lunes, 12 de noviembre de 2007

BÚSCAME, ATARDECER Jaén, 1996

Búscame, atardecer, que estoy llegando...
El sendero de azul melancolía que se cierra a la vena
en un instante me recoge absoluto
y se acelera el mar en su latido.

Apenas he llorado. Aún viaja tu nombre entre los olivos
como un fantasma opaco de acento de jilguero.

¡Escucho, ola de tierra! Escucho acantilado
romper en cada lágrima un secreto que muere.

He cubierto de musgo la lengua de mil palomas.
Sólo son palabras. Sólo palabras ciegas en la orgía de luces,
el cuerpo y la memoria, la luna y los lunares
de mi amante, tu tierra y mi desmayo de distancias sinceras.
Son palabras tan solo que resbalan sin ansia
por estos toboganes, mis labios como estatuas de ceniza.

Búscame, atardecer, pierde tus brisas últimas,
que no llego a beberte sin derramarme el alma.

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