sábado, 25 de abril de 2020

Sin palabras


Olas de mar
lamiéndote los pies,
arena, sal... Descalza.
Una caricia, seda,
un beso, alas de gata
trazando remolinos,
el tiempo y la distancia.

Miradas... Te deseo.
La estela de las lágrimas
surcando como naves
los mares de tu cara.
Flor, muerte, mediodía...
Nocturno, madre, hermana.
Bosque. Otoño. Piel. Alma.
Piano. Mariposa.

Música como éxtasis,
los aullidos del arpa.
Llamadas de ballena.
Silencios como espadas. 

Las cosas más hermosas
se dicen sin palabras.

viernes, 24 de abril de 2020

Mudo


Desde el fondo del alma
se desprende
la costra del dolor
dejando abierta
la cicatriz robada a la memoria
de la herida de amar
en un ayer
en que la sangre era
un mar,
un cielo,
todo.

Por el camino queda
el corazón abierto
en la hojarasca
buscando sus latidos en la niebla
y tú miras adentro
y me susurras
que la noche es oscura.
¡Yo que quiero vivir
mirando a tu luz solo...! 
Dices que mi silencio
no te habla.
¿No será que tu ausencia
envenenando el aire
me enmudece?

Mañana no amaré. 
Ya será siempre. 
Solo amo hoy
desnudo
mientras tu cuidas sola
las esferas heridas. 

lunes, 20 de abril de 2020

Soledad


No cabe el sol
en esta soledad
ni la luna en cúpula celeste
que la no-luz anula
cuando cierro los ojos
para verte.

No hay un paso fatal
que sea el último
en la escalada libre hacia tu abrazo.
Sin tu mirar mi oscuridad se apaga.
Sin tu piel, al caer a mi vacío
se me desgarra todo el equilibrio.

No ilumina una vela temblorosa
a las estrellas tristes, desplegadas
en un cielo en que mueren las miradas
adorando a ese Venus que deslumbra.

Si yo fuera un gorrión podría amarte
dentro de ti, en tus fauces de gata,
cada gota de sangre una promesa.

Si yo fuera un vencejo gritaría
cortando el aire, alas de cuchillo
para grabar tu nombre en el silencio.

Si yo fuera una garza que despierta
para encontrar tan solo mi reflejo
en las calladas aguas de la muerte
llevaría tu nombre como un vuelo
hasta el nítido umbral de los sentidos.

No tengo edad
en esta soledad
ni la luna es al tiempo
a la deriva
lo que fueron los barcos
nocturnos
a la mar.

lunes, 13 de abril de 2020

Confinamiento



Dormir consciente
Hibernar.
Ver con el corazón
el fondo de la música
cuando al latir
igual que late el mar
en cada ola
despierta una caricia.

Volver. La golondrina
viva,
primaveras elípticas
sobre su estela
celebrando que nace,
muere y renace
en cada embate,
en cada primer beso,
cada gota de lluvia,
pecho de sangre,
cola de noche
y ojos
de luna nueva.

León. En el silencio
se clava una saeta.
Si me amaras
sentirías
la propia vía láctea,
un orgasmo del cosmos
infinito
sobre la esfera triste,
diminuta,
de los siete planetas. 

Cierro los ojos
y veo tu cuerpo
o su contorno
con la luz de mis labios.

Despertar
con el rumor del bosque
robándole a la brisa
tu perfume. 

Despertar
con el sueño hecho plumas
y la almohada
llena de peces vivos.
La captura del día.
Ayer como mañana.

Me asfixia la distancia
que corre entre tus lágrimas
y el cauce de mis labios.
Deja que el tiempo caiga
en sus propios abismos.
Quiero volar contigo
entre los tiburones del deseo,
una última inmersión
en los serenos arrecifes
de nuestra alma dual
vibrando
como una.

jueves, 9 de abril de 2020

Mediadores


Sola estás
con los dedos
varados en la brisa.
Tus cabellos son olas
robadas a la noche
del fondo del océano
y en tu pecho reposa
como abrazando el cosmos
una estrella de mar. 

Busco la piel del alma
pero está tan profunda,
recubierta de fango, acorazada,
soterrada
por miles de naufragios... 
En tus labios se lee
la Divina Comedia,
un infierno el deseo
siempre húmedo
acechando
lamiendo mi escafandra
con sus lenguas de fuego.
En mis ojos se escucha
brotar de sus raíces
una lágrima a gritos.

Como una gata, juegas
con cualquier sentimiento
que se me cae al suelo. 

Ermitaños
nuestros cuerpos
abrazados en un círculo de arena
ante las carcajadas
de nuestra Madre Tierra.
Escondimos un beso
en un claro del bosque
donde las mariposas
acarician el sexo
sin oír hablar nunca 
de coronas ni espinas.
Somos muy pocos, dices
mientras me abrazas muda
rompiendo una distancia
que tú misma has trazado
con temblor infinito
borrandome el camino
que va desde la luna
a las estrellas. 

Sola estás siempre, musa,
si el mar-latido cesa,
pero no abandonada.

martes, 7 de abril de 2020

Corona de espinas


Rabia.
Dolor.
Mentira.
Mentira.
Mentira.

Condenadme al arpón,
sucios pescadores de almas
si veis un monstruo oculto
en mis ojos de ballena.
No moriré del arponazo
en mi costado abierto.
Moriré de la rabia
que la oscuridad de vuestra ceguera
hace crecer en mi interior.

Culpable
de ese crimen
de amar las madrugadas
abrazado a su cuerpo.

Condenadme a la hoguera
porque es pornografía
en vuestras mentes vanas
lo que para este monstruo
que me habita en silencio
es el sagrado templo de Afrodita.

Me declaro culpable
de amar a las estrellas
sobre todas las cosas.

Me declaro culpable
de ser hijo del bosque
y de la Madre Tierra.

Prended la hoguera ya,
almas puras manchadas de ceniza,
pero dejadme gritar
con el último aliento
que todos somos Uno
y en esa única alma
a través del espejo
todos vuestros deseos
y todos vuestros miedos
son como esta pavesa
que juega con en viento
mientras arde mi cuerpo
y el espíritu, el monstruo que me habita,
crece dentro.

Es mentira,
¿verdad?
¿Me acusas?
Te delatas.

lunes, 6 de abril de 2020

Cenizas de amor ciego


Alzar la voz para decir "silencio".
Abrir la piel huyendo de la herida.
Romper la vida huyendo de la muerte.
Saludarte con voz de despedida.

Caer libre del cielo hasta el infierno
sin pasar por la tierra prometida.
Zarpar del puerto de tu abrazo cálido
para surcar la noche oscura y fría.

Ahora he de arrancarme el amor de raíz,
ahora que es tan profundo,
que estrangula mi alma dolorida
como una hiedra al árbol de la vida. 

Ahora he de arrancar las flores
una a una,
enterrar los aromas
del jardín que soñamos
solo porque estás ciega
y no caben orquideas en tus ojos.

Ahora he de renunciar a los sabores,
a la luz de las velas
que apagadas aun lloran
sus lágrimas de cera.

Ahora tu piel será solo un recuerdo,
nunca un anhelo vivo,
porque ese corazón que era un latido
al unísono con el vórtice galáctico
con el que el mío quiso armonizarse
ya no habita en tu cuerpo, puro nácar,
embarrancó en las ciénagas del miedo,
se pudrió entre las redes de tu ego
como una tortuga mortalmente herida.

Ahora he de arrancar
las lágrimas de cuajo,
he de talar el bosque de mis sueños
para que nunca aniden las ardillas
en los tocones muertos.

Alzar la voz para decir "te amo".
Llenar nuestros espejos de verdades
que no debes creer porque son bellas.
Vaciar nuestro cielo de planetas.
Dejar que las estrellas se derramen.
Dejar que el tiempo borre sus estelas.

Ahora seré un ermitaño triste,
preso de sus recuerdos
tañendo la campana
en la ruina del templo
junto al lago callado
donde flotan millones de cadáveres
en medio del bosque quemado.
¿Me oyes,
ciego amor de mi vida?
¿Me oyes? 

Solo el eco
de un corazón
vacío
o sus cenizas.


domingo, 5 de abril de 2020

Crueldad


¿Por qué flor más bella, la más frágil,
la amapola dormida que odia el viento
destila ese veneno despiadado
que quema las entrañas de quien ama
y le roba las alas a la muerte?

Pétalo a pétalo destila la sangre,
extrae el licor púrpura del miedo
que ha de teñir cuarenta atardeceres. 

Porque amar a quien solo es un espejo
o una lágrima herida por la luz
es bucear en los mares del olvido,
cerrar los ojos a tu propia vida
como si los delfines no soñaran,
gritarle los deseos a la noche
en que el amante solo se despide
con el último gesto de un silencio
que abandona el amor a la deriva.

Soledad, mi verdadera amante,
la puta fiel que en su matriz señala
ese camino recto
que surca entre las horas
la pavorosa estela de la muerte.

Silencio y soledad.
¿Se puede ser más cruel
que una sirena ahogada
que muerde a las ballenas
desnudas que la aman?