miércoles, 16 de marzo de 2022

Sáhara

 

No es rabia ni dolor lo que me asola.
Son agujas de sal en las entrañas,
cieno en el corazón, ruido en los ojos.

Me hundo en el mar helado como venus
naciendo marcha atrás hacia el abismo,
diosa del desamor, tragada por la espuma.

La calima ha borrado mis deseos,
velas que el viento arranca de sus mástiles,
anclas abandonados en la arena.
He profanado el templo de la fe
con llagas en el alma, el aura sucia.
Por sus vidrieras corren sigilosos
torrentes de mis lágrimas que empañan
la esencia de los besos abisales
que como peces o dragones mágicos
nacieron de tu lengua de coral
hace siglos de inviernos y memorias.

He nacido tan solo para amar.
Vine a esta noche oscura nada más
que para acariciar a las estrellas
con escarcha en la punta de mis dedos.

No es odio ni rencor lo que me asola.
Es la ausencia de amor en un espacio
en el que el ego impera y a las flores
no les queda un estambre de esperanza.

No hay comentarios: