Donde la muerte no conoce sangre
hay mirlos peregrinos de alma en alma.
Silencios hay de amor que ignoran albas
porque la luna es sueño que no cesa.
Donde el caos armoniza con las sombras,
hiedra hebrea, piedra pulida y negra
que los siglos y el ruido no han borrado,
la eternidad herida por el tiempo maldito
me ha esperado
lloviendo
durante muchas guerras.
lunes, 19 de mayo de 2008
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