martes, 8 de marzo de 2022

Kiev

 

Pétalo que arrastra el agua.
Luna que se apaga.
Silencio que los tímpanos
ya no escuchan.
¡Tantos cristales rotos
y amores aún más frágiles
sucumben a estas ráfagas!
¡Tantas almas absorben
las bombas de vacío!
¡Bajo tantos escombros
está la dignidad,
vidas a cambio de la libertad
soñada para usarlas!
Trenes llenos de tristeza
llegan a una estación
que es siempre invierno.
Dame un arma, mi amor,
para enterrarla lejos,
donde los niños ignoren
el color de la sangre,
donde hierba, no barro,
tapice los caminos,
caminos para andar,
no para huir, caer
muerto o herido
en cunetas de gloria
ni de olvido.

Árbol que busca el sol
entre cenizas.
Sol que nunca amanece.
Hambre y sed de belleza
entre la pura ruina.
¡Tantas hienas royendo las entrañas!
¡Tantas sirias y ucranias en las venas!
¡Tanto miedo asfixiando la esperanza!
Mi inmenso amor es solo un grito sordo,
un mota de polvo diminuta
que se hunde en un mar de vidas líquidas
tan profundo y tan denso que la rabia
flota en la superficie
y nuestras lágrimas
son dulcemente aéreas.
Dame un arma que apunte a la conciencia
de quien virtió la sangre de la Tierra,
de quien profanó el templo más sagrado,
los ojos color cielo de las niñas,
sepultando en tremores de metralla
el canto de los pájaros.

No hay comentarios: