martes, 31 de diciembre de 2019

No te espero


No te espero en el tiempo que no llega
porque he roto los pétalos del cosmos
y ya no tienen nombre las estrellas.

Te espero en el pasado que mañana
le pedirá un deseo a tus recuerdos
para que nuestros sueños se hagan agua.

No te espero ni ahogado ni dormido
sino bailando al ritmo de la luna
mientras tú buscas tu delfín herido.

Te espero en una orilla del océano
buscando caracolas en la arena
donde proteger tus nombres del viento.

No te espero con esos labios torpes
que esperan que deshiele una sonrisa
o a que el beso que llega se evapore.

Te espero con coral entre los dedos,
con el fondo marino de mis ojos
lleno de posidonias y de pecios.

No te espero ni sueño que te espero
porque estoy junto a ti en todos los sueños
y si no estás no quiero estar despierto.

Te espero desterrado en soledades,
en el jardín desnudo del invierno
donde ya nada esconde las verdades.

No te espero porque sé amar despacio
a través de la urgencia de mi cuerpo
cuando el alma es cristal entre tus brazos.

Te espero solamente en el presente,
en una eternidad que es luz, instante
proyectado en las sombras de mi mente.

viernes, 27 de diciembre de 2019

Sueño roto


Borrar tu imagen nítida
del espejo de mis sueños
me pides, porque tu barco
sufre en la tempestad
enarbolando mis deseos como velas
cuando el mar se torna
en una estampida de mariposas
y el cielo en un hervidero
de peces voladores.

Morir no es una opción cuando la vida
desborda cada poro de mi cráneo,
cuando el pecho detona sus latidos,
cuando mi sexo firme es la atalaya
que marca las derivas de la luna,
cuando tu cuerpo es la medida áurea
de distancias soñadas entre astros,
cuando el amor se infiltra en todo el éter
a través de tus ojos en mis ojos.

Una estrella fugaz
se ha colado en mi pecho.
Quema y su luz
crea sombras chinescas
en la ruina de mi íntima acrópolis.
Quema como la antorcha
de los iniciados en procesión
camino de Eleusis
por los tortuosos caminos
de mis arterias quebradizas.
Una estrella fugaz que no se apaga...
Un cometa encerrado acaso
en mi caja torácica,
prisionero,
proyectando su luz al infinito
en un ejercicio libre de melancolía.

¡Qué largas son las horas
cuando el tiempo se agota,
cuando la soledad tan deseada
no es sino un inmenso hueco
donde proyectar la imagen amante,
esa que me devuelven los espejos,
en el esplendor trágico de su ausencia.

¡Y qué dulce el recuerdo
de tu risa rompiendo entre las lágrimas!

lunes, 23 de diciembre de 2019

Solsticio


Pleamar en el cielo.
Luna nueva. Solsticio.
Placer en las velas del espíritu,
música que el huracán no se ha llevado.
Soledad dulce.

Amarte.
Soñar que viajaremos
con las aves de fuego
hacia templos de éter
contra el cielo y el tiempo.

Dormir
abrazado al deseo.
Sentir cómo respira
una gata dormida
enroscada en mi pecho.
Tras la ventana
el viento.

Orión y Nasrudín.
El firmamento.
El eco del silencio.
Desnuda tus esencias.
Cuéntame un cuento.

Después el tiempo pasa...
Lento. Lento.

Muy lento.

Once mil noches.
Trescientos setenta y dos plenilunios.
Treinta solsticios.
Miles de cigarrillos.
Miles de besos.
Miles de lágrimas.
Decenas de miles de sonrisas.
Mil trescientos millones de latidos.
Un solo corazón.

Un alma solo... 
¿Siento?

Invierno.



viernes, 20 de diciembre de 2019

Guerra


Mientras el viento del norte termina
de arrancar el dolor de los rincones
del alma vagabunda y miserable,
de limpiar los callejones de hojas secas
desprendidas del árbol de mis brazos,
el viejo sol, cansado, se reclina
en el oscuro lecho del invierno
incendiando las nubes del poniente.

Así son los paisajes de la guerra,
ruinas que esperan otra primavera,
amapolas que broten del escombro
redimiendo las culpas de los ángeles
que quisieron amarse en el infierno.

En el lejano Oriente que soñamos
hay templos entre bosques de bambú,
torrentes de quietud desesperada,
cementerios de piel de salamandra
que un día serán pasto de la eterna
danza de Shiva sobre nuestros pasos.

Aquí en las bellas ruinas de mi vida
despunta el Partenón en plena acrópolis,
donde enraíza mi ser como un olivo,
un árbol milenario al que los vientos
no pueden arrancar hojas del alma.

En el templo sagrado, musa-luna, 
enarbolando una bandera blanca,
santuario de paz que se recorta
en el cielo febril de la tormenta
esperaré a que broten los almendros.

Bombardead las ruinas de mi tiempo
con la furia de Cronos desatada
mientras florece en mí lo cristalino.
Yo sembraré semillas de amapola
y esperaré.
Esperaré la lluvia.

martes, 17 de diciembre de 2019

¡Quiero Vivir!






Quiero arrancar mi cuerpo herido,
mi piel quemada por la luz cegadora
de los ásperos brazos de la muerte. 

Quiero que tu calor me resucite,
que me quites el sudario con los labios
como si me amaras tanto como a ti misma.

Quiero vivir aunque sea imposible,
aunque sea una vida solamente.
¿Qué es de un jardinero sin su jardín de espinas,
sin sus flores marchitas en invierno,
sin la esperanza de la primavera?

Quiero sentir que las flores que cuido,
las más frágiles siempre las más bellas,
sonríen con sus pétalos al cielo
de esta noche fatal que nos envuelve.

Quiero que me acaricien y me digan
las verdades que duelen con dulzura
"Mal jardinero eres, me haces daño,
pero tu amor es el mejor cuidado".

Quiero romper las membranas del silencio
para gritar tu nombre en la distancia
que cierra nuestros labios al besarte.

Quiero soñar que el tiempo y sus espejos
circulan del Poniente hasta el Oriente
y que la arena sube en los relojes
contra la gravedad, como las almas.

Quiero volver a nacer entre tus brazos,
a sembrar en tu soledad virgen
la mágica semilla que nos une.

Desentiérrame,
frágil
estela
de golondrina.

lunes, 16 de diciembre de 2019

Morir


Quiero morir.
Ser nada.

Vivo soy solo un deseo
de ser amado
y ese deseo
solo rompe la paz,
el frágil equilibrio
de mi alma amada. 

Mis caricias
quiebran el cristalino
corazón de delfín
de todo lo que amo. 

Si vivo por amar
lo que torpe destruyo
con mi pasión
de ángel de acero caído
en un campo de amapolas,
si vivo esperando
el calor de un abrazo
en este invierno crudo
y ese abrazo no prende
porque el miedo lo apaga,
si vivo en el eco sordo
de mis gritos
cuando su nombre
en mis labios
es simplemente ignorado...
Quiero morir.
Dejar
este cuerpo agotado,
este alma consumida
por los escalofríos. 

Si no puedo amarla,
si mi beso en su cuello,
pluma de gaviota,
estrella ahogada,
cae en un mar vacío
de fe y de sentimientos
quiero morir.
Ser nada.

viernes, 13 de diciembre de 2019

Viento y calma (el Regreso)


El viento corta la piel
de un tajo o ráfaga.
Baja de la montaña
precipitándose
como si huyera
de la luz de la luna peregrina,
casi llena en un cielo
casi vacío,
un cielo que te espera,
que en el frío absoluto
anhela recibir el calor de tu cuerpo. 

No calla el viento.
Es su voz en las ramas de los cedros vencidos
más débil que el deseo de tu voz
en mis tímpanos helados.
Es pronto aún para beber tu lágrima
pero el solo pensamiento de tu nombre,
más allá de la música de las esferas,
es una detonación en mi silencio.

El viento no ha callado
pero llegas
como un ángel que huyó del cementerio
y tu piel se deshace en mi mirada
como si fuera el ala de una orquídea.
Me hablas de los mármoles sublimes,
blanco mate que borra el alma humana
bajo la recoleta sombra del ombú. 
Me hablas de páginas de libros olvidados
que el tiempo ha subrayado dulcemente
paseando entre sus líneas como un gato.

Cuando al fin calla el viento
y la luna de invierno llena todo
me dejas en los labios la memoria
del fuego con que ardieron las beguinas
y desapareces
otra vez
en la fosforescencia de la noche,
pura estela de auroras boreales.

lunes, 9 de diciembre de 2019

Le pedí al mar tu nombre


Le pedí al mar tu nombre.
Dejó a mis pies el nácar 
del alma de las perlas,
cerrando en espiral
una estela de estrellas.

Le pedí al mar tu nombre.
Me trajo la marea
una flecha de piedra:
una estrella fugaz
sobre la noche negra.

Le pedí al mar tu nombre.
Me devolvió la magia,
caracola en la arena,
la huella de un pelícano,
un canto de sirena.

Le pedí al mar tu nombre.
Me dio un mármol tan blanco
como la luna llena
robado a alguna estatua
que los dioses veneran.

Le grité al mar tu nombre
pero mi voz mortal
se ahogó en el inmenso
rugido de las olas.

Gibraltar

Nunca zarpan los barcos
del abrazo perdido.
Nunca apartan su sombra
del alma de los peces.
Siguen ahí, amarrados,
con las velas plegadas,
sus mástiles desnudos
expuestos a los vientos del deseo,
anclados en el fondo del corazón.

Ahogado en distancias líquidas,
mi mirada se disuelve
en un cielo de sangre y de gaviotas.
Lágrimas como golpes de ola
en la soledad de los malecones
van convirtiendo el mar en una cúpula
que estallará en la noche del cometa. 

Pero en estos instantes vagos
de melancolía incandescente
el embrión de la noche,
un ojo-cielo, enorme iris de gato
que late al ritmo lento
de lunas y mareas,
me trae tu aliento entre el olor a puerto.

¡Vuelve a este otoño
que agoniza, musa,
antes de que las hojas enterradas
le entreguen a la nieve
sus nervios de fino encaje! 

Vuelve de ese verano de oro y plata,
de los jardines de los dioses
donde rompe toda el agua
más allá de las columnas de Hércules.

Vuelve,
porque los barcos
no zarparán sin ti
aunque se les desangre el cielo encima.

viernes, 6 de diciembre de 2019

Luna no mentirosa


Hay días en que la vida
se lleva lejos la belleza,
días de silencio estridente
en los que las palabras
no tienen alma
ni eco,
días que la memoria 
deberá aprender a olvidar.

Esos días quisiera
cerrar mis tristes ojos.
Morir soñando.

Hay noches en que las cataratas
devoran el silencio tan lejanas...
¿Quién las escucha tras todo un océano?

Hay noches que palpitan
con aleteo de mil mariposas
enviadas por musas desde algún paraíso
haciéndoles cosquillas a mis lagrimales,
convirtiendo el agua dulce en salada,
milagro íntimo,
caricia en la distancia.

Hay noches en que los grillos
no dejan escuchar el dolor de lo oscuro,
noches en que media luna mentirosa
(a ti hoy no te miente, estrella del Sur)
se bebe el cielo entero,
noches en que las garzas
cruzan el aire limpio
sin dejar más estela
que su sombra barriendo la via láctea.

Esas noches quisiera
no despertarme nunca
sin mi labio enredado
en tus cabellos.

lunes, 2 de diciembre de 2019

Córdoba


Huía de la luz
a una penumbra
de arcos de orquídea y alma de silencio. 

Huía de mi piel
a la profunda
desnudez de la esencia de los sueños. 

Huía de tu ausencia
y penetré
en la raíz de tu corazón-templo
intacto por los siglos,
filigrana de oro,
éxtasis, laberinto
donde toda belleza fluye eterna
como un río de llamas heladas. 

Entré en el espejo del tiempo
donde se sustenta la fragilidad
entre suspiros de fe y patas de araña.

Te vi reflejada en mis pupilas
como en la bóveda del mihrab.
Tal era la sed de mis ojos de antílope
por tus ojos felinos. 

Te vi tras siete velos de seda y especias,
tu imagen atravesó la membrana de mis párpados.
Te veía aún mejor con los ojos cerrados
oliendo a incienso dulce y a tabaco ácido.

Te vi recortada en memorias geométricas,
dormida en mis abrazos,
perdida en callejuelas
donde todas las historias
están escritas en papel dormido 
que ya amarillea,
en libros antiguos
con violetas secas
y hojas de sauce
perdidas en sus páginas
que alguien te dedicó
tal vez
antes de que nacieras.

domingo, 1 de diciembre de 2019

Diluvio


Se cerró el cielo al gozo de los vientos,
desterró sus azules, sus albas incendiadas,
se vistió de humo ciego y de pavesas,
de una lluvia que es como el sudor frío
de una cúpula vieja y temblorosa.

La ciudad grita tu nombre en cada esquina
aunque aquí el tiempo nunca se detiene.
Los arcos de triunfo palidecen
en una capital sin obeliscos.
Tus pasos aún resuenan saltarines
en la vieja escalera de granito
herida para siempre
por la metralla de nuestros besos.
Los semáforos tardan lustros, siglos,
en dar paso a los ángeles callados
que amortiguan el ruido de las luces. 

Ha llovido tanto
que parece que las calles corren limpias
solo porque reflejan los neones
que rugen en fachadas deslucidas
ajenos al trote de los pasos de cebra.

¿Dónde están los amantes si el asfalto
pretende ser espejo de ilusiones?
Están lejos, estatua melancólica.
Solo dejaron un pequeño abrazo
en el jardín de bonsáis. 

¿Dónde fueron las hojas del otoño?
Se las llevó un verano imaginario
a donde el sueño es luz,
donde la noche
regala tu sonrisa a las estrellas,
donde la cruz del sur
es ignorada por millones de miradas
salvo la de una musa
que la busca en el cielo
tras las alambradas.

jueves, 28 de noviembre de 2019

Infinita


Infinito el latido
del atlántico inmenso
en la víspera de nunca
estuvimos tan lejos
como si el mundo fuera
un corazón que rota
sobre un eje callado
para dibujar noches
y días de añoranza.

Hoy viniste a volar
cometas en el alma
aprovechando el viento
que surge del vacío
cuando mis manos trémulas
no encuentran tus caderas. 

Viniste a navegar
por la piel de mi cuello
aprovechado el último
navío de mi puerto
que zarpa hacia lo azul
a lomos de delfines.

Te esperaba en el frío
como espera un relámpago
la respuesta del trueno
cuando se apaga y teme
ahogarse en el silencio.

Te esperaba en vigilia
de millones de noches
y sueños encerrados
en cáscaras de nueces
con un solo deseo:
germinar en tu aliento.

Te esperaba desnudo,
o vistiendo caricias
que no habían llegado
a materializarse
con tus manos ausentes.

Te esperaba sin miedo
a olor de despedida,
sin rencor por la herida
que tu soledad ciega
dejó en la estela pura
de la luz del deseo.

Infinito ese beso
último que se aleja,
se extiende en la memoria
con las alas del tiempo.

Te esperaré soñando
con o sin horizonte,
dibujando en los templos
de mi mágica acrópolis
un eterno retorno.

martes, 26 de noviembre de 2019

Desequilibrio

¿Qué siente la noche
en su seno cerrado
en su más profunda oscuridad,
en plena ausencia de estrellas,
cuando muere el sol
para siempre?

¿Siente la noche vértigo
al devenir eterna,
ante la absoluta certeza
de que no vendrá el alba?

¿Siente la noche dolor
ante la negación del cometa,
ante la ausencia de tierra
y mar que devorar?

¿Cómo cierra la noche sus heridas
cuando ha borrado todo el firmamento,
si ni siquiera la lluvia la acompaña
en su búsqueda estéril de la luna?

¿Es la noche el destino
de tu huida vacía,
desbandada, estampida
de tu alma ciega
y sus cien mil reflejos fantasma,
perseguidos por un tenue
rayo de luna,
acosados por la sombra
de un amor que traspasa?

¿Son tus ojos la noche
que no quiere mirarme
porque soy más oscuro
que sus propias entrañas?
¿Es la noche tus ojos
que se cierran al dardo
de mi triste mirada
cuando te ve marchar
sin mi vida en los labios?

Puedo estar más vacío
si das la vuelta a mi piel
y me drenas las lágrimas.
Puedo estar más callado
si le robas el tiempo a todos los relojes,
lo lanzas al centro de una esfera
y cambias de hemisferio.
Podría estar más triste
si me cantas un réquiem
con la voz de los siglos,
y entierras mis deseos
junto a todos tus sueños
en la fosa común
de las conspiraciones.

¿Es la noche consciente
de que mañana puede
llegar a no escucharse
el canto de las aves?

Sálvame, gata negra,
abre tus ojos vivos.
Amanece.

Te esperaré en la lluvia,
ebrio de melancolía,
ahogado en la ternura
que ayer no pude darte.

Te esperaré en la lágrima
que anega mis jardines íntimos
incubando palabras
para recordarte
lo que siempre olvidamos.

Te esperaré en el centro
de mi punto divino
esquivando la mierda
que arrojan tus eclipses...
Cuando tu luz preciosa
se apague en el presagio
de los humos del cáncer
te cogeré la mano,
lameré tus estigmas,
te perdonaré todos los suspiros
que me has robado.

¿Sabe la noche
todo lo que oculta?

jueves, 21 de noviembre de 2019

La cordura


Huella en el barro.
Barro que fue arena,
arena que el viento
no pudo llevarse
porque el tiempo
la encerró en sus relojes de cristal.

Agua estancada.
Estancada en el cauce,
cauce que fue mi río
antes de que tu mar
desapareciera y todo fluir
perdiera su destino.

Luz, cielo de sangre.
Sangre, ocaso o alba,
alba de un nuevo día
que anuncia ya su muerte
porque incluso los astros
buscan ciegos el vacío.

Aire robado al cielo,
cielo que respiramos...
Respiramos la ausencia
del tacto de los labios
o, peor, su rechazo
cuando el alma anochece.

¿Recuerdas cuando fuimos
a ver salir la luna
al cerro de los locos?

¿Te acuerdas que mis labios
temblaban como estrellas
al pronunciar tu nombre?

Recuerdo cuando estábamos
completamente locos,
corazones desnudos
a merced de las mareas. 

Mañana amanecerá sin sol
y besando la lluvia
te diré una y mil veces:
¡Qué triste la cordura!

martes, 19 de noviembre de 2019

La última hoja

Cuando el mar se convierte en un desierto
me ahogo en olas de arena,
me dejo jirones de alma prendidos
en los mástiles rotos
semienterrados
de tu ausencia en el naufragio de mis horas.

Desapareces.
No dejas ni un silencio
ni un grito
colgado en el vacío
y yo sigo esperando
condenado a no muerte,
a vivir con la vida ya enterrada
escuchando el eco sordo
que mis lágrimas
proyectan en el oscuro lago
de tus noches de soledad dormida.

Solo te pido eso.
Unas breves palabras.
Solo di "no me esperes"
y deja que me arrastre
el viento del otoño
con las demás hojas muertas.

No me dejes aquí
como esa última hoja,
pegado a la rama
más baja del olvido.

viernes, 15 de noviembre de 2019

Luz, Vida



El corazón, la víscera encendida,
el alma, filamento incandescente,
eléctrica, vibrante, aun dolorida...
¡Qué luz en los abismos de la mente!

Luz de estrella fugaz que detenida
pinta un instante eterno de repente,
firmamento en mi piel que abierta, herida,
siente tu firmamento azul, latente...

Te siento con la piel de la escondida
desnudez de mis ojos... Y mi frente
recibe tu mirada como vida
que engredra vida y vive eternamente.

jueves, 14 de noviembre de 2019

Paraíso


Paraíso,
ábreme la puerta
que ya cierro los ojos.

Desnúdame en tu lecho
de musgos y de lianas
mientras mi alma se ahoga
en gotas de rocío.

Te regalo un año de mi vida.
Es muy ligero.
Está lleno de soledad
y de una extraña belleza que levita.
Está lleno de éxtasis, 
sonrisas y murmullos, 
del canto de los pájaros
y el aroma a café de las mañanas. 

No borré los domingos. 

A veces me pregunto,
cometa de dragones,
si el sol y la luna se aman.
Se buscan el uno al otro en el cielo,
se persiguen...
Hasta que un día... ¡Oh, Dioses!
¡El eclipse!

Cada noche sin ti
es un pétalo muerto 
en la enorme rosa negra 
que florece en un círculo de nieve
pintado acaso con tus labios
en mi cálido pecho. 

Ábreme el paraíso, 
que me pierdo. 

lunes, 11 de noviembre de 2019

Nacida del agua


Destilas paz,
halo de la luna.
Treinta otoños de agua
te enseñaron
a acariciar el sol en su agonía.

Sangra la tarde.
Nace la reina
de todos los delfines.
Mi espíritu hoy despierta
en sus jardines.
En mis ojos abiertos
florece un templo.

Adoro su cintura
como rama de sauce,
su sonrisa divina,
sus enigmas felinos
que encierran los misterios
antiguos y los nuevos.
En mis ojos cerrados
no hay más que sueños.

Me siento como un árbol,
acaso un tejo
en su bosque sagrado...
El más pequeño.

sábado, 2 de noviembre de 2019

Canción de otoño (haikus)


Bailan las hojas
en el viento de otoño.
Quiero ir con ellas.

En mi memoria
todas son abanicos.
Quiero ir con ella.


Un mar lejano.
Nuestro nombre en las olas.
Quiero ir con ellas.

Siento vacía
mi mano sin su mano.
Quiero ir con ella.


Ven, Alfonsina.
Traeme tus soledades
Quiero ir con ellas.

Tengo una lágrima
y quiero una sonrisa.
Quiero ir con ella.


Árbol desnudo...
¡Qué altas suben sus ramas!
Quiero ir con ellas.

Lluvia otoñal.
La gata en mi ventana.
Quiero ir con ella.


El tiempo pasa.
Unas horas tras otras.
Quiero ir con ellas.

Dadme un segundo
y romped los relojes...
Quiero ir con ella.


Las nubes vuelan
hasta mis horizontes. 
Quiero ir con ellas. 

Sus labios son
el cielo despejado. 
Quiero ir con ella. 



jueves, 31 de octubre de 2019

Corazón-coraza, causa-efecto (monólogo)



atrévete a mirarte a los ojos
en un espejo libre de prejuicios

atrévete a mirar a los ojos del maestro,
a ver el aprendiz en él
¿quién es reflejo de quién?

atrévete a mirarte a los ojos
atrévete a mirarme a los ojos

atrévete a sentir
atrévete a llorar sin secarte las lágrimas. 

tu doctrina, maestra, es la búsqueda del equilibrio interior
tu vía es aislarte de los sentimientos que lo perturban

mi doctrina, beguina, es también la búsqueda del equilibrio interior
mi vía es integrar sin rechazo los sentimientos que lo perturban

tu doctrina la avalan miles de budas
mi doctrina la avalan millones de locos

mírate, mírame a los ojos
¿eres un buda o un loco?

rememora ¿acaso has olvidado?
qué te indujo a elegir tu vía

¿amaste acaso hasta el dolor
y al sacarte la espina
juraste no volver a coger rosas?

solo somos almas mortales llenas de vida
¿qué esperas de nosotros?

solo somos seres sensuales en un universo de sensaciones
¿qué esperas de nosotros?


ahora el maldito tiempo insistiendo
en convertir el único presente en una frontera entre el ayer y el mañana

ahora el deseo o ansia
de ser mejor que otros antes que aceptarse a uno mismo

ahora el sentirse útil para el prójimo
por autocomplacencia

¿es vivir improvisar la vida?
¿es necesario un orden?

yo llamo horizonte
a lo que tú llamas vértigo al vacío

yo llamo soledad a estar lleno de mí
cuando deseo estar lleno de ti

¿ese es mi vértigo, mi talón de aquiles? 
mírate en mis ojos, maestra.

¿acaso no es tu vía hacia la armonía interior
una valiente huida de ese vértigo?

¿acaso soy cobarde por no huir?
todos estamos solos

maldito tiempo, fuente de espejismos,
las cicatrices o las estelas en el mar cuando el barco ha pasado ¿son aún presente?

quizás
pero no el eterno presente único

atrévete a mirarte a los ojos
atrévete a mirarme a los ojos

no dejes nunca de buscar la belleza
por buscar la verdad

no podemos aislar nuestra esencia
para protegerla de sus propias heridas

ámate a ti misma por encima de todo, si...
pero ¿Quién eres?

¿Si eres parte de mi y no me habitas
cómo puedo ya amarme plenamente?

dentro de ti hay un mundo enorme
que contiene todo lo que amas

Sí, todo lo que amas está dentro de ti
pero no es más que un reflejo en tu alma cristalina de lo que hay fuera

mírate a los ojos, mírame a los ojos,
espejo de lo que me haces sentir.

todos somos belleza efímera. 
nadie es libre... estoy cansado 

solo el tiempo maldito
me separa de la muerte.

Maldito tiempo. 


martes, 29 de octubre de 2019

Agujero negro


Descalzo sobre este vacío
afilado.
El vacío absoluto.
Ni siquiera metáforas.
Ni tan siquiera aire que retenga
el eco de mi nombre
colgado de tus labios.

Mis siete esencias en la oscura noche.
Estoy loco,
nunca dormido,
siempre en expansión interior,
porque el amor duele
cuando explosiona en el centro del alma, galaxia derviche,
creando un inmenso agujero negro.

Escriba de la luna,
cabeza de ibis,
pluma, ala errante vuelo,
vuelo, vuelo
desnudo
con las manos vacías
sobre el todo vacío.
Dentro de mí girando
todo el universo.
Fuera de mí el vacío.
Gravedad cero.

Plomo en el corazón,
plata en las manos,
los ojos anegados por el vértigo,
lágrimas de mercurio...
Dentro de mí la música,
el estruendo
en busca de armonía
contra el tiempo.
Fuera de mí el silencio.

domingo, 27 de octubre de 2019

Inhumación del deseo


Como un tigre dormido
abrazado a su presa,
como el mar que acaricia
la playa que le acoge
robándole la arena
y devolviéndosela,
como un templo olvidado
donde el corazón reina
un espíritu en ruinas
recubierto de hiedra...

Viejo, casi vencido
por la melancolía,
siento pasar los días
como barcos de vela
cargados de deseo,
dibujando una estela
en esos firmamentos,
tus ojos de gacela,
la curva de tus senos,
la paz en mi tormenta,
la lágrima en silencio
testigo de la espera
a que en mi labio frío
cristalicen tus besos.

Ahí en tu paraíso
sé que mi alma aún respira
a pesar de mi cuerpo.
Dame pasión en flor
si aún estoy vivo.
Entiérrame en cariño
con delfines sinceros
y una sonrisa eterna,
si estoy muerto.

martes, 22 de octubre de 2019

Bosque hermano (Elegía por G. R. G.)


Al monte le pido
que deje en los riscos prendido tu nombre
al abrigo del olvido y la ventisca.

Al bosque le pido
que bajo la corteza de los castaños
custodie tu alma
con el mimo que alberga
el canto de los pájaros al alba.

Al arroyo le pido
que no vierta lágrimas,
que siga su fluir imitando tu risa
valle abajo hasta el pueblo
donde aún te esperan,
río abajo hasta el mar... 

¿Sabías que vendría un sirena
río arriba, soñando,
escoltada de peces y de estrellas
a encender velas en tu memoria
contra la voluntad del viento? 

¿Quién trajo el plomo y la pólvora al monte?
¿Los furtivos o Judas?
¿Quién invocó al fuego o a la sangre?
Nunca sabremos todo.
Nunca sabemos nada.

Al tiempo le pido
que pare y contemple
la vida que amamos,
este bosque hermano,
silencio dentro del silencio,
la luz envolvente
de miles de lunas
sin tu aliento.

sábado, 19 de octubre de 2019

Despertares


Despertares.
Cuando la lluvia acecha
más allá de las alas del milano
y entre las suaves sábanas
se me ha perdido la noción del tiempo,
algo de aroma a piel o bergamota
y un arito de plata.

Despertar sin relojes,
acariciando olas
o acaso campos de cebada verde
peinados por el viento. 

Despertar labio contra labio
y besar esa orquídea abierta
que florece en el centro del paraíso,
besar hasta que el cielo entra en tu cuerpo
con su cálido manto de rocío
y bebe vida de tus manantiales.

Nada más dulce que navegar libre
por los cielos y mares de tu piel
sin dejar más estela que el sabor
de la fruta madura que soñamos.

Si algún día me duermo para siempre
no temas, dulce dríade,
porque me llevo dentro
todos tus despertares.

jueves, 17 de octubre de 2019

Mucho por vivir (a Lourdes)



Un eco de tu voz que no se apaga,
la palabra certera que persiste
cuando el silencio impera en la memoria,
un resplandor fugaz como el reflejo
que dejó la retina impresionada
con la luz del ocaso a medianoche,
un aroma de menta y azahares
en la piel de esa mano que acaricia
el pelo de la niña que aún hoy eres...

Nada es vano cuando el amor trasciende,
cuando esa sombra extraña que es la vida
se proyecta en el tiempo imaginario
que va desde aquel beso al horizonte.

Si ríes frente al mar enfurecido
o lloras en la calma que te espera
cuando encuentres los restos del naufragio
es que estás viva, flor de otoño, ave
que regresa a su nido cada noche
para arropar el alma con sus alas. 

En el jardín tres flores. Si anochece
esperarás al alba y al rocío
para que abran sus pétalos al cielo,
dejarás que la brisa, suavemente,
con dedos de sirena temblorosa,
acaricie sus cuerpos somnolientos
y despliegue sus amorosas velas
hacia el más íntimo rincón del firmamento
y en la constelación
más profunda
del abismo celeste
florezcan tres sonrisas
en una sola lágrima.


¡Hay tanto que vivir...!
Tus manos hablan.

miércoles, 16 de octubre de 2019

Sinparaísos


Como los juncos
mis brazos sin tu talle.
Llenos de viento.

Como cadáveres
a la orilla del tiempo
mis días huecos.

Como dragones
varados en el aire.
Tu agua y mi fuego.

Como mortales
puñaladas de ausencia
en mi deseo.

Como un tsunami
de penumbra en las playas
de mis ensueños.

Como un velero
en el mar de mis lágrimas
es tu recuerdo.

No hay paraíso
entre tanta belleza.
¡Te echo de menos!

lunes, 14 de octubre de 2019

Buscando delfines


Ayer la hierba.
Hoy la hiedra.
Mañana la liana.
Jardines. Delfines.

Alba de nácar.
Mediodía de ópalo.
Atardecer dorado.
Luna. Luz. Plata.

Gacela de tus ojos.
Felino hambriento 
mi mirar al buscarte.
Labio. Deseo.

Océano que avanza
hacia mi pecho.
Redes que ya me arrastran.
Agua. Aire. Fuego.

Nunca cambiará el mundo.
Siempre habrá guerra.
Te amaré en el silencio
de las trincheras. 

sábado, 12 de octubre de 2019

Tu Alaska


Eres como la luna
jugando con la bruma
sobre las copas de los árboles
mientras paseo solo
por nuestro parque.
Bella, silenciosa, misteriosa...
Inalcanzable.

Escribes mi nombre en la playa
con canciones mudas de sirena.
Luego traes las mareas
y las brisas sedientas
para que borren cada trazo.

Me voy ahogando lento
en el silencio que sigue a cada ola
tan lejos de ese mar
que llevas dentro.

Eres cruel huyendo de puntillas
del laberinto de rosas y de espinas
que ha trazado mi vuelo en tu memoria. 

¡Si al partir me besaras, sonrieras,
me dijeras que espere en esta orilla
tu regreso, lluvia de otoño,
en lugar de borrar todo el paisaje
con la niebla del drama solitario
robándome la vida que respiras... !

Cada día que pasa se descuenta
de lo que le debemos a la muerte.
Cada uno elige el marco del espejo
en el que reflejar sus soledades.
Cada vez que te vas sin horizonte
no encuentro mi reflejo
en el profundo vacío
de mi tiempo.

Ayer dormías mientras yo soñaba.
Esta noche la luna me devoró los sueños.

¿Libertad?
No sin tus horizontes
siempre abiertos.

martes, 8 de octubre de 2019

Dime horizontes


Di que la luz reposa en un latido,
que en la próxima sístole amanece,
que bombea en ventrículos celestes
colores y texturas del otoño.

Di que el agua reposa entre tus labios
fresca para los labios de un sediento
que ciego al horizonte te ha buscado
noche tras noche hasta que amaneciste.

Dime que son tus ojos asterismos
de una constelación que me corona
de laureles un firmamento íntimo
cuando llamo a tu puerta y está abierta.

Dime que hay un jardín entre tus muslos
de donde mana el río de la vida,
este amor que me arrastra en su corriente
o donde bebo, siento, espero siempre
sentado en paz, soñando en sus orillas.

Di que acaso mañana, acaso siempre, 
dormirás en mis alas como pluma
y tanta desnudez, tanta ternura, 
no encontrarán ni ángeles ni arcanos
donde la mar se abraza con el cielo. 

jueves, 3 de octubre de 2019

Álamos


Igual que fluye el gozo
por los valles del alma
en las noches de luz fosforescente
en que florecen libres las orquídeas,
igual que el bosque húmedo
recibe las caricias
de la brisa que nace de mis dedos,
igual que tu sonrisa
inunda todo el cielo
y los ángeles de iris
saltan en parapente
por el principio de Arquímedes,
así escapa doliendo la esperanza
en los ocasos tristes de las tardes
que este otoño senil robó al verano,
así calla la orquesta temblorosa
los agudos violines de tu ausencia
cuando te desvaneces
como una gata herida
y los álamos quedan
con sus hojas vencidas
rogándole al otoño
que las arranque de una vez
porque esperan en vano
esa sonrisa. 

martes, 1 de octubre de 2019

Horizontes de espera


Sirena, llévame a puerto,
a una playa de topacio
para acariciar tu pelo
desde el cénit al ocaso.
Ponme el horizonte abierto
en la palma de la mano.
Arrástrame mar adentro
de mi tiempo y de mi espacio.
Enséñame el firmamento
con el roce de tus labios.
Libérame de este infierno
que prohibe tus abrazos.
Desnuda la piel del cielo.
Viste la luna con halos.
Pinta el alba con tus dedos
de bambú y vuelo de pájaros.
Dibuja un paisaje eterno
en mi lienzo improvisado.

Hace vidas que te espero
y más que hubiera esperado
a ver resurgir tu cuerpo
de la espuma del océano,
a ver tu alma sobre el viento
meciendo mi viejo barco
sobre millones de pecios,
disfrutando del naufragio. 

Sirena, se muere el tiempo...
Deja que acabe en tus brazos
hechizado por tu aliento,
consolado por tu canto.

Hace siglos que te espero
Siempre te estaré esperando.

domingo, 29 de septiembre de 2019

Morning Glory


Gata de seda azul,
cúpula de Denderah,
firmamento de ibis.
Acariciarte
es rozar con las pestañas
la cara oculta de la luna
cuando la luz divina,
Ártemis desarmada,
da la espalda al rumor de las mareas.

Hay en mi mano rosas
y las espinas duelen.
Se clavan en la piel
que ha de rozar tus senos
entre latidos y silencios,
timbales de pasión
tensados bajo el agua del océano.

El dolor de la espina
da sentido a la suavidad del pétalo.

Si te beso es porque sé
que anoche, entre tus labios
nació una rosa húmeda.
¿Cómo lo sé? Misterio. 
Lo dijo un vagabundo
al que ofrecí cobijo
a cambio de secretos
de los templos de Isis.
Vio una vela encendida
en mi ventana abierta
y me ofreció este ramo
de rosas casi azules
y me dijo mordiéndome la lengua
"El cielo está en tierra.
El fuego está en el agua.
Tu alma está en el éter
junto al punto
divino de tu musa". 

Dicho esto hubo un silencio 
como premonición de un terremoto...
¡Calló y se cayó el ojo!
¡Maldito! Se hizo añicos.

sábado, 28 de septiembre de 2019

Kéfir


Hay días que una sombra apocalíptica como una enorme ola de barro cubre todos los pliegues del crepúsculo, días que te esperaba vestida de sonrisa con un aura-corona radiante, ardiente, días que te auguraba en mi punto divino, que te materializabas en los umbrales de mi deseo, viajero en el desierto frente a un oasis de aguas cristalinas que siempre puede ser un espejismo, días que te soñaba más despierto que nunca, días en que el olvido sabía que hay besos indelebles tatuados en la raíz de la memoria que pródigos emprenden su regreso, pero a veces el cielo se oscurece en un vuelo de cuervo y todo es devorado por la imparable sombra: el espejismo vivo, la aurora, la memoria... Hay días que esperaba mariposas y aquí están, disecadas, clavadas en mi corazón con alfileres de entomólogo. Necesito un horizonte, no un camino, no, como decía el poeta... Para caminar solo necesito estar frente a ti, mi horizonte.

¡No pasa nada! -dices, mientras todo se apaga, mientras la magia dulce fluye río abajo hacia un mar que los plásticos anegan. Te amaré, aunque lejano o forastero, como la vela silenciosa al viento, aunque sé bien que el viento desea volar solo, levantar los vilanos y las hojas de otoño sin que ninguna vela se entrometa. 

Tu tiempo es el tesoro más precioso, el más disputado y el más frágil. Oh, sirena ermitaña, reina de los delfines en brazos de un Proteo siempre en metamorfosis, delicada como el tallo de una orquídea, consciente del peso de tanta belleza contra la ley de la gravedad. Tu tiempo es un tesoro indescriptible que todos los mortales que adoran la belleza codiciamos, porque eres una venus de éter esculpida en el alma de una lágrima, porque un día la muerte escondida en el humo vendrá a reclamar todo lo que lo la hemos robado y tu amante doliendo llorará todas esas noches que fueron ciegas a la luz del cometa, esas noches negadas a las pieles del éxtasis, esas noches en las que la distancia entre nuestros labios fue una larguísima espada tosca de madera que mordimos hasta afilar los dientes. Y esa distancia son cincuenta o doscientos o dos mil kilómetros de grima y de nostalgia.

Luego te siento volar, ave majestuosa encendida de vida, por encima del techo de mi humana miseria, de mi corazón viejo bombeando la bilis del deseo, por encima quizás de las lianas y zarzas de tu propio miedo a volar, de tus indecisiones... Y esa visión de libertad tan pura me conmueve y no acierto si debo quedarme aquí, vacío de esperanzas, lleno de anhelos, llorando, obediente, o desplegar mis alas y vestir tu bendita soledad de este amor cristalino mientras sigue en plena ebullición, no sea que un día cese de fermentar, no sea que algún día, como el fluir de todo lo eterno, se agote. 

martes, 24 de septiembre de 2019

Cumbre del Cambio Climático (soneto-aniversario)


Haz de luz dirigido al punto oscuro
donde el alma intersecta mi pupila
es tu mirada, el rayo que vigila
la noche de tormenta que ya auguro.

Tras esa luz la calma de un mar puro
bajo un cielo de añil donde titila
la estrella que me guía y encandila:
tu corazón, el puerto más seguro.

¡Transcurrido un invierno y un verano,
mi mástil roto por la tempestad,
rescatado del vórtex por tu mano,

todo perdí salvo la libertad!
Desnudo lo divino de lo humano
ya solo espero amor, silencio... Y paz.

sábado, 21 de septiembre de 2019

Imposible despertar en el jardín de la luna


Equinoccio de otoño,
lagrimal inundado
por las primeras lluvias,
añoranza de océano y de niebla, 
de agua densa y salada. 

No despierto del sueño
del lobo enamorado
de la piel de la luna,
que quiere acariciarla
con estas patas torpes
pero tan solo aúlla...

Ella, tan misteriosa, tan callada,
le muestra el lado oscuro.
Ella crece, mengua, desaparece,
brilla en silencio,
se refleja...
Ella, herida de mar, se esconde,
(dueña del cielo,
reina de su tiempo)
tras el suave horizonte. 

¡Es tan bella su luz
inalcanzable!

No despierto del sueño
del marinero ciego
que echó el ancla en la tierra
muy profundo... Y aun así
(¡idiota, idiota!)
le robó el corazón una sirena.

No despierto del sueño
porque la vida es sueño,
porque aunque huya consciente
del mundanal ruido
en la senda escondida
hallaré la memoria 
de su piel, sus latidos,
las noches sin eclipses,
su cuerpo de azucena
acariciando el mío.

Quizás ese retiro
sea el jardín que anhelo,
un jardín que en mi sueño
no es un jardín prohibido,
un jardín que mis manos
abonan con cariño,
un jardín cuyos frutos,
cuyas flores abiertas,
no conocen el miedo
ni el tiempo
ni el olvido.

Equinoccio de otoño.
Oigo caer la lluvia en mi mejilla
o lo sueño, es lo mismo...
Es agua dulce ahora.
Se riega su jardín con mi destino.