Se ciernen las fauces
de la noche oscura,
vientre de ballena,
reverso del coral.
¿Eres capaz de amar
más allá del espejo?
¿Eres capaz de amar
con los ojos cerrados?
¿Eres capaz de odiar
con los puños abiertos?
Cuando el mar desemboca en el vacío,
¿dónde queda la playa?
Tengo la llave del firmamento.
¿Dónde has colocado
la estrella polar?
Latir contra el muro de tu silencio
es borrar el pulso de mi esperanza.
Una ballena muerta en el cénit.
Jonás en el acimut. Perdió ese tren.
¿Dónde has colocado la estrella polar?
Tengo la llave del paraíso,
un paraíso del que mi alma no puede salir
y mi cuerpo de barro
no puede entrar
porque probó la flor
del árbol de la vida,
porque conoció el éxtasis
y lo convirtió en plata
para las manos mágicas
de quien pinta la noche
con este silencio
que estrangula
mis sueños.
Penetra la muerte
en mis capilares
como si al caer
lejos de tus alas
el propio vacío
cogiera en brazos
mi frío cuerpo.
¿Es que no has oído,
delfín que no aflora,
pétalo de ave,
mi grito de auxilio?
Se cierne la noche.
Soy afortunado
de encontrar una perla
que encierra toda luz...
Soy un ciego afortunado.
En cualquier caso, libertad,
aprendí de niño...
Lo que nunca vi ni espero ver
es un elefante volar.
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