domingo, 30 de mayo de 2021

Soñé que era una viña


Manos, alas, remos,
ramas.
Gestos lanzados al aire
como si deseáramos que volasen.
Sueño que estoy plantado,
abrazado a la entraña profundísima
de nuestra Madre Tierra
con mis ramas podadas,
muñones silenciosos apuntando
a un firmamento móvil,
rueda de la existencia.
Cae la doncella pronto en la noche.
Spica. Vindemiatrix.
Sueño que hay primavera
surgiendo como savia.
Lloran mis cicatrices
en la memoria mortal
del jardinero ausente
y siento abrir mis yemas a los vientos
y siento el mar tan lejos
y deseo,
deseo el mar
tan lejos.

Aspas, vilanos, hojas.
Ojos.
Miradas arrojadas al océano
sin saber si han de flotar o hundirse.
Sueño que estoy volando
a ras de las mareas
Sueño que soy la playa misma
bañada por las lágrimas del tiempo
y son olas tus manos
sonrientes,
eterno fluir del ser. 
Siempre el mismo azul,
nunca la misma ola. 

Asciende la corona boreal

despacio hacia su cénit. 

Vega. Altair. 


Y siento que el salitre
me resaca los pámpanos,
y siento que mis flores
no quisieran ceder
su último pétalo a la brisa
y deseo, 
deseo el agua dulce,
fluyendo entre los trinos
del ruiseñor
tan lejos.

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