lunes, 19 de julio de 2021

Lucían las estrellas...

 


Se eleva
en el cielo de todas las miradas
el molinillo de viento
que anoche fue
diente de león.

Se hunde.
Toca fondo
en un lago de agua amarga
el pétalo de vida
que floreció perfecto
en busca de corales
entre albores de otoño.

Cuando rompe el silencio
el timbal de una lágrima
la ausencia de lo amado
multiplica sus ecos
en miles de alfileres.

Descalzan los violines
una nota de mieles
sobre la piel abierta.
Apunta el astrolabio
el fiel de su alidada
a una estrella que espera
tras iluminar todo.
Almirante en mi cámara
secreta
custodio los recuerdos
de quien navegó el éxtasis:
una piedra de luna
y una esquirla del árbol milenario
bajo el que el alma, arrogante,
lloró su triste noche.

Se ha abierto el cielo, estrella,
devorando los pecios
en mis ojos.
Desde las sombras
de mi corazón crepuscular
no atisbo más caminos
que la senda del alba
radiante
ante mis labios.

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