miércoles, 23 de abril de 2008

ECO Nº10 (Mayo 1993)

Lago a lago la tierra es un reflejo,
un esplandor medido tiernamente
por el ojo infinito de la luna.

Las manos de la muerte son frías,
serpiente amarga, cáliz de veneno
ofrecido en silencio -pluma aspirada-
desde lo más profundo de mi ocaso.

Losa a losa la calle y la luna
son labios a caballo entre dos bocas.
Una oscura.
Otra irisada de luz, color de almas.

Las manos de la muerte son efímeras.
Un esfuerzo supremo bastaría
para borrar tu nombre
de entre sus dedos de eternidad creciente.

Luna a luna los ojos se abrirán al mediodía.
Tu beso en el aire será mi sepultura.
Astro.
Pléyade.
Juego.
Sólo temo a las manos de tu muerte.

Allá donde no estés
te necesito.

miércoles, 16 de abril de 2008

UN MAR TODO

No somos extraños corazones de ópalo,
vacíos pendientes de una muerte hecha instante.
No somos suaves cadáveres de humo
pendientes de la brisa de invierno en los cristales.
No somos noche, ni plata, ni beso...
Somos un mar todo... ¡Mucho más que eso!

Creamos en nuestra distancia descalza
destinos que otras mentes destruyen.
Un segundo en tus manos
se viste de eternidad y espuma.
Una lágrima a mis pies es un océano
que silencioso escurre de tu memoria.

No somos cuerdas tendidas sobre un porvenir de aristas,
ciudad irrespirable bajo un sol que los niños no conocen.
No somos cuerpos frágiles teñidos ya de ocre,
belleza incorrupta sin pecho ni vida.
No, no somos piedra, ni fuente, ni fuego...
Somos un mar todo... ¡Mucho más que eso!

Vibramos hasta una playa de música.
¡Ah, la luna es enorme!
Luz, luz, luz:
Me siento puro como lo azul,
vivo como la creación misma.
Tú eres mi génesis.
Yo soy tu encuentro con lo no humano.
Respira todo el cielo de una vez,
pero deja ahí colgada el alma de las estrellas.
¡Somos plenitud!

No somos breves imágenes de amor
clavadas en la frente de un recuerdo que duele.
No somos ansia ni agonía en libertad
ni muro destruido por manos inocentes.
No somos palabra, verdad o silencio.
Somos un mar todo: ¡Mucho más que eso!

¿Qué siento? 1986

No es amor, pero asedia los corazones vivos.

No es tiempo pero cubre los rincones de ébano
con el polvo del polen de los pétalos pálidos
de las flores de nácar que la aurora respira.

No es placer pero fluye por mi cuerpo sensible
con el húmedo tacto de lenguas siempre libres.

No es cielo, pero vela mis instantes de azul
y los breves momentos se despliegan eternos.

No es nada, pero llena mi todo de conceptos
y de vagas ideas
surgen los sentimientos.

LO INMENSO

No sé de qué tersura el cielo azul se cubre,
imagen infinita de islas delirantes.
¿No es la luz un juguete de las nubes errantes?

Mira. Tómalo. Escapa.
Se burla de tus manos.

No es infinito. No.
Pero ocupa lo inmenso
y buscando su esencia nos perdemos y en vano
ahogamos en su seno anhelos y recuerdos.