jueves, 3 de octubre de 2019

Álamos


Igual que fluye el gozo
por los valles del alma
en las noches de luz fosforescente
en que florecen libres las orquídeas,
igual que el bosque húmedo
recibe las caricias
de la brisa que nace de mis dedos,
igual que tu sonrisa
inunda todo el cielo
y los ángeles de iris
saltan en parapente
por el principio de Arquímedes,
así escapa doliendo la esperanza
en los ocasos tristes de las tardes
que este otoño senil robó al verano,
así calla la orquesta temblorosa
los agudos violines de tu ausencia
cuando te desvaneces
como una gata herida
y los álamos quedan
con sus hojas vencidas
rogándole al otoño
que las arranque de una vez
porque esperan en vano
esa sonrisa. 

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