viernes, 20 de noviembre de 2020

Heridas

 

En un rincón olvidado
de ese alma que perdura
desde el primer latido
todos los días dormidos
todas las noches abiertas
sangrando cieno y éter
supurando polvo de estrellas
cubiertos de dolores diminutos
como motas de polvo
como serrín del tiempo
ajenos a los tsunamis de mercurio
bajo párpados de hojarasca
yacen los ojos cerrados
que esconden esa sombra
que proyecta la memoria
en la conciencia.

¿Quieres que sangre y duela,
que los filos penetren
en tus pequeñas venas
del color del océano,
quieres sentir aún viva
la momia descarnada
de tus resentimientos?

Cuando la adormidera
aún no ha nacido
no sabe que es una simple amapola
embriagada de opio.
La noche preñada de estrellas
solitarias
augura el alba, roja,
con nubes como arterias intactas
surcando el silencio de los cielos.
Deja el abismo enterrado bajo la piel.
Abre los ojos a la luz sin límites.
Mañana va a ser un buen día.
Mañana también
va a ser un buen día.

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