miércoles, 29 de mayo de 2019

Viaje


Surcar el mar...
¿Dónde va el corazón
si el alma parte?

Mareas lentas,
latidos de la luna
sobre el océano.

Velas tendidas
en mástiles del alba
ante el silencio.

Zarpar despacio
con Ítaca o las Indias
como destino.

No tengo miedo
de los monstruos marinos
que llevo dentro.

Mi talismán
el abrazo de un hijo
o Madre-Tierra.

Rota la brújula
me guía un astro-labio
sin rumbo fijo.

Un viento amable
a lomos de sirenas
viaja conmigo.

Dualidad


Se sentó un monje
junto a una rana.
¿Saltar o quedar quieto?
Se refleja el bambú
en esta charca.

Las carpas rojas
no sueñan con salir
jamás del agua.

Los nenúfares flotan
sin saberlo
y las garzas ignoran
su reflejo en el tiempo.

Los aves migratorias no piensan
en la fuerza inexorable
de la gravedad.
Solo dibujan el cielo
y la memoria.

Las tardes nunca esperan
a que llegue la noche
ni las noches sienten
las cosquillas de las estrellas
ni la puñalada de la luna nueva.

La lluvia no vendrá
a borrar el paisaje
ni el viento a por las hojas del otoño
hasta que Ulises salga
de su letargo en islas de sirenas
y regrese a su Ítaca.

Quedan atrás las lágrimas pasadas
y las nuevas se incuban
acaso en otros mares navegables.

Volaré por encima de las nubes
hasta que el sol me acaricie las alas
y caiga en el desierto
con las venas hinchadas de sangre nueva.

Volaré y me da igual
día, noche o crepúsculo
porque la savia fluye
y en el templo el escriba
dibuja en los papiros de tu piel
tan lejana o cercana
mi destino.

Se sentó una rana
junto a un monje.
¿Quién es quién?
No hay ondas
en el agua cristalina.

sábado, 25 de mayo de 2019

Pedazos de mundo interior



Cultivaba los valles
más profundos del alma
con belleza tan frágil
que soñarla me hiere.

Me encerré en una isla
de música y estrellas
donde la luna impera
sobre todas las diosas.

Y cuando estuve solo,
completamente solo
enclaustrado en secretos,
mimando los silencios
en mi jardín de nácar,
el mar lo inundó todo
y vi claro, sirena,
que estabas allí dentro,
conmigo. Muy adentro. 

Y te lo entregué todo

y lo seguiré haciendo
aunque tú, incomprensible,
me devuelvas estrellas
y noches de concierto. 

Las dejaré escondidas
en soledades nuevas
que ya apenas deseo
por si alguna mañana,
Andrómeda, despiertas
y recuerdas los sueños
que aún te pertenecen.

viernes, 24 de mayo de 2019

Inconsciente

Ártemis renacida en primavera
en bosques de ceniza aún caliente
donde su piel de diosa se desnuda...

Afrodita, caricia-enredadera,
ola viva que rompe eternamente
en un jardín donde la luna es muda...

Andrómeda latiendo ante la espera
del bocado de amor de la serpiente
atada con las cuerdas de la duda...

Mnemósine dormida en una esfera
de cristal donde el sueño transparente
ha de romperse cuando el alba acuda...

Despiértame en silencio. 

O déjame inconsciente. 

No es la visión del cielo o laberinto
lo que a musas y diosas me condena.
No es la estrella de mar sobre la arena
sino el barniz de amor con que la pinto.
Es tu vida la noche que se llena
de piel blanca al abrigo de mi frío. 
Es un coágulo de vértigo en tu vena.
La duda es la semilla del vacío.

martes, 21 de mayo de 2019

Horizonte y deseo


Horizonte,
si vuelo hasta tocarte
como hace el sol
cada tarde de mayo
suave sobre el Poniente,
escapas más y más lejos,
a través de mares
cortados por estelas de sirenas,
a través de las cumbres
donde casi te toco
para luego soñarte
tras el valle o el páramo,
a través de los bosques
que acarician el aire que me lleva,
a través de las nubes
sin alcanzar jamás a las estrellas.

Deseo,
si acaricio el momento
en que el alma atraviesa
la piel tensa
y emerge hasta los labios
el silencio absoluto,
un grito me transporta
al dolor de perderte
y lloro como un ángel
que ha perdido las alas
hasta que alguna lágrima
que se ha quedado dentro
inunda el corazón y,
como un prisma,
desdobla la luz blanca
de una cierta esperanza
en miles de arco iris.

Y levanto ese vuelo
de ibis renacido
que soñaba ser Fénix.

lunes, 20 de mayo de 2019

Monólogo (contra la ceguera)


Hay plenilunios vagos
en que mi ayer se cruza en tu presente
como si se estrellase
la noche silenciosa
en un último beso
y las almas perdidas me abrazasen.

Porque el pasado existe en el presente eterno
y lo llena de dudas o de engaños
a la vez que le presta sus colores.
Porque el mañana no es
sino el mismo presente
proyectado en un tiempo inescrutable.

¿No entiendes, mariposa,
que un verso, que un poema,
que un libro, que la música,
que el aire en el que vibran
las notas, las palabras,
los gemidos de amante,
los gritos de nostalgia,
no son sino espejismos
de sentimientos puros
que no pueden tocarse,
verse, escucharse,
saborearse, olerse?

¿No entiendes, amapola,
que tú no eres
sino un rojo platónico
proyectado en la cueva
de los sentidos
desde la esfera íntima
de nuestros sentimientos
donde el rojo es perfecto?

Y, revoloteando, me dices,
"lo he perdido". No, no, musa divina, 
no, estrella de los mares... 
Cuando cierras los ojos
tus colores
persisten,
cuando cierras tu mente
a la música viva
la melodía de las esferas
sigue sonando.
Fue compuesta en tu nombre,
Afrodita entre delfines y arpías,
por dedos vagabundos.
No te confundas nunca...
Fue concebida solo para ti
por un ave que ronda
tu cuello de loto.

Hay mediodías tristes
en que el soñar incuba desengaños
solo porque soñamos
con los ojos cerrados... 

Yo quiero abrir los ojos
a la luz que me hiere
sin que mi mente albergue
laberintos sombríos
de pensamientos vanos. 

Vive, rompe desnuda
la tormenta de caricias,
preludio de la calma
de las pieles...
Cuando la muerte llegue
a sellarnos los párpados
espero que en los labios
nos brote una sonrisa
por el amor vivido.

sábado, 18 de mayo de 2019

Muerte de un ruiseñor


Cuando una estrella caiga
sobre el nido de tus sueños
y lo incendie de luz
búscame en las cenizas.

Habrá un ruiseñor muerto
en el fondo del pozo.
Se escuchará aún su canto en la memoria
gritando tus secretos,
envenenado el viento.

Si hubieras escuchado
en lugar de su torpe melodía
su frágil corazón
confiando su pálpito a tu aliento
aún estaría vivo.

Buscas la paz... La busco.
Pero en la paz, sirena, 
no cabe el miedo.

Si he temblado
es porque ya era una hoja muerta
en plena primavera.

Si he llorado
es porque el centro de gravedad de mi alma
ya no estaba en tu dedo corazón.

Si el ruiseñor cayó en mis manos
con la garganta atravesada
por la cola de un cometa
es porque no confías
en la fuerza desnuda
que mueve el universo.

¿No sientes en mis labios y mi lengua
la palabra sincera que te llama
o te besa?
¡Dioses! ¿qué oscuridad
deslumbra tus sentidos?
No es la palabra "amor" igual de bella
lanzada a la jauría enfebrecida
que pronunciada de pupila a pupila,
labio contra labio,
dedos entrelazados en un suspiro,
las flores del pubis derritiendo su néctar, 
tu piel de nácar y jazmines
ofrecida al silencio de mi música. 

Es la misma noche, el mismo cielo,
pero no es la misma luna, Sherezade.
De entre las mil y una,
una y solo una
es luna verdadera.
Y esa noche, majestad,
estuve solo contigo... 

Puedes volar, paloma ciega, si no amas.
Pero no me devuelvas ya esa magia
si no quieres soñarla,
que me duele...
Tírala al mar
o llévala contigo.
Pero vive, navega, vuela... ¡Ama! 

Cuando la muerte vuelva a visitarnos
no quedará más magia que el olvido.





jueves, 16 de mayo de 2019

La noche que perdí las estrellas


Daría el alma
por devolverte
las estrellas.

Daría todas mis noches de silencio
por devolverle
al ruiseñor
la vida.

Daría mi tiempo
por devolverte
las páginas perdidas.

Pero estoy muerto.
mi corazón no late.
El mar paró sus olas.

Latía por ti, sirena,
por ti solo cantaba
con una voz perfecta, 
pero...
Otros pueden oírlo.
Lo he parado.

Solo queda esperar
a que se agote
toda el agua salada.

Esperar que lloremos
hasta que los delfines
se entierren en la arena.

Esperar que la flor
más bella del jardín
que arrancamos de cuajo
con las garras del miedo
marchite en nuestras manos.

Esperar a la muerte
como un veneno dulce
con los brazos cruzados.

Esperar que palabras
pronunciadas con rabia
acuchillen sin tregua la inocencia.

¿O debemos luchar
para que el sol no queme
nuestros huesos de luna?

¿Reflotar los delfines,
desenterrar sonrisas
con nuestras propias lágrimas?

¿Replantar el jardín
con un beso que injerte
de una vez nuestras almas?

Decidme, paraísos
¿Cómo puede doler
soñar tanta belleza?

¿Qué oscuro sentimiento
ha quemado la magia
que aun reflejada
en ojos de mil lobos
es nuestra,
solo nuestra,
eternamente nuestra?

Parece imposible
que un simple mortal
desahuciado
de su propia vida
tenga el Cielo en sus manos,
el secreto del vuelo de los pájaros,
la belleza en su estado más sublime
y lo deje caer
en un pozo de mierda
rompiendo las entrañas
de quien ama.

Daría el alma
por devolverte
todo.







miércoles, 15 de mayo de 2019

Preludio a la muerte de un ruiseñor

Laberinto, abismo al que me arrojo
o del que huyo volando,
ruiseñor silencioso
con las alas quemadas.

Tú, delfín solitario
que surcas esas olas
que al llegar a mi pecho-acantilado
se tornan en latidos...

No escuches mi canto
que súplica tu labio,
ni mi noche agonizante,
ni mi guitarra vacía
que te llama y te espera
hasta que la luna
se disuelve en la última lágrima.

No escuches porque te duele
mi paraíso en flor
porque sabes que ama
con tal fuerza que arrastra
cada letra en tu nombre,
cada acento en tu voz
a un vendaval de alas rotas
de mariposa y polvo mágico
que te arrancan el corazón
pétalo a pétalo.

Te duele porque amas
tu soledad y la mía
a partes iguales.
Te duele porque dudas,
porque ves los arpones
del amor en mis ojos,
porque en tu mar no caben
mis desvanes oscuros.

Te duele porque crees
que mis recuerdos manchan
la espuma de tus playas cristalinas
cuando son solo restos
de caracolas rotas
y naufragios.






sábado, 11 de mayo de 2019

El ruiseñor


Dices que el amor pasa.
Todo pasa.
La flor que se marchita,
la juventud perdida,
la efímera belleza de la tarde
que el crepúsculo ahoga
para tornarla en noche.
Nada es eterno.

Dices que yo viajo
al interior del alma
con ventaja
mientras mi cuerpo sangra
por todas sus heridas
porque perdí el camino
hasta que un día
tu cálida mirada (paradoja)
me señaló la estrella polar.

Dices que no me vendes
un pasaje hacia el cielo,
que tan solo me inspiras
el desplegar mis alas.
O quizás no dices nada esta noche
y eres ese silencio impenetrable
en el que canta, mágico,
como si fuera la voz de la luna
creciente,
el ruiseñor.


Salvo el presente
(cuando sonríes)
nada es eterno.
Ni siquiera la oscura noche.
Ni siquiera el silencio...

viernes, 10 de mayo de 2019

Deriva


Velas desplegadas al azul.
El puerto se desdibuja
en el turbio horizonte.

Queda atrás toda lágrima,
toda añoranza
ante la inmensidad que espera,
el océano, la voz de la tormenta,
ballenas soñadas,
libertad o silencio
manchado de luna,
aventura sin límites.

Alas abiertas al vacío.
Queda en el suelo el nido
a merced de la serpiente del olvido.

Queda la vida entera
como un espejo oscuro
al otro lado del cielo
donde trazo mi vuelo
hacia todo o la nada.
Toda la libertad
que el amor ha encerrado
en una celda infinita
tapizada de pétalos caídos
se escapa por mis venas
sedienta de oxígeno.
Respiro
y se satura,
invade las arterias,
nutre mi vil consciencia... 

Ondas en el estanque
que refleja mis budas y mis arces.
¿Qué perturba la paz?
Amenaza de lluvia en mi jardín.
¿Remordimiento? 
El viento no me deja
escuchar el silencio.

¿Qué espera el corazón
cuando navega o vuela
si no conoce
ni su propia estela,
ni su propia sombra?

¿A qué puerto me llevan?
¿A qué templo?
Yo solo quiero amar
y ser amado
como la mariposa
que sobrevuela el campo de batalla
en busca de amapolas
no manchadas de sangre,
como los delfines
que navegan las sábanas
de un mar amante
burlando los arpones del deseo.

Sufre la costa porque ya he partido...
Yo sufro en alta mar porque no llego,
porque no sé si hay puerto en la otra orilla
donde tirar el ancla de mis sueños
sin dañar las preciosas madreperlas.
¿Sufro o amo? No importa.
Simplemente, acaso, navego.

¡Que no lloren los sauces junto al río
por el agua que pasa y no regresa!
El río es más eterno que sus ramas...

Haz que tus bellas hojas lo acaricien
y, cuando llegue el frío,
se entreguen, temblorosas,
a la corriente amable
en busca de aguas cálidas,
acaso las mismas que yo
simplemente
navego.

miércoles, 8 de mayo de 2019

El Jardín de Calipso



Piel de vela, mirada de brisa fresca,
dulce y alegre,
surcando los mares del alma,
rebelde, melancólica,
asomada a su vida
como a un balcón sobre el océano
con vistas a los bosques de sargazos.
Si planto mis manos
en su seno de diosa,
¿puede ahogarse la raíz
de mi consciencia?
¿Florecen las orquídeas del alma?
¿Cada cuántas lunas
florece una cola de lagarto?
Florecen los silencios
con pétalos de beso
en las noches de espera del amante.
Florecen las nostalgias temblorosas
en las noches de luna.
Florece el firmamento con estrellas,
la bajamar con tímidas actinias.
Florecen perlas en los lagrimales
robadas a bahías crepusculares.
No puedo apenas,
colibrí, sírfide, esfinge,
dejar de libar néctar
de sus flores o labios
aunque fluya la sangre
o el letal veneno del deseo.

lunes, 6 de mayo de 2019

Tras el silencio (El naufragio)


Hay algo más vacío
que el propio silencio:
su eco.

El eco larguísimo
del silencio que queda
cuando se apaga el grito.
Cuando nadie contesta
a los gritos de auxilio
desesperados,
cuando el corazón sigue parado
en el eco del silencio
tras su último latido
pero la vida sigue
alrededor.

El eco que ha dejado
la verdad silenciosa
que todo lo pervade
tras el derrumbe
estrepitoso
del castillo de naipes y pluma
de la mentira que cosía el aire.

Mariposa,
tu silencio
es dulce y cruel
porque si tú no vuelas
vuela el miedo con tus alas
y todas las amapolas
pierden sus suaves pétalos
y dibujan un tornado
rojo sangre en mi cielo,
una tromba marina
que es mi grito, sirena,
que ensordece a los peces
que en el fondo
adoran mi silencio
de náufrago.

Hay algo más vacío
que el eco del silencio
que atormenta a ese náufrago
que habita en mis entrañas.

Dame la mano, amor,
que he perdido mi barco en la tormenta
y no quiero
(deriva, ola, luna herida,
silencio, eco, silencio,
estrellas ignoradas,
lágrima en el océano)
morir ahogado.

domingo, 5 de mayo de 2019

El silencio


El silencio es un mensaje.
Es acaso el mensaje que espero...
Buenas noches.
El silencio es el mensaje de la muerte.

El silencio es la música del miedo
a perder lo que amas.
La música lejana
es más bella
porque la trae el viento
a través del silencio
como un alivio,
como una esperanza,
como la voz amada
cuando llega pausada
tras la noche tan larga
y me dice
"Estoy viva"
acaso entre dulces lágrimas
de agua salada.
Mar Muerto.
Milagro.

El silencio es el canto
de las ballenas muertas
de sirenas ausentes,
de pájaros que volaron
hacia un invierno eterno.
Y tú, mariposa, a veces
amas el silencio
porque tu aleteo no se escucha, 
lo esconde el rumor del agua,
o el abrazo sonoro de las olas,
o el fluir melancólico del río,
o la melodía cristalina
de las fuentes que suenan
en mi jardín.
Mi corazón.
Alhambra.
Babilonia.
Luna. Playa.

Tú silencio resuena
como si sordo de amor
me hubieran enterrado aún con vida.
Para romperlo
sin dejar de amarte
solo puedo
subir a lo más alto de mi alma
hasta tocar de nuevo el Cielo en mi recuerdo
y gritar.
Gritar tu nombre
hasta llenar todo este vacío.

Gime, suspira al menos, por favor.
Emite una palabra.
Mata el silencio cruel que hace eternas las noches e inútil la sonrisa de luz de las estrellas.
Ama en voz alta.

sábado, 4 de mayo de 2019

Días de gata


Alguien robó el espejo.
Creyó que la belleza
no era sólo un reflejo. 
Creyó que la belleza estaba dentro,
que no era un juego fatuo
de la luz en tus labios.

Una gata con ojos de zafiro,
flor de loto encendida,
incienso y algodón.
Un tejo imaginario que despierta,
la llama, una caricia... 
"¿Estás cómodo?" - dices.
¿Es incómodo acaso el paraíso
cuando todo florece a medianoche? 

Soy el pavo real enardecido
que le robó a la lluvia el arco iris.
Soy el torpe relámpago que breve
ilumina tu rostro en las tinieblas
y lo torna más blanco que la sangre
de mil amapolas blancas.
No, adormideras no... ¡Amapolas!
Blancas como tus manos en mi pelo,
blancas como la luna cuando sueña.

Valeriana y orujo... 
Si despierto a tu lado
es porque no he dormido, 
porque para soñar
he de seguir despierto. 
Si tus ojos me besan
con la luz de la aurora 
no me pidas que deje de mirarte 
desde mi oscura noche de deseo. 

Déjame que me pierda entre tus muslos
y que jamás encuentre la salida
de este maravilloso laberinto. 
¡Fuera hace tanto frío!

Me voy, me voy a nado.
Nadando a través de tu cuerpo celeste,
besando cada órbita que giras
en torno a estrellas vivas, 
derviche circumpolar,
surcando el aire que respiras
sin dejar más estela que tus lágrimas.
Néctar divino, agua salada. 

¿Por qué lloras?
No sé. No sé. No sé.
¿Por qué no llueve? 

Al partir de tu abrazos
el cielo azul
sin nubes
me parece lo más vacío
que nadie ha visto nunca.

miércoles, 1 de mayo de 2019

En el Cielo (Heaven)



Ensordecido por el vuelo de las libélulas
viajo a caballo del viento,
mi espíritu de ave reflejado en las aguas,
mis alas recortadas en el crepúsculo.

He amado y ahora vuelo
por encima del sueño y de las olas,
contra el tiempo,
siempre contra el tiempo,
contra el maldito tiempo.

Porque yo quería dormir en sus brazos de acacia
y mecerme en su cuerpo de alabastro,
buscar mi libertad a los pies de su cama
y beber de su pubis el licor de la vida
hasta la última gota de deseo.

Agotado mi ser en mareas cristalinas,
disuelto como la sal en los ojos de los peces,
sangrando como un río de memoria
que nunca mana y siempre desemboca.

He amado y he sentido
estrellas en mi piel
más allá del espacio,
porque no había espacio
entre nuestras lenguas
que hablaban del silencio
muy despacio.

Pero yo quería ser parte de su voz,
quería ser rocío en su cuello de musgo,
caballito de mar besando sus hoyuelos,
quería entrar en ella como en un santuario:
con el corazón desnudo, abierto, ofrecido,
irradiando a sus ojos cataratas de cielo.