domingo, 27 de octubre de 2019

Inhumación del deseo


Como un tigre dormido
abrazado a su presa,
como el mar que acaricia
la playa que le acoge
robándole la arena
y devolviéndosela,
como un templo olvidado
donde el corazón reina
un espíritu en ruinas
recubierto de hiedra...

Viejo, casi vencido
por la melancolía,
siento pasar los días
como barcos de vela
cargados de deseo,
dibujando una estela
en esos firmamentos,
tus ojos de gacela,
la curva de tus senos,
la paz en mi tormenta,
la lágrima en silencio
testigo de la espera
a que en mi labio frío
cristalicen tus besos.

Ahí en tu paraíso
sé que mi alma aún respira
a pesar de mi cuerpo.
Dame pasión en flor
si aún estoy vivo.
Entiérrame en cariño
con delfines sinceros
y una sonrisa eterna,
si estoy muerto.

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