miércoles, 24 de junio de 2020

Madrugada de San Juan


Deslizar un beso bajo la almohada
hasta ahogarlo. Respirar
al unísono con el pecho amante.
Desear que en el viento
se abra un camino de aliento vivo
anunciando una aurora boreal
en pleno trópico.
Saltar sobre una hoguera
que se encendió hace años,
festivales de fuego
en el calendario astral del alma.
Exaltar la amistad del mar
o de los bosques íntimos
donde una mano abierta
supo borrar la noche,
dársela de desayuno
al canto de los pájaros.
Amanecer con tu piel
pegajosa y dormida
sobre nubes de leve consciencia
y rumor de olas.
Robarte las palabras
como si un ángel de silencio
te hubiera mandado gritar
para que no se nos escapara
ese primer instante
de un día tan azul
que duele la tormenta.

Despertar con tu cuerpo
cerrado entre mis brazos
y el mío sin abrir, 
desintegrándose.

Despertar con todo lo que es bello e indómito
ronroneando a nuestros pies. 

No hay comentarios: