jueves, 28 de febrero de 2019

¿Ausente?


Cuando el mar me devuelve
las amapolas
que he soñado en la orilla
de mi deseo,
cierro mis ojos húmedos
y escribo en tu sonrisa
siete palabras:

Libre.
Cometa.
Siempre.
Magia.
Presente.
Amae.
Vida.

Si tus olas desnudas
o sus pétalos,
amapolas azules,
mares rojos,
escuchan escondidos
en la cara celeste de la luna
los ecos de mi voz,
mándame una señal...
Aquel beso,
ese abrazo,
esta caricia.

¿Equilibrio?
Nostalgia.

miércoles, 27 de febrero de 2019

Tan serena


Te amo en pleno vuelo, mariposa.
Desde mi cielo de tormenta eléctrica
mi alma de papel guarda las chispas
que avivan el deseo incandescente. 

Tú me amas tan serena, luz de luna,
tus pies pisando el suelo, tan descalzos,
firmes, andando pasos de gigante
por esta cuerda floja de la vida,
mis manos como red (o mi conciencia),
como un río que pasa generoso
bajo todos mis puentes,
como un astro de piel, Venus errante,
que cruza el firmamento de mi pecho. 

¿No sientes la distancia como un trueno
que imita tus latidos con mis ecos? 

¿No sientes en el alma que la ausencia
de los besos perdidos se resiente? 

¿No sientes que una noche sin tus brazos
no se viste de estrellas ni de invierno? 

El río desemboca en las mareas
y tus pies se dirigen hacia el cielo
donde te espero abierto como un libro
por páginas que nunca están en blanco
pero tampoco...
¡Ah, tesoro de mis días de belleza!
Salvo por nuestros nombres en la arena
tampoco están escritas.

martes, 26 de febrero de 2019

Hacia la luz


Espíritu de luz
que ignora los espejos,
que ilumina las sombras desde dentro
y atraviesa la noche silenciosa
como un dardo vital hacia la aurora.

Guía mi alma de nieve a la montaña.
Llévatela
por las veredas del aire
como una hoja que olvidó el otoño,
como el aleteo de una mariposa.

A veces hueles a tabaco y lágrimas,
tabaco agrio, lágrimas saladas,
se atenúa tu luz, estrella blanca
a miles de años luz de toda magia.

A veces se desnuda el horizonte
como si la mirada lo perdiese
por buscar más allá de la belleza
de ese instante que juega con las horas.

A veces se me hiela en la garganta
una palabra que el corazón dicta
por miedo a que la voz que la pronuncia
adultere su esencia sobrehumana.

A veces te resbalas de mis manos,
carámbano de aliento de nostalgia,
te alejas como un último suspiro
en la brisa callada de la tarde.

A veces oscureces bajo el mar
como una orca fugaz bajo las aguas,
y yo espero en la orilla a que reemerjas
confundiendo las olas con las lágrimas.

Luz viva, íntima, desnuda,
llama de amor que el llanto nunca apaga,
ilumina el umbral a mis caricias
que llaman a la puerta de tu pecho,
de tu flor-labio, nácares y pétalos.

Cógeme de la mano y salta al cielo
a recorrer jardines en la luna
sin mirar hacia atrás, hacia el desierto
donde quedó enterrado todo tiempo
que no sea el presente inabarcable.

Espíritu de luz, 
guía mis noches...
Sonríe, hazme soñar, dame un cometa
cuya luz nos reviente los sentidos
en un nirvana-orgasmo-plenilunio
sin principio ni fin,
definitivo.


domingo, 24 de febrero de 2019

Bipolar


Sombra. Sombra. Sombra.
¿Y mi rayo de luna?
¿Y las estrellas?

Silencio. Silencio...
¿Y el rumor de las olas,
la fuente de tu risa en mis jardines?

Anoche vi una sombra y su silencio.
Mis ojos anegados en lágrimas de lodo,
mis oídos sordos al milagro de tu voz
sintieron la caricia
del ángel de la muerte
susurrando
mi nombre de traidor y de proscrito,
gritando
mi condena, tan justa para el jurado popular,
oh, bilis, culpa, trama de tragedia,
tan injusta para el alma enamorada,
oh, belleza.

Si me amaras, estrella,
nunca tendrías miedo
a caerte del cielo...
Mis miradas furtivas, sus colores
robadas a mil y una noches
son todas para ti.

Luz. Luz. Luz.
Tu sonrisa
de amanecer perfecto
desnuda de los velos tan oscuros
de los remordimientos.

Música. Música
que parece jugar al escondite
con la distancia, con el viento,
con los latidos y las tormentas.

Hoy he soñado, sí, con luz y música...
Y mis ojos han visto firmamentos dorados
cúpulas de tesoros, estrellas como gemas.
Y mis sentidos beben los colores
de un atardecer reflejado
en tu piel de marfiles o de seda
que me trae el abrazo
del diablo de la vida
anunciando
mi absolución
y puesta en libertad.

Cuando me amas, sirena,
nunca pierdes la voz:
siempre cantas verdades
como templos.

viernes, 22 de febrero de 2019

Sobre el dolor


Duele y no duele
quererte y no tenerte,
estrella tan fugaz,
sonrisa-meteoro,
mar donde los delfines tienen alas,
cielo donde las aves beben luz,
tierra donde las flores enraízan. 
Duele y no duele.

Duele porque tu ausencia es asfixiante
y mis brazos vacíos se desploman.
Duele porque te veo sin mirarte
en los espejos cóncavos del alma.
Duele porque mis ojos sin tus ojos
son como hojas de sauce sin sus ramas
a merced de los vientos del olvido...
¡Cierro los párpados para que no escape
la memoria de luz de tu mirada!
Duele, maestra, porque tus palabras
son en mi mente brújula, horizonte,
y tus gestos furtivos, tus sorpresas,
una estrella polar que reina siempre
sobre brumas o dudas o tormentas.
Duele porque mis alas pertenecen
a una mañana triste en la que el viento
no deja que eclosionen mariposas.
Duele porque encerrado en mi crisálida
te siento volar libre en los jardines
mientras los juncos clavan sus raíces
en el torrente vivo de mis lágrimas.
Duele porque el deseo se coagula
en las venas azules de mis noches
mientras la luna mengua y me recuerda
que hay un almendro en flor en tu ventana.
Duele porque tu tiempo no es mi tiempo.
Duele porque tu casa no es mi casa.
Duele porque amanece sin tu cuerpo
haciéndole el amor a la mañana.

No duele porque acaso, estrella viva,
¿algo puede doler si está vacío?
¿Dónde clavas, nostalgia, tus agujas
si el corazón ha huído de mi pecho?
¿Dónde, deseo, prendes tus incendios
en este paraíso de cenizas?
No duele porque hay noches que no mueren,
que dejan sus jazmines para siempre
en el éter que envuelve las esferas.
No duele porque sé que tu piel late,
que siempre sale a flote tras la lluvia
como una bocanada de arco iris.
No duele porque sé cómo me amas:
como una gata dueña de su sombra,
como un pez luna ajeno a las mareas,
como ese pájaro en un acantilado
que no conoce el vértigo ni sabe
si el cielo tiene límites apenas,
o si el mar es un cielo reflejado.
No duele porque he estado entre tus brazos
y hemos parado el tiempo para siempre
en un reloj de arena imaginario
que yace horizontal en nuestro templo.
No duele porque el tacto de lo eterno
perdura en el espacio y llena todo...
Cuanto más grande sea la distancia
que separa tu cuerpo de mis manos,
que separa tu alma de mis sueños,
más plena de este amor en expansión
quedará la matriz del universo.
No duele porque tu labio es perfecto.
No duele porque no duele lo bello.
No duele porque amar no tiene aristas.
No duele porque lees estos versos.

jueves, 21 de febrero de 2019

La noche entera (amar, vivir, amar)


Esperar a la luz cuando atardece
sentado en el silencio de un espejo
mientras cientos de almas susurrando
empañan de miradas los cristales.

Pasear por las calles la sonrisa
enredando tu voz en los balcones
o en las ramas sedientas de los trinos
que los pájaros pintan en la tarde.

Aspirar el olor de los estanques
que carecen de lotos o reflejos
en un parque de invierno donde nunca
sale la luna llena entre las sombras.

Seguir con la mirada muy despacio
las aves migratorias que rubrican
con trazos de sutil caligrafía
su silueta lejana y temblorosa.

Navegar ya de noche hacia el ocaso
lejos del ruido sordo de los días
hacia los montes donde los fantasmas
pueblan cada rincón de la memoria.

Cenar en un café donde los sueños
se quedaron varados en las horas
y el piano acaricia con dulzura
los pechos blancos de las odaliscas.

Recorrer los caminos que anduviste
en noches que una luna no nacida
iluminó tus pasos sin saberlo,
simplemente jugando con las nubes.

Bajar al escondite luminoso
donde las flores duermen complacidas
de desnudar abiertas en tus manos
los pétalos que abrigan mis deseos.

Cumplir con manos dulces la promesa
de recorrer tu cuerpo con esencias,
de acariciar los pliegues de tu alma
con el éter fluyendo en mis sentidos.

Jugar con lenguas vivas, fuego y hielo,
a visitar las pieles más profundas
donde arden los dragones misteriosos
que abren la noche a los escalofríos.

Verter la esencia del amor entero
en el Santo Grial que me recibe
como si el universo allí escondido
engendrara secretas supernovas.

Dormir piel contra piel, labio entre labio,
respirar al unísono el silencio,
la atmósfera empapada de dulzura,
la ternura que envuelves en tus brazos.

Y despertar hambriento al mismo sueño,
a la fuente de donde surgen todas
las estrellas fugaces que iluminan,
cuando cierro los ojos, todo el cielo.

Ver despuntar la luz en tus contornos
suavemente umbonados o divinos
antes de que las aguas los adornen
con su barniz de mar cálido y limpio.

Saborear despacio la mañana
compartiendo la música y la letra
de canciones que suenan a través
del tiempo, la distancia y el espíritu.

Mezclar salado, fresco, amargo y dulce
en un vaso tan frágil que se quiebra,
tocar esos sabores que destilas
aunque queme la yema de los dedos.

Y volar finalmente a soledades
con las alas cargadas de belleza,
como una golondrina que ha bebido
de la fuente imposible de la vida.

lunes, 18 de febrero de 2019

Preludio vernal (haikus)

Almendro en flor
la yema de tus dedos.
Sueño y deseo.

Mimosa abierta,
o su aroma en tu pelo.
Cae el invierno.

Los rabilargos
sobrevuelan los besos
a ras de cielo.

La noble encina
no piensa en sus problemas...
Crece con ellos.

La luna llena
casi abarca su anillo
de luz y hielo.

Canta la tórtola
y la nieve en las cumbres
se va perdiendo.

Y los amantes
huelen a primavera.
Renacimiento.

sábado, 16 de febrero de 2019

Río que siempre fluye


Agua que fluyes cristalina
en cauces de profunda soledad,
de rocas afiladas o de cieno,
de lámparas flotantes de papel,
de barcas que huyen siempre de su estela,
de peces que remontan su destino
bajo puentes de acero contra el vértigo,
entre garzas dormidas en su vuelo,
a través de ciudades y jardines,
babilonias de sauces y molinos,
entre orillas por donde paseamos
de niños o de ancianos, o de ahogados
en reflejos de luz que nace o muere...

Llegarás a tu mar.

A ese mar que ya sueñas como un beso.

Y lo sueñas calmado,
espejo de la luna,
brotando de su seno el loto azul.

O lo deseas bravo, apasionado,
tromba de olas rompiendo
con su abrazo de vida
en tu sedienta lengua,
inundándolo todo
de silencio
o de luz.

viernes, 15 de febrero de 2019

Desembocar


Triste un danubio fluye hacia el levante
con un caudal de sombra y agonía
mientras el mar que nunca desemboca
inunda mi poniente de belleza
o luz que se hace fuego entre las olas.

Boga mi corazón contra corriente
como una nave que huye del ocaso
hacia un alba que sólo es un reflejo
de la estrella perpetua que siento
en el cénit austral de mis deseos.

Hunde sus remos torpes en el lodo
tan lejos de la orilla y del naufragio
rumbo al espacio que entre labios vivos
entrelaza el futuro y el pasado
en un presente único infinito. 

Un puente cruza el cielo y una estrella
fugaz se ahogó en el río de mis lágrimas
donde fluye la estela de la luna
y los sentidos beben mis recuerdos
con sed de olvido y páginas cerradas.

En las ramas de un roble milenario
me he sentado a esperar la primavera
y el beso de su savia dulce y tibia
derritiendo la escarcha en mi memoria
abrió el libro, sirena, por tus páginas.

jueves, 14 de febrero de 2019

Soneto Benigno


Labio que me aprisiona los latidos,
mano que abre la mía temblorosa,
suave almohada de pétalos de rosa,
ave de luz que hace en mi piel su nido.

Sexo o loto en jardines escondido,
ensoñación, estrella misteriosa,
desnudez de tus alas, mariposa,
orgasmo de los cisnes del olvido.

Despierta los sentidos a la noche,
si no puedes dormir al corazón
en tus brazos de nácares de luna.

No dejes que tu vida se derroche
entendiendo el amor con la razón...
Razones para amarme no hay ninguna.

martes, 12 de febrero de 2019

Jodido invierno ajeno

Una flor
tan bella,
lavada por el mar,
perdida en las mareas,
semienterrada en la arena.

La sonrisa más bella de la tierra,
paradoja,
lleva una herida abierta tatuada.

La sirena más libre del océano,
paradoja,
se siente en un acuario encadenada.

Con mis manos de espinas,
quiero cogerla.
Con mis labios de angustia irrespirable
acariciarla.
Con mi sexo de bestia sometida
recorrer sus distancias.

Una flor, una estrella,
que ha visto los océanos por dentro,
que ha hecho el amor con dioses y sirenas...
Y yo, pobre profeta, quiero tocarla
con mis manos de mierda,
quiero que ella sonría,
reverdezca,
que se entregue sin tregua
a mi ridículo canon de belleza. 
¡Cuando ella es la propia luz
que crea toda sombra!

¿Por qué? ¿por qué deseo,
yo que soy llama siempre solitaria,
vela que besa el viento,
beber sal de su cuerpo,
follarme su alma
hasta el apocalipsis?

No, no me culpo... No.

¿Podría yo, oh, dioses,
viendo mi flor varada,
ese espejo imposible de mi alma,
pasar de largo
andando por la playa?

Aunque fuera veneno
bebería su piel
hasta agotarla.

Si estoy enfermo de ella siendo fuego
dejadme ya morir.. 
Dadme su agua.






Imposible


Se oculta el sol en un jardín de espinas
cuando niegas tu piel a mis sentidos,
cuando el vacío cruza entre las alas
de un pájaro que vuela hasta mis labios
que en vano intentan pronunciar tu nombre
para que así en un mágico destello
aparezca tu loto entre mis brazos.

Se anega cuando dices "imposible"
el lagrimal o dique de emociones,
se desborda pues sueña que no hay nada
que un amor cristalino nunca alcance.

Se cierra la camelia de tu boca
cuando le niega un beso a mis jardines
aunque yo sé, magnolia, paraíso,
azalea de pétalos de estrella,
que es sólo libertad lo que destilan
tus yemas en eterna primavera,
tus ramas donde anida solitario
el fénix inmortal de mis deseos.

lunes, 11 de febrero de 2019

Picnic


La tarde se derrama entre los musgos
líquida como luz de primavera.
Tus ojos se desnudan o se irisan
en tonos de caoba y piel de beso.

No caben más sonrisas en el cielo
que la luna creciente en pleno día.
No cabe la distancia en ese gesto
que llama a mil caricias como hormigas.

Te invito a compartir la vía láctea,
a soñar con las noches que no cierran...
Compartir ese vientre equidistante,
epicentro de todo escalofrío.
Compartir uno a uno los secretos
que la brisa robó para nosotros.
Compartir el sabor del mar, las algas,
las estrellas soñadas, fugitivas.
Compartir esas olas que añoramos
rompiendose en la proa de tu vida
mientras navegas, libertad descalza,
por el filo del mar de mi deseo
rumbo al último rayo de la luna. 

Dame ese labio vivo que palpita,
ofrécele tu alma a los corales,
tu piel a los granados y tu pelo
enrédalo en mis dedos como encinas...
Injértame tu amor en el costado,
enraíza en mi pecho tus caricias.
Entierra el tiempo mudo en este abrazo... 
Presente.
Presiente.
Siente.
Siempre.
Simplemente
vive. 


domingo, 10 de febrero de 2019

Magia, tu luz.


Belleza, belleza, belleza.
La magia de la luz.

Como una noche en la bahía,
el silencio borrado por las olas...
Y en la quietud de un horizonte oculto por las sombras
la luz de un velero surcando el vacío
como si el mar hubiera robado una estrella.
Oh, belleza. 

(Y en un cabo, acaso en un islote
donde la tierra se rinde al abrazo del océano,
insumisa al latido de las olas,
pestañeando hasta que el sol la ahogue
la linterna de un faro).

Como una vela en memoria de las almas
oscilando aérea en las aguas del Ganges
luz que acalla el olvido, llama eterna,
incendio íntimo de fe o de añoranza...
O, si las catedrales flotaran como enormes navíos,
el fuego eterno en mármoles u ojivas,
el eco de vidrieras esmaltadas.
La magia de la luz.

Así avivas mi alma, loto encendido,
estrella misteriosa, rumbo al asombro,
desnudas los umbrales de la magia,
cometa silencioso que la oscuridad ama,
tesoro de las sombras que acarician
mi mirada sedienta de luciérnagas.
Como una flor de luna o la primera anémona
que floreció en la nieve y busca al sol
en la profunda noche
donde la luna apenas la sonríe...
Como si una estrella fugaz se hubiera detenido
al Este de mis sueños,
en el cénit de mis deseos,
en el Poniente de mi cordura,
para sincronizar mis latidos
con tus destellos. 

Luz, luz, luz...
Luz a flor de piel, sincera, 
llama de vida, pétalo fresco que ama y que no arde...
Se sublima en las sombras,
oh, belleza.

sábado, 9 de febrero de 2019

Decorazón



Hazme un jardín de té en el cielo
con tus brazos de bambú y rocío
abrazando mi mente como lago,
tornando en cristal todos los reflejos.

En un rincón del alma un arce rojo,
un ginkgo en mis otoños y en mis párpados
junto a la ventana abierta de tus ojos,
la luz del mar bañando mis estancias.

Salones íntimos donde la luz habita,
donde el pasado es piel de telaraña
y el futuro no viene de visita,
donde todo el espacio es un presente
y todas las paredes son espejos.

En el cuarto un altar para mí diosa,
con ofrendas de pétalos y estrellas,
una orquídea blanca como un lecho
enorme donde quepan diez mil noches.

Un edredón relleno de tus sueños,
una manta de auroras y caricias,
las estrellas colgadas de tus hombros,
las mareas prendidas en tu pelo.

Un incienso de sándalo y peonías,
la penumbra que invita a amar despacio,
Aromas de palacio en la cocina,
rayos de luna anclados en el patio.

No me pongas relojes, que me atrasan
las noches de la espera y me adelantan
las doce campanadas, Cenicienta.
No me pongas un techo en la mirada
que no sea el abrazo de tus sauces,
que quiero ver la luna entre sus ramas.

Allí con mi maleta de libertad abierta
quiero vivir.
¿Me abres? ¿Estás en casa?
¿O estás otra vez sola
jugando en el jardín
robando paraísos con tus ojos de niña,
escondiendo mi corazón del humo
tras la sala de autopsias,
donde los mitos vuelan mediodías,
donde nunca anochece ni amanece...?

Ahora
en tus manos vivas,
en este hogar soñado sin un límite,
mi corazón fugaz
late más fuerte.

miércoles, 6 de febrero de 2019

Buenos días, estrella


Dame tu piel, estrella, 
arroja luz a mi órbita de sombras
hazme sentir la gravedad serena
que me atrae a tus labios de cometa.

Abro los finos párpados del alma
a un huracán de brillos y colores,
alas de mariposa tan fugaces
como espejos de mar en la retina.

Despertar es un vuelo de pelícano
cuando soñar es cielo y agua y noche,
cuando el beso domina la memoria
y tu ausencia en la playa es esperanza.

Nada sacia la sed de tus caricias,
la noche no respira sin tu aliento,
se ahoga en la espera azul de tus mareas
o turquesa en la flor de tu sonrisa.

Vuelve a galopar, ninfa del agua,
en el corcel que le robaste al héroe
para hacer un regalo a los narvales,
delfines que se fingen unicornios.

Dame tu sexo abierto, isla de seda,
laberinto de pétalos eléctricos,
descarga de pasión, pulso de entrega,
pasaje sin retorno hacia lo eterno.

Entrégame tu soledad divina,
deja que en mi cristal se multiplique
limpia, celeste, cálida, infinita,
la nitidez que el humo difumina...

¡Deja que el aire limpio te desnude,
que las olas te rompan en el pecho,
que la emoción te fluya por las venas,
que la luz te traspase los sentidos,
que la vida te colme a manos llenas,
que mis brazos, estrella roja, perla,
te orienten de camino al firmamento
desde el fondo soñado del océano
en viaje de ida y vuelta...





lunes, 4 de febrero de 2019

Las Mareas del Alma



Le dijo el mar al cielo
herido de destellos:
soy todo lo azul que me haces sentir.

Le dijo el agua al fuego
con la sal en los labios:
no te olvides de amarme al apagarte.

Le dijo el sol cansado
al horizonte amable que esperaba:
dame un abrazo púrpura si muero.

Le dijo nuestra luna
a tu alma en expansión:
no vuelvas a la playa en bajamar
porque hay pecios varados en la arena
y ahora es tiempo de bosque y de caricias.

Pero tú, niña-pétalo, derramando corales
bajaste hasta la orilla descalza como el viento
a llevar a los náufragos el olor de la vida,
el mudo aliento de sirenas pálidas
que enarbola los mástiles vencidos.

Le dijo la tormenta
al silencio que escucha:
cuando avance el glaciar
esquirlas de alma helada
inundarán tus ojos,
quedará a la deriva
un iceberg de sombras
devorando titanics.

No viertas ni una lágrima
por quien juega a la ruleta rusa
con una bala de olvido. 
No derroches nostalgia
por quien herido y noble
pinta las madrugadas de rencor.
Tu ser está en las olas
regalando existencia al infinito,
flotando entre algas nori
que esconden un naufragio diminuto
en el enorme océano que es tu espíritu libre.

Le dijo mi corazón al tuyo,
aguamarina, ámbar:
ven a mí como música
a ritmo de latido.
Sístole o bajamar,
diástole o pleamar...
Una y mil veces labio busca labio.

No falta ni una gota de alma, no...
¡Qué no!
Es la fuerza brutal de las mareas...
No te desbordas, no, cuando me ahogas
en un beso de luz de supernova...
Es una bocanada de mi luna
que te empuja imparable al firmamento,
que te devuelve el vuelo que perdiste
en el jardín de lotos de mi pecho.

sábado, 2 de febrero de 2019

Alma borrada

Nadie te ha amado tanto.
Ni la luna, ni el mar.
¿Existen los milagros?
Nadie te ha amado tanto.

Me duelen tus palabras,
dardos envenenados.
Me duele la verdad.
Nadie te ha amado tanto.

Porque mi amor, creía
que era como el océano.
Profundo, incomparable...
Creía que era Dios,
más alto que los astros.

Egocéntrico, imbécil,
pequeño ser humano...
Un peregrino un día
te cogió de la mano
y tú le sonreíste,
le diste el corazón
como jugando.
El te amó, afortunado.
Él te amó y no fue en vano.
Te seguía esperando.
Nadie te ha amado tanto.

Yo no puedo volar,
mirlo enjaulado...
Mi corazón abierto, deshojado,
desea amarte y sangra...
Aunque el mundo se pare
seguirá palpitando.
Nadie te ha amado tanto.

Concédeme una vida o un minuto
de ese vacío que hoy se ha derramado.
No puedo amar como ese mirlo libre,
pero puedo soñarlo.
Desde la cruel nostalgia del deshielo
le confieso a este viento que detestas,
en el que muero por abrir mis alas:
nunca he amado tanto.



Estrella fugaz en los brazos de Perseo


Una estrella fugaz
tuve en mis manos tristes.
Me quemé los deseos. Me dejó
un cráter en la nuca que aún humea
y el corazón soñando
en las mareas muertas. 

Ella tuvo en sus labios
los orgasmos del tiempo soñado,
las palabras del tiempo perdido
y yo
tuve en mis manos
la piel más delicada,
nervaduras de ginkgo,
el cuello de una diosa
erguido hacia la luna,
una estrella de mar
roja en la frente,
lluvia en el lagrimal,
nieve en el pecho
y mi voz temblorosa
mendigando los besos
de su divina boca.

Una estrella fugaz
tuve en mis manos sucias, 
generosa su luz
lo inundó todo
y yo, ingenuo astrónomo
quise que ella brillara
para mis ojos
sabiendo que estoy ciego
y no estoy solo,
sabiendo que hay amantes
que le han abierto el alma,
sabiendo que ella, pura,
lo entrega todo
no sólo a quien la sueña
desde su cárcel
sino a quien la ama libre
como un diamante,
a quien bajó a la playa
de sus caderas
a beber de esa espuma
de libertades.

Fugaz fluyes, te envidio...
Viejo, viejo y cansado,
cansado de morirme,
de flotar en su ausencia
como un fantasma oscuro... 

Estrella luminosa,
vuela libre al olvido,
deja que llore eterno,
por lo que habré perdido,
por lo que no merezco
y apenas he tenido.
Deja que viva al fin
mi soledad infinita,
el sabor del cariño
imborrable en mis labios,
el olor de tu pelo,
la flor de tus abrazos. 
Dormiré si los celos
no me arrancan los párpados.
Despertaré vacío.
Viviré recordando.

Una estrella de mar
tuve en mis manos.
Ahora está floreciendo
en otro páramo.
El héroe asesino
joven, lozano,
trae a Medusa muerta,
ha regresado...
El monstruo es sabio, anciano, 
se retira al abismo
del dolor y la ira...
O a meditar, acaso,
en un jardín de libros
que jamás ha prestado,
un jardín submarino,
lotos y escarabajos,
secreto, oculto, mágico. 

Me voy, pero no vuelvo
ni acaso estoy llegando. 







viernes, 1 de febrero de 2019

Esperanza


La noche es tan inmensa que no conoce límites.
A años-luz de mis lágrimas se adivina una estrella
pintada en el vacío como un sueño perdido.

No deseo que al alba se anuncien despedidas
ni que tus ojos negros devoren a las sombras,
pero el bosque susurra en la brisa de invierno
canciones que la nieve no borrará jamás.

El tiempo de la espera es un pájaro herido
por el dardo afilado de un amor que no cesa.
En mis labios helados se quedó una palabra
a punto de no abrirse, como un nenúfar gris.

¿No te das cuenta, perla de azabache,
que el dolor no comparte soledades?
¿No sabes que hay un lúgano en silencio
que no ha sido aún tocado por la aurora?

Cuando tus ojos vuelvan a mirarme,
regresen del vacío de tu ausencia,
dame tu alma de niña-laberinto...
Voy a perderme en ella como un náufrago.
Voy a quemarle todos los rencores
con el fuego lunar de la esperanza.