lunes, 23 de marzo de 2020

Desterrado


Aunque estés a años luz
de mi corazón abierto en las salinas
me entretengo contando
en tus cabellos dulcemente imaginados
la diminuta sombra de las estrellas.

Un halcón en llamas sobrevuela
majestuoso
todo lo que no ha muerto,
lo que no es aún carroña devastada
ni los huesos pelados del olvido.

Canta el pinzón. Florecen los narcisos.
Reverdecen los olmos en mis venas
de tigre encadenado
mientras los cadáveres
se apilan en el hielo.

Luna, luna, ten piedad
de todos los corazones vacíos
que inexplicablemente
siguen latiendo
atrapados en el invierno, 
aun muerto el beso.
Báñales con el azogue
blanco de la noche.

Si me abrieras tus brazos, 
tus caderas de almíbar, 
saltaría sin dolor,
pondría el tiempo a cero
y empezaría de nuevo
mi vida desde tus labios
palabra por palabra.

Te quiero, soledad.
No te temo, dolor.
Apenas soy ya nada.
Apenas soy amado.
Tengo corona acaso
pero no tengo reino.

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