lunes, 21 de septiembre de 2020

Muerte de un verano

 

Más allá de la niebla
está el cielo vacío,
todo de luna rota,
sin estrellas.
Más allá de la ausencia
está el olvido.

Ya no me queda alma,
ni un rincón en el alma
para esperar que claves más profundo
tu dolor en el mío.
Ya no me queda piel,
ni cicatriz siquiera.
Es todo herida.

Si en realidad te fuiste
con mis manos vacías
te haré una hermosa lápida
con pétalos de mármol y pizarra
que acaricien así tu sueño eterno
bajo esos leves párpados
que cubríamos de besos
y de hojas del otoño.
Pero si vives
aun sin corazón ni fe ni miedo,
incinérame vivo.
Esparce mis cenizas
en ese jardín limpio
donde soñé tus flores,
en esa playa cálida
donde el Mar y la Tierra
se hacen el amor
eternamente.

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