lunes, 20 de abril de 2020

Soledad


No cabe el sol
en esta soledad
ni la luna en cúpula celeste
que la no-luz anula
cuando cierro los ojos
para verte.

No hay un paso fatal
que sea el último
en la escalada libre hacia tu abrazo.
Sin tu mirar mi oscuridad se apaga.
Sin tu piel, al caer a mi vacío
se me desgarra todo el equilibrio.

No ilumina una vela temblorosa
a las estrellas tristes, desplegadas
en un cielo en que mueren las miradas
adorando a ese Venus que deslumbra.

Si yo fuera un gorrión podría amarte
dentro de ti, en tus fauces de gata,
cada gota de sangre una promesa.

Si yo fuera un vencejo gritaría
cortando el aire, alas de cuchillo
para grabar tu nombre en el silencio.

Si yo fuera una garza que despierta
para encontrar tan solo mi reflejo
en las calladas aguas de la muerte
llevaría tu nombre como un vuelo
hasta el nítido umbral de los sentidos.

No tengo edad
en esta soledad
ni la luna es al tiempo
a la deriva
lo que fueron los barcos
nocturnos
a la mar.

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