jueves, 29 de abril de 2021

Frágil, acaso

 

Elefante de cristal
con cintura de avispa.
Frágil
el equilibrio
entre el día y la luna.
Sólida
la mirada
que nos mantiene en vilo
suspendidos en la atmósfera,
aerosolizados en un beso
pasado,
ajenos a la marea
presente,
tendidos sobre el vacío
futuro.

Montaña. Pájaro.
¿Quién vuela sobre quién?
Alma. Palabra.
¿Música?
Cada ausencia que arrojas
al pozo de mi vida
es el fin de los tiempos
inmaterializándose.

Eres bella.
Verdad.
Eres luz
y floreces
cómo una estrella viva.
El cielo es un jardín
bajo mis párpados
y el agua late o fluye
por los cauces del alma.
Hablan de sol mis labios
sin pronunciar palabra
desde mi oscura noche
ante el sublime estímulo
de tu piel recordada.

Hablan de luz y olvido,
de renacer desnudo
bajo los rayos nítidos
del astro de tus manos.
Sin pronunciar palabra
lo inmortalizan todo,
como una mirada-espejo
al corazón del océano.

viernes, 23 de abril de 2021

Ciclogénesis

 

Estrellas en los labios,
la desnudez de un cielo
coronado de luna,
beso que rompe en piel
de acantilados.


Volver a amar
con alas de silencio,
surcar en un barco de papel
los páramos de la vida
a merced de tormentas
casi inesperadas.
Desatar en las lenguas
gemidos cómo pájaros
en mi jardín nocturno,
fuente y raíz
de todo lo que fluye 

o permanece.

Nuestro es el alba
si todo lo que late
se encuentra en nuestro abrazo,
si nos sorprende el sol en plena noche,
aurora de las pieles,
si la luna en tus manos
se viste de jazmín en pleno día.
No hay vuelta atrás.
No hay rastro de la herida.


La memoria desemboca
en sus propios manantiales
como un río en reverso
que ha perdido la sal,
sabor a lágrima,
para saciar la sed de Madre Tierra
con agua dulce, fresca,
cristalina.


Me anega ese rumor de los torrentes
que me llega de ti desde los bosques
y fluye por mis sienes despertando
la esencia de la vida o el deseo.
El alma intacta se vierte
en un cáliz de la luz crepuscular,
el firmamento abierto, y yo
bebo del néctar delicioso
que surge por hechizo de Isis
entre los pétalos de tu vientre.

Vuelvo a sentir tan alta la marea o la música
que se anegan mis templos,
corales
en tu océano.

sábado, 17 de abril de 2021

Hacia el silencio nombre a nombre

 

¿Qué estrella se revela en pleno día?
¿Qué mariposa anida en mis jardines?
¿Qué océanos laten en mi pecho?
Siente, respira, calla, siente...
Respira, siente, respira...
Calla.

Calla.

Calla...
Las guitarras traen al mar
rumor de sueño.
El templo esconde acaso
en su sancta sanctorum
el reverso del mito:
Perséfone en el acantilado
y Andrómeda en el infierno.
Circe embarcada, las sirenas mudas.
El sabio Salomón
desnudo al alba en sus jardines,
sin oro y sin rubíes,
borracho de luna.
Europa sentada en el lomo un tigre
escoltada por ángeles bacantes.
Barrabás en la cruz.
Buda en el banquete de Platón
enamorado de Fedro.
Judas en el regazo de una virgen
que los titanes llaman Atenea
y los jinetes del apocalipsis
desde el Valhalla
llaman niña Minerva,
los gnósticos Sofía en las estrellas,
los chamanes Lucía en el cielo con diamantes,
los amantes en éxtasis Afrodita,
los jardineros Iris,
los iniciados Isis,
los soñadores Astarté,
los astrólogos Venus,
los navegantes estrella polar,
los niños Madre,
los músicos Armonía,
los romeros peregrinos María,
los viajeros del tiempo
que recorren descalzos
letra a letra, párrafo a párrafo,
la ruta de la seda y las especias
hacia el Mediterráneo
en pergaminos y papiros mágicos
cegados por el faro milenario
que ilumina de azul celeste el orbe,
Alejandra.

En mis noches de estrellas temblorosas
prende en el corazón la rosa blanca
disfrazada de luna y de misterio,
ajena a las mareas de la sangre.
Soy capitán de naves celestiales
que navegan la piel con astrolabio.
Sueña. Despierta. Sueña.
Anillo de plata... ¿Dónde está
tu gema engarzada?
Abre los ojos.
Abre los labios.
Calla.

martes, 13 de abril de 2021

Soneto 116

No ama quien no es libre para amar.

No vive quien sus alas no despliega,
quien no suelta las velas y navega
abriendo el pecho sobre el ancho mar.

No es el silencio un lienzo para hablar
si a una caricia la palabra entrega
el tiempo y el espacio... Al alma ciega
el lucero que anuncia el despertar. 

Es amor la amapola pasajera
y la estrella fugaz que la ilumina,
pero solo su estela es verdadera.

No es un paso el deseo si camina
ni es una rosa blanca primavera.
¡Solo lo que es eterno se culmina!

domingo, 4 de abril de 2021

A veces mi alma


 



A veces mi alma nómada
trae arena del desierto
y la esconde en mis ojos.
A veces lloro barro.
Si yo fuera alfarero
haría una vasija con mis lágrimas
para guardar la esencia
de mis horas contigo.

A veces mi alma marinera
encalla en las salinas
y el corazón se entierra vivo
en la costra de sal.
A veces las escamas
de sirenas bellísimas
afiladas por dentro
como uñas de tigresa
se clavan en mi piel
seca y sedienta.
Si fuera un pescador
bebería de las manos
de tus narvales, musa,
pura agua salada.
Canciones
o cantatas.

Zarpa mi caravana
por dunas o por olas,
brisa, simún o céfiro,
pescador o alfarero,
hacia reinos de Oriente.
La ruta de la seda
o la piel que subyace
y acaso late, espera.

Zarpa en rumbo obstinado,
mi nave enarbolada
sin ancla, a la deriva,
títere de los vientos,
ajena a los oasis
y a las islas calladas,
mensajes en botellas
varadas en la arena.
Avanza en armonía
recorriendo los trastes
de guitarras heridas,
acordes silenciosos
mientras la sangre aguante
todo el peso del alma
y las ballenas sigan
cantando a las estrellas.

A veces mi alma errante
viaja hacia el pasado
por paisajes de sábanas
y mañanas perfectas...
La niebla en la bahía
y el sol en un jardín
de filadelfas
mientras Corto Maltés
fumando halos de luna
pasea por Venecia.

Si fuera un ave libre,
musa de luz, esfinge,
anidaría en tu pecho
y desde allí, arropado
por ese olor a beso
soñaría que vuelo
sobre océanos vivos,
tundras, ríos, desiertos,
los valles del Parnaso
floreciendo.

Si fuera un soñador...
Amar. Lo llevo dentro.
Espejismos. Recuerdos.
Desde el nido de Ícaro
sueño... ¡Sueño que vuelo!