martes, 31 de agosto de 2021

Incendio (soneto)


¡Despierta, piel! Un vuelo de jilguero
anuncia fuego en el vergel sagrado.
Huye descalza al templo dedicado
a Venus al final de mi sendero.

No es el rumor del mar lo que hoy espero
en la paz de tus labios amarrado.

Espero a que mi espíritu incendiado
ascienda al amplio azul como un lucero.

Quiero el rumor callado de la fuente,

lienzo sonoro en el que se desliza
la estela de los peces en mi mente.

Quiero la brisa ahogada que ya atiza
sobre tu seno el ascua incandescente
despertando mis sueños de ceniza. 


 

jueves, 12 de agosto de 2021

Norte


 

En vano
se abrían las velas
en un océano de calima
privado de vientos y corrientes
hasta que tus manos
cuajadas de pétalos
derramaron la aurora
en cataratas
sobre mi cuerpo tumbado
en el lecho del mundo.

Aire.
Dormir sobre el aire
abrazado a la estela
de los pájaros del alba,
ahogadas ya las aves nocturnas,
soñando con caballos
blancos,
solamente soñando.

Despertar
para encontrar la mañana
en el valle de tus senos.
No cabe más belleza
en ese silencio
que la gran belleza.
Sólo tu voz desnuda
podría romper el hechizo.

Lágrimas.
Una a una
van llenando la ría.
Marea alta.
Lágrimas de gozo en una orilla.
Lágrimas de dolor en la otra.
Yo, barquero cruzando
en la nave de tu piel
con erizos de mar en los ojos
y el corazón como ancla.
Ahora estás.
Ahora no estás.
Marea baja.

Los cielos se cierran
sobre la faz del azul.
El mar de luz se torna
del color de mi iris
y las olas escupen
los peces del deseo
a las nubes hambrientas.
Chocan las olas muertas
en mi frente de sílex
mientras el cénit clava
sus agujas fugaces
en el pálido casco de mi esquife.

Viento libre del Sur,
si no sobrevivo a la tormenta
entiérrame en sal marina
y si sobrevivo acaso
sepúltame en tus brazos,
en el nicho latente de tu seno,
renáceme en la flor de tus palabras
cuando hablas solitaria y muda
con tu mirada en ese filo
donde el mar se reencuentra con la noche.