martes, 25 de septiembre de 2018

Cambio Climático


Desde mi celda de cristal de roca
sueño con las perseidas.
No quiero abrir los ojos porque la sal me quema
y el alma se me enreda en las mareas.

Desde mi mar en calma
siento el nácar llamando a la tormenta.
En la orilla del tiempo un anillo de plata,
piel de pirata, canto de sirenas.
Brilla tanto en tus manos que la noche me ciega.
Luna. Luna de sangre.
No debo abrir los ojos.
Los glaciares me hierven en las venas.

Leva anclas, marinero, suelta velas.
Navega este silencio. 
La tempestad acecha.

En mi prisión de jade, respirando muy lento,
oigo las olas sordas contra el muro.
No puedo abrir a tanto mar los ojos.
Sueño escapar volando como un ave
con rumbo a esa sonrisa
de corales lejanos, vainilla y azabache,
pupilas que reflejan
sensuales
mil estrellas fugaces.