lunes, 27 de diciembre de 2021

Muerte en Venecia



Sellada la luz,

cerrados esos ojos
soñadores, limpísimos,
roto el cielo y las alas,
los párpados y el llanto.

Sellada la luz
que iluminó mis pasos
fuera de la locura.
Góndolas de dolor
en canales de lágrima.
No hay olvido que borre
la belleza de amarnos
de los lienzos del alma.

Sellada la mirada
que recorre el dolor
sin apagarse
como un pájaro dulce
que sangra mientras canta.

Sellada toda luz
por lo que queda oculto,
por el barro que anega
un corazón varado,
por lo oscuro que habita
en las fauces del miedo.

Refleja en la laguna
tu pesar, mariposa,
sin dejar que el invierno
escarche en gris tu vuelo.
Un día con el céfiro
vendrán las golondrinas
con sus colas de horquilla
trenzadas de recuerdos
a dibujar estelas al crepúsculo.

Me he olvidado un abrazo
prendido en tu solapa.
Déjale que florezca
esculpido en tu cuerpo
o se marchite.
Déjale ser. Vivir
su inmaterial belleza,
árbol que surge esbelto
a enraizar el cielo
estrella a estrella
como la araña de oro
de un enorme astrolabio.

Sellados los labios
que no dicen "te quiero"
porque el silencio grita
como el mar en la noche,
como lenguas de fuego azul
en el hogar del pecho
donde un corazón-fénix
surge de sus cenizas.


lunes, 6 de diciembre de 2021

Ráfagas (soneto)

 


De un golpe el abanico se ha cerrado.
De un golpe de viento. De un solo adiós
se durmió todo el tiempo. Solo en dos
ráfagas de un otoño despiadado.

Fluye en cauces de musgo un grito ahogado
por lápidas que acallan una voz
de coros de rocío. He visto a Dios
en la piel de silencio que he besado.

Desnudo en roca viva siento el frío,
siento en mi espalda el ala de la aurora,
siento tu pecho cálido en el mío,

siento la urgencia de tomarte ahora,
desembocar mi río con tu río,
mi lucero en tu luna cegadora.

sábado, 6 de noviembre de 2021

Aldebarán

 

Estrella,
tu minúscula luz
es la verdad.
Vibrante
hija del cosmos,
viajera del tiempo.
Te llevo tatuada
en el astrolabio
de mis retinas.
Sin ti la fría noche
sería solo oscura
como un alma cerrada,
el firmamento todo
estaría vacío
y no habría verdad
ni virtud
ni medida del tiempo
porque no habría nada
sobre el mar
que me juzga.
Nacer
hacia tu luz
es saber que la muerte
al final del crepúsculo 
será nacer de nuevo
en brazos de las pléyades.
El otoño se viste con tu sangre.
Desnúdame
como haces con los árboles
porque quiero dormir
otra última vez.

miércoles, 3 de noviembre de 2021

Vuelapluma

 

¿Abrirías tu corazón de niña,
granada madura, flor de pasiones,
para que comieran de tu pecho
las hambrientas aves del paraíso?
¿Le darías tus ojos al océano
para que las mareas te surgieran
del interior del iris y al cerrarlos
tus sueños se perdiesen las olas?
¿Serías tan ingenua, oh, nereida,
como para perder tus deseos
en el laberinto de una caracola?
¿Dejarías que la noche te dijera
de qué color es tu alma,
que la luna manchara
la paz de tus jardines,
que la lluvia apagara
el rumor de tus fuentes?


¡Escribe, escriba, escribe! Tu cabeza
de ibis tiene ojos tan pequeños...
Dos lágrimas de tinta cristalina
que lloran las palabras que no nacen.
Quiero gritar su nombre
con la voz de la Tierra
pero tan solo sé
escribir con mi pluma
silencios en el Cielo.
.

jueves, 14 de octubre de 2021

Desconexión

 

Igual que el negro océano
no refleja la luz de las estrellas,
el alma inmaterial
aun sedienta de ternura
no siente las caricias,
ya negadas, ya tensas:
a la orilla del llanto,
al pie de acantilados
de vértigo y memoria
el tiempo se convierte
en soledad.

Igual que el lago helado
se viste de silencios
y sobre su blancura
los cisnes negros cantan
el eco de su vuelo,
así es en la distancia
el anhelo pendiente
de cables invisibles
tendidos sobre abismos
entre pieles y labios.

Peor que las palabras
groseras que dibujan
garabatos de dolor
en lienzos de conciencia
son las líneas en blanco
en las que no se lee:
"Vi la luna esta noche
a través de las lágrimas
y mi sangre apagada
aún te añoraba, ave, 

enredadas tus plumas 

entre el bosque y la noche."

martes, 12 de octubre de 2021

De la nada

De la nada

surge todo:
la semilla,
la flor
y el fuego
devastador.
La angustia
y el consuelo. 

A la nada
todo regresa. 
Cada flor entrega
uno a uno
sus pétalos marchitos
al viento o a la calma
para saldar su deuda
de tiempo consumido.

Hojas de otoño.
Aviones de papel.
Fugaces
testimonios
del peso de la nada
en nuestras miradas,
nos recuerdan
antes de desaparecer
que el espejo
no emite luz.
La refleja.

La nada
llena todo.
El cielo está colmado
de vuelos de pájaros heridos.
La mente está repleta
de esperanzas.
No cabe
ni un solo deseo más.
La nada
ocupa todo.

Un día no estaré.
Y nadie se preguntará
si es que me he ido ya
o es que aún no he llegado,
porque nadie conocerá
mi esencia, mi presencia.
Porque no habrá ya nadie
ni lo hubo
salvo la flor
al borde del camino
esperando
eternamente
la primavera.

miércoles, 6 de octubre de 2021

Crisantemo

 


Irradia el crisantemo
su corola solar.
En mi mente-espejo
la escalera conduce al corazón
del laberinto.
El otoño ha llegado
como un volcán de plumas.
Imponente, silencioso.
Al hombre-árbol ahora
se le escapan las hojas de los dedos.
En sus nervios estaba escrita
su propia esquela como poema.
"Quiero vivir —decía—
incluso tras la noche.
Quiero amarte como ama
el mar a las arenas
y que mi sexo extienda
mi raíz en tu seno
con una savia sabia,
con una única voz,
palabra que lo es todo."


Al morir las estrellas
despiertan los jardines
y junto a las secuoyas
siempre verdes,
enormes como sueños, 
florece el crisantemo
equivocado de equinoccio.
"Quiero vivir aquí."
Palacio. Paraíso.
Paisaje. Paradoja.

Discurre un torrente
por el cauce del alma.
Golondrina contra el viento,
mi corazón-salmón
remonta en vano esfuerzo
cascadas de ceniza
sin saber que la muerte y la vida,
que la luz y la sombra
son una misma esencia inseparable,
que tu tiempo y el mío
son planos que intersectan
en un todo contínuo,
que tu cuerpo y el mío
son los límites táctiles
de una realidad única.
"Quiero vivir en ti".

Belleza, dame tregua
en este cosmos frenético,
este cambio perpétuo...
Déjame contemplarte.

jueves, 30 de septiembre de 2021

Hiedra

 

Ahora es adiós
y es siempre para siempre
porque cada minuto
que queda
suspendido como lágrima
en el tiempo, cuando cae
finalmente,
nunca vuelve.

Ahora me voy
lo más lejos del dolor
que el corazón permita.
Me voy a lo terreno,
que lo sublime hiere
con filos de esperanza
esos núcleos del alma
que nunca cicatrizan.

Ahora zarpan las naves
que no estaban quemadas
antes de que las aguas
podridas por los pecios del deseo
las llamen a su fondo
con cantos de sirena.

Ahora quiero morir
porque la vida duele
cuando amar es un grito
que la quietud no escucha.
Así es el hielo puro
que corona volcanes.
Frágil. Frágil.
Muy frágil.

Ahora es adiós.
Me voy hacia el ocaso
y me llevo arrastrando
a mis pies derrotados
mi lastimosa sombra.

Y decidle al otoño
que estoy vivo.
Solo es que mi memoria
se ha cubierto de hiedra.

domingo, 26 de septiembre de 2021

Horror vacui

 


El tiempo que no vivimos
es tiempo robado a ese vacío
que da significado a las cosas.
Porque el hogar no son cuatro paredes:
es el espacio vacío entre ellas
recogiendo latidos o memorias.
Porque el firmamento no son millones de estrellas:
es el enorme vacío que las contiene,
al que desesperadamente escupen su luz.
Porque un beso es la conquista del vacío
con lenguas y labios como armas,
porque para saltar hace falta el vacío,
porque el cielo y los abismos son vacío
para que circulen libres las miradas
y el miedo.

El tiempo que vivo contigo es pleno.
No cabe ni un alfiler de pura dicha.
El alma solidifica. Lo llena todo.
El vaso está colmado.
No caben más estrellas en el cielo.
No caben más actores en escena
a pesar de que estamos tú y yo
solos.
Y tú lloras
por el tiempo perdido
hacia dentro
porque todo ya está inundado fuera.
Y yo lloro hacia dentro
porque solo por dentro estoy vacío.
Lloro por el tiempo.
Lloro por el tiempo que no vivimos. Lloro por el tiempo que no vivimos juntos.
Y el mar lejano
paseando a mi lado
llora conmigo
celebrando nuestra plenitud.

viernes, 24 de septiembre de 2021

Ósmosis

 

En un rincón del alma
anidan las semillas del olvido. 

Se clavan como espinas
en la profundidad
hundiendo sus oscuras raíces
en la amarga esencia
de lo que somos
o de lo que no somos.

Las lágrimas no apagan un volcán.
El deseo vivido, pasión escarnecida,
deja una huella indeleble en la piel,
tatuaje invisible que el próximo amante
solamente verá
cuando penetre bajo la epidermis
por ósmosis.

Si pudiera borrar esa huella de agujas,
esa belleza amarga
que tu amante entrega forjó en noches larguísimas,
si pudiera acallar ese eco eterno
del trueno de tu orgasmo entregado sin miedo, dulcemente,
en sus brazos de esclavo liberado,
si pudiera olvidar lo que no he visto,
lo que nunca fue mío y siempre tuyo...

Si supiera que el agua no ha de retornar
aún manchada del barro de mis labios
siempre a su antiguo cauce...

Si yo fuera más joven que la luna
o tendiera tus besos en las olas
hasta estremecer las góndolas nocturnas,
no sentiría celos de tu Ulises.
¿Soy extranjero en tus brazos? .

¿Itaca no es

al fin

mi paraíso? 


viernes, 10 de septiembre de 2021

Cheval

 


He enmudecido.
Olvidé las palabras
en un pliegue del alma
donde no corre el tiempo
por los cauces de vértigo.
Se paró la clepsidra
al callarse las olas.
Se perdió en la cortina de las lluvias
la dirección del viento.
En mis noches sin horas
el tarot se desvela
en profundo delirio.
¿Es el mago o el loco
la sombra en el espejo?
¿Son los búhos ahogados
lo que acalla la noche,
o el abrazo de la hiedra
olvidado el jardín,
o la ausencia de luna
o el  vacío espectral de los desvanes?
Toda humedad me abraza.
Se fue el tiempo
que forjamos eterno.
Solo queda el deseo
de que aflore el pasado
o sus dulces tormentas
en la quietud de un mar
de puro sentimiento.

sábado, 4 de septiembre de 2021

Los cuatro jinetes

 

Besos de sal y nieve
purifican
el alma ennegrecida
por el hollín profundo de la culpa.
Entre tormenta y tormenta
el sol acaricia
mi frágil horizonte
y yo,
desarbolado,
ya no sé si amanece o anochece.

Hace ya lunas
los dioses desataron los jinetes
sin dar tregua a la aurora
al ver sus templos íntimos
privados del incienso,
tocados por los dedos
vacíos del olvido,
cubiertos de ceniza
desde que ardieron todos
los trece bosques sagrados.
Oh, jinete de la Tierra
que abres las simas
a las bestias del Hades.
Oh, jinete del Agua
que inundas estos valles
con peces putrefactos
ahogados en sus lágrimas.
Oh, jinete de Aire
que cubres de tornados
los desiertos de plástico y asfalto.
Oh, jinete de Fuego.
¡Ay, jinete de Fuego!
Tú cabalgas mis miedos
con tus lenguas ardientes
convirtiendo toda realidad
en puro espíritu.

Caricias de seda y luz
crepuscular,
hilos de Ariadna
reencarnada en luciérnaga,
desanudan mi memoria
enredada en un tiempo
que se perdió en los oscuros
laberintos de noche
jugando al escondite
con mi sombra o la muerte.

Y respiro
sin saber si agonizo
o he nacido.




martes, 31 de agosto de 2021

Incendio (soneto)


¡Despierta, piel! Un vuelo de jilguero
anuncia fuego en el vergel sagrado.
Huye descalza al templo dedicado
a Venus al final de mi sendero.

No es el rumor del mar lo que hoy espero
en la paz de tus labios amarrado.

Espero a que mi espíritu incendiado
ascienda al amplio azul como un lucero.

Quiero el rumor callado de la fuente,

lienzo sonoro en el que se desliza
la estela de los peces en mi mente.

Quiero la brisa ahogada que ya atiza
sobre tu seno el ascua incandescente
despertando mis sueños de ceniza. 


 

jueves, 12 de agosto de 2021

Norte


 

En vano
se abrían las velas
en un océano de calima
privado de vientos y corrientes
hasta que tus manos
cuajadas de pétalos
derramaron la aurora
en cataratas
sobre mi cuerpo tumbado
en el lecho del mundo.

Aire.
Dormir sobre el aire
abrazado a la estela
de los pájaros del alba,
ahogadas ya las aves nocturnas,
soñando con caballos
blancos,
solamente soñando.

Despertar
para encontrar la mañana
en el valle de tus senos.
No cabe más belleza
en ese silencio
que la gran belleza.
Sólo tu voz desnuda
podría romper el hechizo.

Lágrimas.
Una a una
van llenando la ría.
Marea alta.
Lágrimas de gozo en una orilla.
Lágrimas de dolor en la otra.
Yo, barquero cruzando
en la nave de tu piel
con erizos de mar en los ojos
y el corazón como ancla.
Ahora estás.
Ahora no estás.
Marea baja.

Los cielos se cierran
sobre la faz del azul.
El mar de luz se torna
del color de mi iris
y las olas escupen
los peces del deseo
a las nubes hambrientas.
Chocan las olas muertas
en mi frente de sílex
mientras el cénit clava
sus agujas fugaces
en el pálido casco de mi esquife.

Viento libre del Sur,
si no sobrevivo a la tormenta
entiérrame en sal marina
y si sobrevivo acaso
sepúltame en tus brazos,
en el nicho latente de tu seno,
renáceme en la flor de tus palabras
cuando hablas solitaria y muda
con tu mirada en ese filo
donde el mar se reencuentra con la noche.

viernes, 23 de julio de 2021

Rumbo

 


¡Al Sur!
¿Para qué, marineros,
la brújula, el octante,
la rosa de los vientos?
Al Sur. Antares vibra.
Señala un rumbo utópico,
el que sueñan cuando despiertan
los ángeles hiperbóreos.
Vibra la aurora
sobre el trópico de capricornio.
Derretidos los polos
surgen del alma del hielo
los peces voladores.

Se cruzan en tu pecho
los galeones de Manila
con las caravanas de la ruta de la seda.
No sé si es oro u olas,
plata o dunas,
sal, inicienso o especias
lo que en labios de musas, libertad,
o en parpadeos de sirenas mudas,
prisioneras,
embarca mi cuerpo latente
con su equipaje de cicatrices
en esta travesía.
¡Desplegad velas
o decidle a las aves
que nos arrastren sin tocar la eclíptica,
sin borrar de las pieles
ni una sola línea
del horizonte.

¡Al Sur, moiras ociosas!
Enarbolad los astros.
¡Que se pierda ya el Norte
en la Gran Noche!

lunes, 19 de julio de 2021

Lucían las estrellas...

 


Se eleva
en el cielo de todas las miradas
el molinillo de viento
que anoche fue
diente de león.

Se hunde.
Toca fondo
en un lago de agua amarga
el pétalo de vida
que floreció perfecto
en busca de corales
entre albores de otoño.

Cuando rompe el silencio
el timbal de una lágrima
la ausencia de lo amado
multiplica sus ecos
en miles de alfileres.

Descalzan los violines
una nota de mieles
sobre la piel abierta.
Apunta el astrolabio
el fiel de su alidada
a una estrella que espera
tras iluminar todo.
Almirante en mi cámara
secreta
custodio los recuerdos
de quien navegó el éxtasis:
una piedra de luna
y una esquirla del árbol milenario
bajo el que el alma, arrogante,
lloró su triste noche.

Se ha abierto el cielo, estrella,
devorando los pecios
en mis ojos.
Desde las sombras
de mi corazón crepuscular
no atisbo más caminos
que la senda del alba
radiante
ante mis labios.

miércoles, 7 de julio de 2021

En mis ojos

 

Cuando cae en el mar
una estrella fugaz
se apaga el mundo
en mis ojos.

Toda la luz,
la vida, sus colores,
se extingue
en mis ojos
abiertos,
atónitos
ante la oscuridad
que emana
de lo infinitamente
profundo.

Cuando estalla
el tiempo
dentro del corazón
se callan los latidos
para siempre,
se estancan los silencios
en el alma arrancada
y el dolor que contiene
este dique de sombra
que son mis manos siempre
sin las tuyas,
mi tronco ya vencido,
sin raíces,
se escapa
de mis ojos
como lágrima.

Toda el agua
que la luna escondía
bajo su piel de niña
fluye en mis lagrimales,
cauce del firmamento.
Los deseos,
cadáveres inertes
en la fría corriente.

"Si me olvido
recuérdamelo"
—dijiste, sabiendo
que ibas a olvidarlo
una y mil veces.
Nada muere
nunca
porque todo nace
o se dibuja
en instantes eternos
que en el ansia infinita
de la espera
se olvidan.

Me voy, ángel de fuego,
ya no temas.
No temas.
Me voy del paraíso.
¡Que no pudra el amor
las delicadas flores
del árbol de la Ciencia
con suspiros o besos
de jardineros ciegos
o de amantes soñadas!
Al cruzar el umbral,
roto el marfil
en el pecho de Adán
(acaso Adonai)
de un zarpazo o palabra
caigo
a este abismo turquesa
donde la Madre Tierra
me recibe
en su seno.

Y amo,
siempre amo
toda el agua
en sus ojos,
todo el bosque
herido por millones de tormentas
en mis ojos.

No volveré, ilusión.
No volveré a soñar.
Viviré un sueño
mas mortal, no divino:
animal más que humano.
Me refugio en el templo
sediento de mi ofrenda
que es el alma,
no la vida.
Mi ofrenda,
Madre Tierra,
ya expulsado del Edén
donde amé más allá
de mi cuerpo de barro,
es el alma.

Un alma que se torna
gema o luz pura.
Aguamarina
en mis ojos.

domingo, 27 de junio de 2021

El cementerio de los elefantes

 

Entre el marfil y el musgo
florece una amapola
solitaria
que llegó tarde a la primavera. 

Única gota de sangre
en el cementerio de los elefantes.

Hay rumores de fuentes nazaríes,
sonrisas de niño
y millones de lunas
enterradas
en el cementerio de los elefantes.

Azul el cielo, azules
los recuerdos desnudos
como cráneos besados
por el sol afilado del manantial del Nilo
en el cementerio de los elefantes.

Hay un áspid en una calavera
y rumores lejanos de fusiles,
y en las cajas torácicas inmensas
espíritus de enormes corazones
vestidos con el silencio de las aguas,
solemnes
en el cementerio de los elefantes.

Si me buscas estaré acaso allí, agonizante en el dulce barro.
Solo un ibis conoce el camino
leyendo en las estrellas con su vuelo.
Síguele con el alma.
Olvida cada paso.
Estaré celebrando la memoria,
escuchando el abismo de los pájaros,
remando lento en la laguna Estigia,
hasta quedar varado en una orilla
del cementerio de los elefantes.

No hay sepulcros
ni crisantemos
ni panteones
ni lágrimas.
Solo marfil bañado por la luna
y ruiseñores mudos
en el cementerio de los elefantes.

viernes, 25 de junio de 2021

Canción Triste del Pirata

  

Tornado de silencio,
piel de caracola,
el mar se acerca
latido a latido.
Restalla en la noche
tu voz de miel y albahaca
como un latigazo de esperanza,
eco de luz ahogado
en la ausencia de la tormenta.
Pero no estás aquí,
en el horizonte de proa
ni en cubierta en el cénit
con el alma abierta en los mástiles, 
sino en la estela.

Estrella de amar,
tus brazos o rumbos
dibujan soñando
la vastedad del azul
en los cinco puntos cardinales.
Si yo fuera ballena
me hundiría en tu pecho
en busca de auroras submarinas,
krill de luz proyectado
sobre mis propias sombras abisales.
Busco el mar en el cielo
con mis ojos de bosque
y la boca llena de tierra.
Mis músculos cansados
son pasto ya del musgo y las raíces,
la podredumbre noble
de esperarte doliente
mientras la luna rompe
el lienzo de la noche.

Déjame zarpar libre
con el pecho vacío
en mi bajel pirata
al confín sensual del paraíso.
El corazón se queda
enterrado en la isla del tesoro
sin saber que las islas
también viajan
mar arriba
a la deriva
arrastrando
miles de cofres
en sus entrañas.

Y el galeón navega.
Navega por tu cuerpo
como un delfín herido
por las olas sedientas
de naufragio.

jueves, 17 de junio de 2021

Vejez

 

Las venas dormidas, la sangre estancada
en los densos meandros de la vida,
las últimas miradas consumidas
en ver migrar las garzas milenarias.

Si pudiera latir de nuevo el mar
en tu pecho con alma de montaña
las olas y las horas romperían
esas nieblas ancladas en los párpados.

No hay otro amanecer tras el ocaso,
tan solo impera sobre el orbe herido
la limpia estela del solemne astro
que ha recorrido el cielo en tu memoria.

Se agotaron las últimas palabras
como si al aleteo de un arcángel
o los coros de un réquiem las robaran
el silencio sobre el que dibujarse.

Me preguntas, ¿ha muerto
María Magdalena?
Y yo no sé. Pregúntales a las aves
en qué cuerpo de luz se reencarna,
Yo no lo sé. Pregúntale a tu alma.

sábado, 12 de junio de 2021

Ciudades

 

Soy insignia.
No hay brisa
que me ondee.
A desiertos de ti
no tengo frío.
Me desnudo despacio
y en picado
me lanzo a las arenas
boreales
o australes.
Me soñaste
ahogado en luz
como una libélula
caída de la luna.
Me rescataste
de mi pozo de olvido
con una cadena
trenzada en caricias,
extraño equilibrio.
Tenía la mirada
llena de cielo
y helechos en las sienes.
Tiempo, no aceches
Desde oscuros rincones
del macrocosmos
mis instantes eternos.
Deja que la calima
estrangule despacio
todos mis pensamientos
y sueña con ciudades
marcadas en los mapas
de tu piel de leona
con símbolos secretos.
Estaré en sus jardines
viendo pasar la vida
sin desesperanza
como aquel niño
que veía hechizado
pasar los trenes.

miércoles, 2 de junio de 2021

Agua dulce, agua salada (soneto)

 

Cerrar los ojos ante el mar inmenso
para ver los abismos interiores,
buscar desierto donde solo hay flores,
sentir que no he soñado lo que pienso,

abrir la piel a miles de dolores,
flotar en el vacío, ese humo denso
del espíritu que arde como incienso
de la Ofrenda que a un beso cierra honores.

Decidle al mar que espere aún a mi barca
varada en la quietud de la tormenta.
Decid que fui pirata en una charca

y que mi libertad se fundamenta
en lo que un simple corazón abarca,
lo que la luz de la belleza alienta.

lunes, 31 de mayo de 2021

Aurora boreal

 

Todas las noches que duermo solo,
casi todas las noches
sueño con la aurora boreal.
Fosforecen los cielos
con la energía que sobró de la creación
como un relámpago íntimo,
quieto y silencioso...
En mi pecho de niño galopa una gacela.

Todas las noches que duermo solo,
casi todas las noches
siento una fiebre luminosa
en la médula de mis huesos.
Sueño que la aurora boreal
empapa mi cuerpo yerto
como si fueran caricias de lluvia.
Participo del alma del mundo,
un misterio al que sólo las ballenas
saben cantarle.

Todas las noches que duermo solo,
casi todas las noches
duermo en un rinconcito
dejando libre siempre
tu lado de la cama,
un altar a tu ausencia.
Y cuando se despeja ante mis ojos cerrados
el cielo ártico, limpísimo,
tomó tu mano ausente
y comparto con tu cuerpo de nereida
el asombro infinito
de las luces del Norte,
milagro palpitante de los polos magnéticos
entre tu piel de seda
y mis escalofríos.
Tengo una fiebre dulce
en un lugar oculto
de mi espíritu amante
o solitario:
la aurora boreal.

¿Qué si no, hija del mar,
si no tengo tus ojos
en la noche sin luna
desluce a las estrellas?

domingo, 30 de mayo de 2021

El Séptimo día

 

Todo muere
o marchita.
El rocío posado
en los ojos abiertos,
la escarcha en la mirada,
la lágrima que busca
sus cauces en tu rostro
se secan con el sol
cuando apenas el alba
se ha hundido en un olvido
de luz incandescente.

Cuando cierro los párpados
veo una mancha roja,
el color de la sangre
que tiñó el caos ardiente
al principio del mundo.

Entonces veo claro
que en el séptimo día
Dios no descansó apenas
sino que con verbo airado
creó dulce y plenamente
la muerte.

Porque Dios no ha alcanzado
la iluminación plena.
Se ha enredado en la rueda
del renacer constante,
del retorno a lo oscuro.
Primavera. Verano.
Otoño. Invierno. Primavera.
Luna nueva, creciente, luna llena,
menguante, luna nueva.
Por eso la muerte tiene mil nombres.
Fruto, crisálida, crepúsculo.
Niña. Ave. Tierra.
Por eso renace la luz de la sombra.
Semilla, mariposa, alborada.
Mujer. Vuelo. Cielo.
Solo para caer en la sombra de nuevo
deslizando en el cosmos
torrentes de belleza
ascendente,
descendente.
Ascendente.

Todo muere
o se pudre
para renacer luego
tras el séptimo día.

¿Y el amor?
¿Y el deseo?
Flores.
Fruto. Simiente.
Flores. Más flores
tras el séptimo día.

Soñé que era una viña


Manos, alas, remos,
ramas.
Gestos lanzados al aire
como si deseáramos que volasen.
Sueño que estoy plantado,
abrazado a la entraña profundísima
de nuestra Madre Tierra
con mis ramas podadas,
muñones silenciosos apuntando
a un firmamento móvil,
rueda de la existencia.
Cae la doncella pronto en la noche.
Spica. Vindemiatrix.
Sueño que hay primavera
surgiendo como savia.
Lloran mis cicatrices
en la memoria mortal
del jardinero ausente
y siento abrir mis yemas a los vientos
y siento el mar tan lejos
y deseo,
deseo el mar
tan lejos.

Aspas, vilanos, hojas.
Ojos.
Miradas arrojadas al océano
sin saber si han de flotar o hundirse.
Sueño que estoy volando
a ras de las mareas
Sueño que soy la playa misma
bañada por las lágrimas del tiempo
y son olas tus manos
sonrientes,
eterno fluir del ser. 
Siempre el mismo azul,
nunca la misma ola. 

Asciende la corona boreal

despacio hacia su cénit. 

Vega. Altair. 


Y siento que el salitre
me resaca los pámpanos,
y siento que mis flores
no quisieran ceder
su último pétalo a la brisa
y deseo, 
deseo el agua dulce,
fluyendo entre los trinos
del ruiseñor
tan lejos.

sábado, 15 de mayo de 2021

Noche vacía

 

Vacía la luna creciente,

vacías las palabras lanzadas con ballesta
como flechas de fuego,
vacío el corazón-diana al filo del vértigo.
Vacío el cielo iluminado,
Maestra de la Luz,
por tu deslumbrante ausencia
en esta oscura noche.
Vacía tu mirada fugitiva
que en lugar de abrazar mi larga sombra
se deslizó al interior de un espejo
ahogando mi nombre en el azogue.
Y yo lejos del mar, del paraíso,
del rumor de torrentes cristalinos
o fuentes en jardines nazaríes,
lejos de mí también,
desmoronándome
como un castillo de pétalos de rosa.
Amanece,
amanece,
por favor,
¡amanece!
No más noches vacías.
No más noche.

jueves, 13 de mayo de 2021

Noche de primavera

 

Rumor de estrellas y el fluir del río,
vida láctea, ojos entreabiertos,
hojas verdes en pechos descubiertos,
noche de primavera ajena al frío...

No es el sueño de pájaros despiertos,
nocturnos ruiseñores, lo que ansío:
es tu cuerpo de sal besando el mío,
horas de vida en los minutos muertos.

En la sábana púrpura del alba
las nubes dibujadas en tu pecho
pintan un beso en luz de azogue y malva.

Desembocan dos mares en tu lecho...

En mis islas de nácar tu alma salva

sus naves de tormentas al acecho.

lunes, 10 de mayo de 2021

Rosas

 

Las rosas tienen nombre.
Rosa de Alejandría,
mito, luz, templo,
pérgola de cadencias
en el acantilado,
reflejo de Andrómeda
en el jardín del mar,
rosa los vientos,
el rocío aún dormido,
la suavidad del pétalo,
rosaleda en la yema
de mis dedos callados,
sauce en flor en la palma
de mis manos abiertas.

Las rosas tienen espinas
clavadas hacia fuera
para sentir tan solo
los dolores ajenos
a su propia belleza.

Las rosas son la flor y el laberinto,
una vulva infinita que se abre
a caprichos de viento y de llovizna
tras estos muros blancos que edifica
mi pecho descubierto.
A tu alrededor, rosa de sal y lágrima,
epicentro de todos los temblores,
el aire es permeable
al vuelo de las golondrinas.

Las rosas tienen raíces
que penetran la tierra
hasta encontrar los huesos
de quienes nos amaron
cuando aún éramos ángeles.

Cuando se abre una rosa
no queda del invierno
ni una leve nostalgia.

lunes, 3 de mayo de 2021

El árbol

 

Si fuera un árbol
vivo
con la raíz profunda
en tu pecho de amante
y las ramas tocando las estrellas
alumbraría flores
desnudas, delicadas,
farolillos de néctar de la luna,
para que con tu lengua temblorosa
fecundaras mi alma hasta que el fruto
reventado de mieles y de aromas
se torne en esa ofrenda
donde se cierra el beso
y alrededor del tronco
adornado de musgos,
espíritus de helechos o canciones
los niños y los perros
se arropasen de sombra.

Tálame y en un tálamo
para tu sueño dulce
dormirá mi madera
sin temor al otoño.

O reposa a mis pies
mientras la lluvia
viste de lentejuelas
el haz de mis secretos.

O aléjate y que el viento
acerque mi ramaje
y mis hojas vencidas
hasta el puerto en que amarras
en el umbral del sueño
tu silenciosa barca.

jueves, 29 de abril de 2021

Frágil, acaso

 

Elefante de cristal
con cintura de avispa.
Frágil
el equilibrio
entre el día y la luna.
Sólida
la mirada
que nos mantiene en vilo
suspendidos en la atmósfera,
aerosolizados en un beso
pasado,
ajenos a la marea
presente,
tendidos sobre el vacío
futuro.

Montaña. Pájaro.
¿Quién vuela sobre quién?
Alma. Palabra.
¿Música?
Cada ausencia que arrojas
al pozo de mi vida
es el fin de los tiempos
inmaterializándose.

Eres bella.
Verdad.
Eres luz
y floreces
cómo una estrella viva.
El cielo es un jardín
bajo mis párpados
y el agua late o fluye
por los cauces del alma.
Hablan de sol mis labios
sin pronunciar palabra
desde mi oscura noche
ante el sublime estímulo
de tu piel recordada.

Hablan de luz y olvido,
de renacer desnudo
bajo los rayos nítidos
del astro de tus manos.
Sin pronunciar palabra
lo inmortalizan todo,
como una mirada-espejo
al corazón del océano.

viernes, 23 de abril de 2021

Ciclogénesis

 

Estrellas en los labios,
la desnudez de un cielo
coronado de luna,
beso que rompe en piel
de acantilados.


Volver a amar
con alas de silencio,
surcar en un barco de papel
los páramos de la vida
a merced de tormentas
casi inesperadas.
Desatar en las lenguas
gemidos cómo pájaros
en mi jardín nocturno,
fuente y raíz
de todo lo que fluye 

o permanece.

Nuestro es el alba
si todo lo que late
se encuentra en nuestro abrazo,
si nos sorprende el sol en plena noche,
aurora de las pieles,
si la luna en tus manos
se viste de jazmín en pleno día.
No hay vuelta atrás.
No hay rastro de la herida.


La memoria desemboca
en sus propios manantiales
como un río en reverso
que ha perdido la sal,
sabor a lágrima,
para saciar la sed de Madre Tierra
con agua dulce, fresca,
cristalina.


Me anega ese rumor de los torrentes
que me llega de ti desde los bosques
y fluye por mis sienes despertando
la esencia de la vida o el deseo.
El alma intacta se vierte
en un cáliz de la luz crepuscular,
el firmamento abierto, y yo
bebo del néctar delicioso
que surge por hechizo de Isis
entre los pétalos de tu vientre.

Vuelvo a sentir tan alta la marea o la música
que se anegan mis templos,
corales
en tu océano.

sábado, 17 de abril de 2021

Hacia el silencio nombre a nombre

 

¿Qué estrella se revela en pleno día?
¿Qué mariposa anida en mis jardines?
¿Qué océanos laten en mi pecho?
Siente, respira, calla, siente...
Respira, siente, respira...
Calla.

Calla.

Calla...
Las guitarras traen al mar
rumor de sueño.
El templo esconde acaso
en su sancta sanctorum
el reverso del mito:
Perséfone en el acantilado
y Andrómeda en el infierno.
Circe embarcada, las sirenas mudas.
El sabio Salomón
desnudo al alba en sus jardines,
sin oro y sin rubíes,
borracho de luna.
Europa sentada en el lomo un tigre
escoltada por ángeles bacantes.
Barrabás en la cruz.
Buda en el banquete de Platón
enamorado de Fedro.
Judas en el regazo de una virgen
que los titanes llaman Atenea
y los jinetes del apocalipsis
desde el Valhalla
llaman niña Minerva,
los gnósticos Sofía en las estrellas,
los chamanes Lucía en el cielo con diamantes,
los amantes en éxtasis Afrodita,
los jardineros Iris,
los iniciados Isis,
los soñadores Astarté,
los astrólogos Venus,
los navegantes estrella polar,
los niños Madre,
los músicos Armonía,
los romeros peregrinos María,
los viajeros del tiempo
que recorren descalzos
letra a letra, párrafo a párrafo,
la ruta de la seda y las especias
hacia el Mediterráneo
en pergaminos y papiros mágicos
cegados por el faro milenario
que ilumina de azul celeste el orbe,
Alejandra.

En mis noches de estrellas temblorosas
prende en el corazón la rosa blanca
disfrazada de luna y de misterio,
ajena a las mareas de la sangre.
Soy capitán de naves celestiales
que navegan la piel con astrolabio.
Sueña. Despierta. Sueña.
Anillo de plata... ¿Dónde está
tu gema engarzada?
Abre los ojos.
Abre los labios.
Calla.

martes, 13 de abril de 2021

Soneto 116

No ama quien no es libre para amar.

No vive quien sus alas no despliega,
quien no suelta las velas y navega
abriendo el pecho sobre el ancho mar.

No es el silencio un lienzo para hablar
si a una caricia la palabra entrega
el tiempo y el espacio... Al alma ciega
el lucero que anuncia el despertar. 

Es amor la amapola pasajera
y la estrella fugaz que la ilumina,
pero solo su estela es verdadera.

No es un paso el deseo si camina
ni es una rosa blanca primavera.
¡Solo lo que es eterno se culmina!

domingo, 4 de abril de 2021

A veces mi alma


 



A veces mi alma nómada
trae arena del desierto
y la esconde en mis ojos.
A veces lloro barro.
Si yo fuera alfarero
haría una vasija con mis lágrimas
para guardar la esencia
de mis horas contigo.

A veces mi alma marinera
encalla en las salinas
y el corazón se entierra vivo
en la costra de sal.
A veces las escamas
de sirenas bellísimas
afiladas por dentro
como uñas de tigresa
se clavan en mi piel
seca y sedienta.
Si fuera un pescador
bebería de las manos
de tus narvales, musa,
pura agua salada.
Canciones
o cantatas.

Zarpa mi caravana
por dunas o por olas,
brisa, simún o céfiro,
pescador o alfarero,
hacia reinos de Oriente.
La ruta de la seda
o la piel que subyace
y acaso late, espera.

Zarpa en rumbo obstinado,
mi nave enarbolada
sin ancla, a la deriva,
títere de los vientos,
ajena a los oasis
y a las islas calladas,
mensajes en botellas
varadas en la arena.
Avanza en armonía
recorriendo los trastes
de guitarras heridas,
acordes silenciosos
mientras la sangre aguante
todo el peso del alma
y las ballenas sigan
cantando a las estrellas.

A veces mi alma errante
viaja hacia el pasado
por paisajes de sábanas
y mañanas perfectas...
La niebla en la bahía
y el sol en un jardín
de filadelfas
mientras Corto Maltés
fumando halos de luna
pasea por Venecia.

Si fuera un ave libre,
musa de luz, esfinge,
anidaría en tu pecho
y desde allí, arropado
por ese olor a beso
soñaría que vuelo
sobre océanos vivos,
tundras, ríos, desiertos,
los valles del Parnaso
floreciendo.

Si fuera un soñador...
Amar. Lo llevo dentro.
Espejismos. Recuerdos.
Desde el nido de Ícaro
sueño... ¡Sueño que vuelo!