sábado, 8 de enero de 2022

Lamento

 

Viento de olvido,
ancla en la garganta,
un silencio de búho
en los valles del alma.
Cuerda de violín tensa
en plicas de añoranza
como un nervio en los puentes
tendidos sobre el agua
de un tiempo que no vibra:
El tiempo de las máscaras.
Dimensiones ocultas
en noches sin palabras,
en un profundo aljibe
sin ayer ni mañana
donde van a morir
los cauces de las lágrimas.
Si pudiera llorar,
alba casi estrellada
con sauces en los ojos,
el bosque en la mirada...
Si mis suspiros-pájaro
en un vuelo de escarcha
pudieran destemplar
el filo de esta espada
que en mis horas sin luna
me desgaja las ramas...
Si tuviera la fuerza
para sangrar la savia,
que fluye en mis arterias
de amor envenenadas...
Si el corazón supiera
desenredar su magia
de abrazos de quimera
y de sedas de araña...
Echaría raíces
en tu paisaje en calma,
en el umbral del templo
donde la luz descansa
y en los días de otoño,
siempre de madrugada,
entrarían mis hojas
bebidas por las ráfagas
de un aire limpio y puro
a tu estancia sagrada.

Pero no puedo, Ártemis.
Traigo la lengua atada.
Traigo las manos sucias
a tus puertas cerradas.
Navegando tormentas,
marinero sin barca,
necesito tu faro.
Lo sé... ¡Cuando se apaga!



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