lunes, 17 de enero de 2022

Agonía

 


Para renacer primero hay que morir.
Inútil el deseo febril de renacer
en la larga agonía. ¿Florece el rosal
en pleno invierno? ¿Canta la oropéndola
en la fría nieve? La noche
es más oscura antes del alba.
Y más fría. Cerrar los ojos
para ver el cielo. "¡No volverá!"
–pensamos, con el lagrimal
cuajado de esperanzas.
Solo deseo
que cuando amanezca,
envuelto el astro rey en esa magia,
belleza en equilibrio, sensual ofrenda,
ya esté muerto de raíz, mi tronco
convertido en galeones que ya se hundieron,
muy lejos del mar
mis ramas semienterradas
entre el musgo y las canas de líquen del paisaje,
pecios de mi cuerpo que abonen quizás 
la semilla divina
que del fruto de tu amor
surgió como un anhelo
de primavera.

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