domingo, 28 de julio de 2019

El cuervo


Así sangra la tierra
cuando le arrancan el precioso fruto
de su entraña de madre
con cuchillas de acero.

Así duele la herida
que dejaron los gritos
de dolor en el aire
rompiendo el vuelo de los pájaros.

Así sabe la muerte,
a beso que no llega,
a caricia negada,
a anticipo de olvido.

Así se rompe el alma,
como un delfín varado
en alambre de espino,
como un colibrí errante
que se tragó la noche.

Espíritus del bosque,
desenredad mis nidos,
dedme alas para huir,
para esconder mi culpa
y mi vergüenza.

Espíritus del agua,.
sed testigos de cómo
se hielan los océanos,
de cómo mis abrazos
se han quedado desiertos
esta noche.

No temo a la soledad,
no la temo.
La soledad me arropa y me consuela.
Temo a la serpiente de dos cabezas
de tu ausencia.

Así se retuerce la punta del arpón
en el corazón de esta vieja ballena
que ya jamás veremos.
Así es el dolor ciego
que pinta mis estrellas
con un brillo de lágrima.

Espíritus del fuego...
Convertid ya mi nombre en ceniza
porque mi flor de nácar,
reflejada en el espejo de mis ojos,
se ha tornado miseria y podredumbre.

Me pregunto, Sibila...
¿Cuando el amor se muere
se mueren los amantes?


martes, 23 de julio de 2019

Contra las palabras


Palabras.
¡Cuánto poder tienen las palabras!
Susurradas como última esperanza,
suplicadas entre el jadeo o llanto,
lanzadas al corazón como promesas.

Palabras... Afiladas rasgando el silencio
o ausentes cuando el silencio duele.
Ni abiertas en autopsia revelan su misterio...
Son solo letras.

Palabras perdidas,
no escuchadas, nunca escritas, 
pronunciadas a destiempo,
envenenadas de malentendidos.

Palabras malditas, crueles,
como "abandono" o "nunca más"...
Palabras negadas
a quien no supo escucharlas a tiempo.
Palabras sin segunda oportunidad.

Palabras escritas para unir almas lejanas,
palabras que callan cuando el cuerpo habla,
palabras como "amor' que nunca se pronuncian
porque en un mundo hueco
generan tanto eco
que ensordecen.

Palabras.
No son música
pero tampoco ruido.
Es todo lo que tenemos para entendernos...
¿Todo?... Si olvidamos los gestos,
las miradas, sonrisas,
las caricias furtivas,
las dulces madrugadas...

Compartamos silencios.
No permitamos que un alfabeto gris
ponga nombre jamás
a nuestros sentimientos.

sábado, 20 de julio de 2019

Piel de océano


Hay en tu piel un tacto de sirena, 
un rocío salado, una brisa tan libre...
Hay en tu corazón si me acerco a tu pecho
un rumor de olas nítido y sereno.
Si las algas tuvieran pétalos
o aroma de jazmines y azucenas
creería que vienes de la Atlántida
donde la gravedad jamás impera,
donde todos los sueños de desnudan
para enredar el tiempo en los corales
y todo ocurre dentro de una lágrima
de una lágrima inmensa que no importa
si nació de alegría o de tristeza
porque es bella como el ojo que la llora,
esta Madre Tierra
que juega con la luna al escondite.

Hay en tus lagrimales valles vírgenes
donde los bosques guardan sus secretos,
manantiales de luz y de frescura.
Penetrar en tu mirada esquiva
es profanar la selva tan profunda,
sucumbir con el alma a su llamada,
entrar en una senda sin retorno
donde el deseo es aire y se respira,
donde la paz es sólo una caricia.

miércoles, 17 de julio de 2019

Último paso


Es en el último paso
antes del precipicio
cuando el alma de halcón
respira hondo
y la mirada cae en el vacío
antes de que los cuerpos se desplomen.

No importa apenas el camino andado,
las sendas polvorientas y las zarzas
donde quedaron todos los recuerdos,
jirones desprendidos del olvido,
porque mirar atrás es imposible
ante la vastedad de acantilado
al que el último paso nos aboca.

No importa si la noche ha sido oscura,
si el día trajo aroma de tormenta,
si las nubes de sal cristalizaron,
si el sol reinó en un cielo de amatista,
porque el atardecer lo anega todo
con sus nubes de sangre y sus gaviotas.

Es el último paso
de este largo viaje
ante el vacío que lo abarca todo,
cuando nada ya importa
y la respiración se detiene (silencio)
para que el corazón no ceda al vértigo.

Es en este momento en que el espíritu
abandona en un vuelo su crisálida
y vuela con sus alas transparentes
hacia una libertad impredecible
dejando atrás una carcasa inerte
clavada al mismo borde de ese abismo
que acaso no será más que un reflejo
del cielo que acaricia mi mirada
.
Es en el último paso
antes del precipicio
cuando estallan callados
todos nuestros relojes.

sábado, 13 de julio de 2019

La mala suerte del cisne negro


¿No es la tristeza como un cisne ahogado
en un lago de azogue o de mercurio?

¿Por qué tú, cisne negro, con tu mirada viva,
buscas en ese espejo tus fantasmas,
tú que vistes pureza en el plumaje,
ese brillo de perla de azabache,
esa sonrisa que abre las mareas? 

No es la sombra azulada lo que buscas.
No es la ausencia de luz ni el humo gris
que asciende al apagarse nuestras velas. 

No son los cisnes blancos los que sueñan
con el pálido beso de la luna
ni con el suave tacto de la seda. 

¿Buscas la luz eterna y aún te escondes
de la estrella que anida hoy en tus ojos?
¿Me niegas el sendero luminoso
que conduce a la paz de nuestras almas
hablándome de máscaras de muerte?
No son los cisnes blancos ni los ibis
quienes anidan en Avalon o el Nilo.

Es el momento único y divino
que es tu efímera vida
lo que debes amar
sobrevolándote.

viernes, 12 de julio de 2019

Madison, Wisconsin


El lago, verdín y plata,
veleros silenciosos
surcando el ruido oscuro
del batir de alas de los ánades.

En los embarcaderos
los pasos de gaviota
sondean la profundidad de los besos
que quedaron varados en el labio.

A la orilla del sueño,
el amante desnuda el horizonte,
sus ojos como dos golpes de cielo
hundidos en la cara
en busca de caricias luminosas.

Solo la brisa ciega le responde.

Se apaga el sol, se hunde en la noche herido
ante una medialuna que domina
la paz de los reflejos en el agua.
Al rozar la arboleda de la orilla
el astro rey es una herida púrpura
en la piel de violeta del crepúsculo. 

El murmullo de voces me confunde.
Me hace creer que el agua fluye,
que la clepsidra aún no se ha detenido.

Cierro los párpados a esta luz dormida
busco tu mano abierta en el vacío,
la imagino cerrándose en la mía.

Va callando el murmullo.

A veces, dicen, llegan a verse
auroras boreales.

lunes, 8 de julio de 2019

Amanecer íntimo

Despierta, Norea, hija de Eva.
Despierta, Nerea, hija del Océano.
La luz virgen que ya respiras,
apagando estrellas o pupilas
quiere inundarte el alma desde dentro.
El aire que te envuelve en su caricia
bebiendo piel de nácar en tus senos
quiere sentir el cálido rocío
que exuda tembloroso de tus pétalos.
El rumor de marea en la distancia,
la nieve en las montañas de la luna...
¡Todo este universo diminuto
quiere beber el ángel de tus ojos!

Despierta, Zoe, hija de Sofía.
Despierta, Afrodita, nacida de las olas.
Tu amante volverá al séptimo cielo
cabalgando la estela de un cometa,
te arrancará la soledad oscura
antes de que enraíce en la memoria,
germinará en tu rostro delicado
la semilla soñada de sus besos.
Volverán las bandadas de pelícanos
a surcar tus sueños a ras de ola
con alas de un silencio siempre mágico,
esa paz dulcemente compartida.
Todo este instante inmenso que es ahora
busca la eternidad entre tus brazos.

Despierta, Eos, hija de la Noche.
Despierta, Diana, en tu Bosque sagrado.
El templo abre sus puertas siempre al alba
para que el primer rayo de un sol vivo
penetre hasta el profundo gineceo
donde la diosa oculta su misterio,
mágica unión divina que florece,
que fertiliza el alma y le da vida,
que convierte los dogmas en mentiras
y los sueños de amor en realidades.
No dejes que la niebla o la tormenta
te impida amanecer como una diosa,
amada por el astro que te adora,
que te hace brillar, Luna, y no te eclipsa.

Canción de Arlene


Cuando te miro
el punto divino de mi alma
está en mis ojos.

Cuando sonríes
el punto divino de mi alma
está en tus labios.

Cuando te acaricio
el punto divino de mi alma
está en las yemas de mis dedos.

Cuando te estremeces
el punto divino de mi alma
está en tu piel.

Cuando te beso
el punto divino de mi alma
está en nuestros labios.

Cuando te abrazo
el punto divino de mi alma
está en el cielo.

Cuando me alejo de ti
el punto divino de mi alma
se desvanece o se disgrega.

Sigue dentro de mí.

Haz que el punto divino de mi alma
me permita aceptarme a mí mismo
completamente.

viernes, 5 de julio de 2019

La esencia del silencio


No entiende el mar la esencia del silencio,
envuelto siempre en ese terciopelo de rumor de olas. 

Si te acercas una caracola al oído
te dirá en la distancia mi deseo:
que el aire que respiro porque amo
salga del laberinto que lo encierra.

No entiende el corazón la esencia del silencio
absorto en sus latidos o mareas.

No entiendo que tu piel no se despierte
siempre junto a la mía, húmeda y trémula,
igual que el cielo abraza el horizonte
mientras la luz del alba se hace labio
para beber las perlas del rocío.

No entiendo estas calles oscuras y pesadas
plagadas de mendigos y de sombras
por las que la vida me pasea
sin el trotar huidizo de los ciervos,
sin tu mano en la mía como un círculo
creado por la propia madre tierra.

No entiendo amanecer si tu sonrisa
se oculta entre las nieblas de la ausencia,
si tus dedos no cierran la distancia
que separa mi sueño de tu orilla,
si no escucho los pájaros del alma
cantar entre las flores de tus dedos.

No sé desayunar sin tu sabor.
No sé buscar estrellas sin tu Norte.
No sé fumar minutos que se roban
al ruido ajeno, a la cruel rutina.
No sé vivir si no es en soledad...
En esa soledad que compartimos
pura belleza.

No entiende el cielo la esencia de los sueños
pero entre nube y nube, en el silencio... 
¡Dios! ! Cómo los refleja! 

Reencarnación


Si morir fuera solo la resaca
tras el batir de la ola de mi vida
habría muerto anoche en tu silencio.

Pero morir no es dar solo a la Tierra
este cuerpo podrido de deseos.
Morir también es un delfín cautivo.

Hay quien se reencarna en colibríes
y vuela entre las flores de tu olvido.
Yo simplemente muero cuando espero.

Muero si el corazón lanza latidos
a un vacío infinito sin caricias,
sin labios que lo acojan en su seno.

Muero en cada minuto sin sonrisa,
en cada agua salada que no bebo,
perlas que nacen de un amor negado.

Si morir fuera solo haber vivido
y no soñar la piel que ya está ausente
habría muerto ya junto a tu océano.

Pero morir es culpa y añoranza,
es un grito que duele al pronunciar
tu nombre al Cielo y no tener respuesta.

Hay quien se reencarna en prostituta
que lame las heridas del Mesías
y saborea así la vida eterna.

Yo no creo en más vida que la que amo
y esta reencarnación es ya la última.
No me dejes morir... Dame tu luz, estrella. 
No renuncies jamás a brillar libre. 
Dame esa luz divina, ese destello,
esa sonrisa dulce, vida... ¡Vida! 



jueves, 4 de julio de 2019

Del color del océano


Del color del océano son todos mis recuerdos.
Turquesa, ojos de gato, arena de color blanco sultán. Piel desnuda reflejada en la espuma de las olas. Treinta noches sin apenas luna. Un frío gris que penetra los pétalos de enormes azucenas, filadelfas y rosas. Orquídeas que marchitan como heridas de olvido, telarañas trazadas sobre el vacío del tiempo. Trenes lejanos que se llevan recuerdos a través de la noche imitando sirenas de los barcos que zarpan o que atracan con cargamentos de sueño. Escaleras de humo que suben a la muerte peldaño a peldaño ante la mirada curiosa de las ciervas gráciles, huidizas, eternos espíritus del bosque. Luces tímidas acurrucadas, como un punto divino, una vela o el ascua del incienso, abrazadas en la sombra, agotadas de amarse hasta extinguirse.
Del color del océano es tu reflejo en mi vida, regreso de Perséfone, maestra de las luces, travesía sensual en busca de ballenas invisibles y sabores a través de las algas o árboles milenarios, amarrado a tus brazos como a un puerto seguro, ajeno al maremoto que anuncian los puentes colgantes, volando sobre las olas sin apenas rozarlas con alas de pelícano, ajeno al peso enorme de mis anclas, cuidando que el viento que brota de mis labios no se lleve las flores de tus senos ni tus frágiles alas de monarca.
Del color del océano, mi alma plena o herida por tu luz deslumbrante, estrella polar, oh, Démeter. Nunca vi amanecer con los ojos abiertos... Siempre a través del hilo de tus labios respirando y del canto primero de las aves. Siempre a través del tañido lánguido de las campanas que mece el viento afinadas en armonía con la energía de la Gran Madre Tierra rotando en sentido inverso.
Del color del océano, azul, azul marino, verde, negro en la noche, es el tiempo que me queda esperando que rompa en mi pecho lo próxima, tal vez la última ola, en medio de esta belleza indescriptible.