,
por los labios y las lenguas,
por la memoria manchada de rojo,
por la sangre, carmín de la muerte cuando ya ha besado,
los niños de luz buscan poesía.

Sombra, callada amante,
navegando por el silencio espeso,
silencio de cuchillos y timbales.
La noche es una sombra vestida de negro
sobre la nieve virgen.
La noche es una niña que
en mi piel
encontró un poema ciego.

CEMENTERIO JUDÍO (a Stine Nissen, Berlín 1997)

Donde la muerte no conoce sangre
hay mirlos peregrinos de alma en alma.
Silencios hay de amor que ignoran albas
porque la luna es sueño que no cesa.

Donde el caos armoniza con las sombras,
hiedra hebrea, piedra pulida y negra
que los siglos y el ruido no han borrado,
la eternidad herida por el tiempo maldito
me ha esperado
lloviendo
durante muchas guerras.

SONETO

Bajo el inmenso cielo voy buscando
formas desordenadas y vacías
que presten luz a mis pupilas frías
o que hagan despertar tu pecho blando.

Por la tierra infinita caminando
sin rumbo, puro azar, noches y días.
Aunque una vez soñé que tu vendrías
ahora me encuentro solo, meditando.

Y pienso que el lucero que allá brilla
en el cielo sangrante de Poniente
amanece despacio en la otra orilla

del vasto mar de dudas de mi mente.
Y cielo, tierra y mar, la estrella espera
como yo. Allá escondida eternamente.

REFLEJO Poblet. Agosto 1997

Color de mar me ahogo
en tu mirada. Profundo desvanezco.
Soñaba luz de coral contra la consciencia diluída en mil espumas.
Si yo fuera reflejo... ¿Podría herir las sombras con mi aliento de aurora?
¿Podría esperar vivo tus ojos en la callada noche?

Ya se apagan las voces en los claustros del alma.
Ya vencen los silencios de las hiedras a las ojivas sabias, no besadas,
llenas de ecos soñados como de mar lejano.

Al otro lado de esa rosa ya amanece...
Hay un banco de peces marchitando en sus pétalos de viento.
Color de mar. Guitarras en el aire disueltas como pájaros.
Si yo fuera reflejo me ahogaría en tus ojos
como si toda noche fuera un mar que retorna
a deshojar las flores que no aman.

miércoles, 23 de abril de 2008

ECO Nº10 (Mayo 1993)

Lago a lago la tierra es un reflejo,
un esplandor medido tiernamente
por el ojo infinito de la luna.

Las manos de la muerte son frías,
serpiente amarga, cáliz de veneno
ofrecido en silencio -pluma aspirada-
desde lo más profundo de mi ocaso.

Losa a losa la calle y la luna
son labios a caballo entre dos bocas.
Una oscura.
Otra irisada de luz, color de almas.

Las manos de la muerte son efímeras.
Un esfuerzo supremo bastaría
para borrar tu nombre
de entre sus dedos de eternidad creciente.

Luna a luna los ojos se abrirán al mediodía.
Tu beso en el aire será mi sepultura.
Astro.
Pléyade.
Juego.
Sólo temo a las manos de tu muerte.

Allá donde no estés
te necesito.

miércoles, 16 de abril de 2008

UN MAR TODO

No somos extraños corazones de ópalo,
vacíos pendientes de una muerte hecha instante.
No somos suaves cadáveres de humo
pendientes de la brisa de invierno en los cristales.
No somos noche, ni plata, ni beso...
Somos un mar todo... ¡Mucho más que eso!

Creamos en nuestra distancia descalza
destinos que otras mentes destruyen.
Un segundo en tus manos
se viste de eternidad y espuma.
Una lágrima a mis pies es un océano
que silencioso escurre de tu memoria.

No somos cuerdas tendidas sobre un porvenir de aristas,
ciudad irrespirable bajo un sol que los niños no conocen.
No somos cuerpos frágiles teñidos ya de ocre,
belleza incorrupta sin pecho ni vida.
No, no somos piedra, ni fuente, ni fuego...
Somos un mar todo... ¡Mucho más que eso!

Vibramos hasta una playa de música.
¡Ah, la luna es enorme!
Luz, luz, luz:
Me siento puro como lo azul,
vivo como la creación misma.
Tú eres mi génesis.
Yo soy tu encuentro con lo no humano.
Respira todo el cielo de una vez,
pero deja ahí colgada el alma de las estrellas.
¡Somos plenitud!

No somos breves imágenes de amor
clavadas en la frente de un recuerdo que duele.
No somos ansia ni agonía en libertad
ni muro destruido por manos inocentes.
No somos palabra, verdad o silencio.
Somos un mar todo: ¡Mucho más que eso!

¿Qué siento? 1986

No es amor, pero asedia los corazones vivos.

No es tiempo pero cubre los rincones de ébano
con el polvo del polen de los pétalos pálidos
de las flores de nácar que la aurora respira.

No es placer pero fluye por mi cuerpo sensible
con el húmedo tacto de lenguas siempre libres.

No es cielo, pero vela mis instantes de azul
y los breves momentos se despliegan eternos.

No es nada, pero llena mi todo de conceptos
y de vagas ideas
surgen los sentimientos.

LO INMENSO

No sé de qué tersura el cielo azul se cubre,
imagen infinita de islas delirantes.
¿No es la luz un juguete de las nubes errantes?

Mira. Tómalo. Escapa.
Se burla de tus manos.

No es infinito. No.
Pero ocupa lo inmenso
y buscando su esencia nos perdemos y en vano
ahogamos en su seno anhelos y recuerdos.

miércoles, 12 de marzo de 2008

AL DESPERTAR (Calpe, 1996)

¿Sabe el cielo al soñarse
que al despertar habrá rumor de olas?
¿Sabía la piel pura, sin la hiedra del miedo
ni el musgo de la duda
que al despertar habría
labios vivos buscándola?

A veces cielo y mar se funden
como en un Azul único,
un único universo
sin ansia de horizontes.

A veces, piel y labio
buscan la misma flor
blanca y desnuda,
un universo íntimo
que no desea límites,
roca con alma de gaviota,
montaña huída que no conoce sombras.

Al despertar buscan la última luna
o sueñan con ser isla.

Isla callada y libre
donde mueren las olas
y los amantes nacen.

miércoles, 27 de febrero de 2008

ECOS Nº8 y 9 (Danzas al borde del abismo).

Abierta, la roca arranca el pulso al viento. Roca o cielo. O un río dormido en su bóveda. Su sueño es tan profundo como azul.

Los timbales lejanos hacen temblar a las niñas, niñas sin alas, niñas gritando en la memoria, brotando de los tímpanos como sangre de música, privando a las almas más altas, piedra, corazón, piedra, de su eterno silencio: la roca.

La roca está herida de distancia. Una niña ha callado. Eco de abismo. Bajo el puente hay un rumor de fiesta, nobles palabras que corren hacia el mar, timbal lejano...

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¡Escuchadme, timbales, lenguas trémulas, manos ahogadas que tañéis el viento! La oscuridad se cierne sobre cada cintura para bailar la danza de la muerte.

Piedra, puente, piedra. Fuente, piedra, puente.

Proteged vuestra sangre de las rocas de cólera. Esconded vuestras almas en sedientos océanos de sombra. Oid el rumor calmo del río de la noche llevándose los cuerpos abandonados a merced del abismo,
a merced del olvido,
a merced del silencio.

Os prevengo, ritmos o corazones, nudillos que golpeáis los cráneos huecos:
El hombre es una máquina de destruir al hombre.

Sístole, diástole, sístole, diástole, sístole, catástrofe.
El hombre tendió un puente para llegar al cielo
y dibujó en sus arcos el último crepúsculo.

martes, 19 de febrero de 2008

ECO Nº3 (Jardín de Sentimientos) 1993

Entre el vértigo y la espada
hay un lirio o luna herida.

Entre la espina y el llanto
hay orquídeas de sangre.

Entre mi amor y tu mar
hay un narciso en la playa.

Entre la plata y el agua
hay un nenúfar hundido.

Entre el corazón y el alma
hay una rosa de ausencias.

Entre mi barca y tu ocaso
hay violetas infinitas.

Entre la muerte y la vida
hay crisantemos dormidos.

Entre el viento y la belleza
hay anémonas fugaces.

Entre los labios de un ángel
hay un jacinto de seda.

lunes, 18 de febrero de 2008

Diarios de Berkeley: Día 3, Mes del Cielo (Truckee, California)

La soledad es un sentimiento extraño que sólo se percibe al añorar. El sabio busca la soledad mientras el necio la aborrece. Pero cada ser humano es a la vez sabio y necio en mayor o menor medida. Cada uno de nosotros ha sentido la llamada de la soledad y ha sufrido sus heridas. ¿Qué es más triste que sufrir la soledad en medio de una multitud eufórica? ¿Es sabio quien huye al desierto porque no supo encontrar su lugar en la sociedad o es un necio porque no supo encontrarlo? No hay placeres más amargos que los que encierra la soledad. El silencio es, por ejemplo, uno de esos placeres, pero ¿concebiríamos el silencio sin el rumor de la brisa o el canto de los pájaros? No es sabio el que busca el silencio sino el que busca la música perfecta para llenarlo. No es la soledad una meta, sino una huida de nuestra incompetencia social. La soledad sólo es bella cuando puede ser compartida. Y a pesar de ello, cuando subo a la montaña hoyando las nieves vírgenes, perdiendo mi vista en la verticalidad de la roca, enredando mi alma en la madeja de ramas de los pinos muertos, siento una llamada que va más allá de lo inteligible y que arranca de lo más hondo de mi espíritu el deseo reprimido de amarga soledad. Deseo integrarme en el paisaje, formar parte de ese espacio inmenso, de ese silencio inmutable, triunfante, donde la vanidad humana que sustenta nuestro orgullo es tan insignificante que podría romper ese silencio a carcajadas.

lunes, 4 de febrero de 2008

LA PALABRA PERCUTE (1998)

Poesía de acero en labios como pétalos.
No está acabado el cielo cuando tú no lo miras,
ojos, luz o alabastro hendido de vida,
cuando tu despertar no deja estelas de nube
como un avión de rumbo incandescente
donde los sueños viajan por la atmósfera.

Abierto el cauce celeste
las lágrimas son de tierra.
Nada escapa al embate de las luces o estrellas,
reflejo de su pálida distancia.
Si el alma fuera astro sería azul y oscura
y en la luna vacía habría un grito.

Una sangre violeta brota de manos como sauces.
La mejillas de azúcar tienen miedo.
Escuché los relojes con azufre en los huesos,
con cristales de azufre como avispas
en el pozo vacío de mis huesos.

CLAROSCURO

Blanca. Junto a tu mar.
No es la luna. No es alma
moldeada del cielo
ni aliento de alborada
ni firmamento azul.
Es blanca como el nácar
en manos de las niñas,
blanco como las alas
tranquilas de las olas
volando por el agua.
Es luz, aurora íntima,
irisación soñada
prendida en el ojal
de tu memoria. Recordada...
Blanca como la flor,
nítida, inmaculada
como la flor no abierta,
la azucena aún cerrada
que en el pecho despierta.

Blanca es la oscuridad
en tu mirada.


Negra. Sobre tus gestos.
No es la noche. No es miedo
robado a lo profundo
ni beso de veneno
ni perla de azabache.
Es negra y es silencio
en las playas de música,
negra como los senos
bañados por el sol,
bebidos por el viento...
Es la penumbra plena
desvelando secretos,
rezumando horizontes
en tu piel. Descubriéndonos.
Negra como tus ojos,
fuego, calor eterno.
Como tus ojos vivos,
paraísos abiertos
al labio recibido

Negra es la luz ausente,
tu tacto no sentido.

jueves, 10 de enero de 2008

PARA CECILIA (Al maestro Joaquín Rodrigo)

Hoja de encina, bebe tu rocío.
El pardo de tus nervios es un mordisco vivo en la gris alborada.
Pero tú, amigo, no conoces el color de las sombras.

Tu milagro deslumbra la plenitud profana.
¿Qué jardín no te escucha con oídos de luna
ni te dedica abiertas sus rosas de alegría?

Lago de noche ahogada, esconde tus reflejos.
Nunca espejos cansados dibujaron estrellas como lágrimas.
Amigo o esperanza, nuestro mar se desborda.
Nuestra distancia apenas cabe entre dos miradas.
¿Dónde el viento de otoño
no danza suave entre las cuerdas del arpa de tu alma?

Isla de música, busca mis fronteras.
Hállame siempre esclavo de esta diáfana armonía.
Amigo, tu paisaje es mágico, sagrado. Misterioso.
Cien violines de azúcar me hablaron en secreto de tu luz inextinguible.
¿Quién romperá el encanto cristalino del instante
en que la estatua besa piel de acorde en su silencio?

Cuerdas de mi guitarra, eternizad lo íntimo.
Yo soy un gorrión mudo...
Amigo, elogio, cumbre. Fantasía,
vísteme con tus alas desplegadas.
Isla, lago, piano, mediodía.
¿Por qué las flores, bellísimas al tacto,
te dedican sus últimas palabras?

CARTA A BOREAS

En el pozo había una ninfa de ensueño
mordiendo las flores que yo le enviaba.

De raíces arrancó el piano la danza,
los pies por encima de la vana palabra,
expresión de lo hueco.
Profundidad,
deseo ahogar los murmullos,
borrarlos con pinceladas de Viento Norte,
cerrarlos en el seno de la música.

En el pozo hay una mano de niña
despidiendose de la oscuridad de la caja del piano.

Los dedos se deslizan,
aves enloquecidas,
entre la hiedra viva.
Sus raíces penetran en mis párpados.

Todo lo que se hunde es cristal y saliva.
Todo lo que aún flota ya lo conoce el viento.
¿Dónde nos llevas, aliento de la Tierra Madre?
¿Somos vilanos de duda o polen de viva esperanza?

¿En qué labios está el verdadero paraíso?