viernes, 3 de febrero de 2012

A Miguel. In memoriam

No fue fácil remar hacia la aurora,
más allá de un capricho de ceniza.
No sin horas de insomnio
ni páramos interpuestos
entre los corazones a ciento sesenta por hora.
No es la nieve en Bethesda quien te añora
ni el toro en la dehesa.
No es la tierra fatal que te sepulta
ni la memoria que te fue robada
con toda la violencia de los tiempos
quien te llora en silencios como aludes.
No hay lágrimas que quieran recordarte
en los ojos de Judas ni en los míos.
No hay imposibles nunca jamás nada
es imposible: nunca me rindo apenas.
No es el ratón desnudo, la biopsia
del lóbulo dormido, la cándida demencia,
ni el incienso ni el agua bendita de San Martín,
ni la Hija del Altísimo ni el misimísimo diablo
quien te lleva al invierno descarnado.
No es el dolor
ahora que no lo sientes.
Es la vida que te habla, te despide despacio,
te depara otro absurdo
para que tú ironices
con naturalidad
inquebrantable.
Es tu voz que perdura como un salmo
rompiendo olas y rocas en la lluvia
y deteniendo el tiempo hasta hacerlo presente,
eternamente tuyo. Yo he sido juventud
y ahora es hora o deshora de estar triste 
pero estoy bien... ¿Y vos?

Miguel Sánchez (1955-2012), Catedrático de Microbiología e Inmunología en la Universidad Complutense de Madrid y en la Universidad de Salamanca, fue un maestro admirable y admirado, una persona "terriblemente" irrepetible.

No hay comentarios: