miércoles, 3 de junio de 2020

Último fulgor


Desde el dolor la rosa es más profunda.
Se clavan más adentro
los pétalos de sangre
en mi costado abierto y en mi frente.
Todo el cielo se ahoga en las espinas
y la raíz penetra hasta mi sexo
para exprimir así la última lágrima.

En tu jardín crece la hiedra oscura
hacia tus ojos que se desvanecen
huyendo de la luna en pleno día,
envenenando el alma de los pájaros. 

¿No queda ni un rescoldo
oculto en la linterna japonesa
junto al lago de todos nuestros sueños?
¿No queda ni una mísera luciérnaga? 

Condéname al otoño y la amargura
pero no al odio, nunca al odio vivo
que nace del amor que se marchita.

Guardo una flor, absurda siempreviva,
encerrada en el pecho. 

Un día tus palabras
son orquídeas blancas.
Otro son puñaladas
al alma de los ángeles. 

No vengas si no quieres ver morir
al más herido de los elefantes.
No vengas si te duelen los silencios.
Estaré en el jardín
desesperándote.

No hay comentarios: