viernes, 25 de junio de 2021

Canción Triste del Pirata

  

Tornado de silencio,
piel de caracola,
el mar se acerca
latido a latido.
Restalla en la noche
tu voz de miel y albahaca
como un latigazo de esperanza,
eco de luz ahogado
en la ausencia de la tormenta.
Pero no estás aquí,
en el horizonte de proa
ni en cubierta en el cénit
con el alma abierta en los mástiles, 
sino en la estela.

Estrella de amar,
tus brazos o rumbos
dibujan soñando
la vastedad del azul
en los cinco puntos cardinales.
Si yo fuera ballena
me hundiría en tu pecho
en busca de auroras submarinas,
krill de luz proyectado
sobre mis propias sombras abisales.
Busco el mar en el cielo
con mis ojos de bosque
y la boca llena de tierra.
Mis músculos cansados
son pasto ya del musgo y las raíces,
la podredumbre noble
de esperarte doliente
mientras la luna rompe
el lienzo de la noche.

Déjame zarpar libre
con el pecho vacío
en mi bajel pirata
al confín sensual del paraíso.
El corazón se queda
enterrado en la isla del tesoro
sin saber que las islas
también viajan
mar arriba
a la deriva
arrastrando
miles de cofres
en sus entrañas.

Y el galeón navega.
Navega por tu cuerpo
como un delfín herido
por las olas sedientas
de naufragio.

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