Cerrar los ojos ante el mar inmenso
para ver los abismos interiores,
buscar desierto donde solo hay flores,
sentir que no he soñado lo que pienso,
abrir la piel a miles de dolores,
flotar en el vacío, ese humo denso
del espíritu que arde como incienso
de la Ofrenda que a un beso cierra honores.
Decidle al mar que espere aún a mi barca
varada en la quietud de la tormenta.
Decid que fui pirata en una charca
y que mi libertad se fundamenta
en lo que un simple corazón abarca,
lo que la luz de la belleza alienta.
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