lunes, 7 de septiembre de 2020

Adumbonado

 Se ciernen las fauces

de la noche oscura,

vientre de ballena,

reverso del coral.


¿Eres capaz de amar

más allá del espejo?

¿Eres capaz de amar

con los ojos cerrados?

¿Eres capaz de odiar

con los puños abiertos?


Cuando el mar desemboca en el vacío,

¿dónde queda la playa?

Tengo la llave del firmamento.

¿Dónde has colocado

la estrella polar?

Latir contra el muro de tu silencio

es borrar el pulso de mi esperanza.


Una ballena muerta en el cénit.

Jonás en el acimut. Perdió ese tren.

¿Dónde has colocado la estrella polar?

Tengo la llave del paraíso,

un paraíso del que mi alma no puede salir

y mi cuerpo de barro

no puede entrar

porque probó la flor

del árbol de la vida,

porque conoció el éxtasis

y lo convirtió en plata

para las manos mágicas

de quien pinta la noche

con este silencio

que estrangula

mis sueños.


Penetra la muerte

en mis capilares

como si al caer

lejos de tus alas

el propio vacío 

cogiera en brazos

mi frío cuerpo. 


¿Es que no has oído, 

delfín que no aflora, 

pétalo de ave, 

mi grito de auxilio? 


Se cierne la noche. 

Soy afortunado 

de encontrar una perla

que encierra toda luz...

Soy un ciego afortunado. 


En cualquier caso, libertad, 

aprendí de niño... 

Lo que nunca vi ni espero ver

es un elefante volar. 


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