lunes, 13 de abril de 2020

Confinamiento



Dormir consciente
Hibernar.
Ver con el corazón
el fondo de la música
cuando al latir
igual que late el mar
en cada ola
despierta una caricia.

Volver. La golondrina
viva,
primaveras elípticas
sobre su estela
celebrando que nace,
muere y renace
en cada embate,
en cada primer beso,
cada gota de lluvia,
pecho de sangre,
cola de noche
y ojos
de luna nueva.

León. En el silencio
se clava una saeta.
Si me amaras
sentirías
la propia vía láctea,
un orgasmo del cosmos
infinito
sobre la esfera triste,
diminuta,
de los siete planetas. 

Cierro los ojos
y veo tu cuerpo
o su contorno
con la luz de mis labios.

Despertar
con el rumor del bosque
robándole a la brisa
tu perfume. 

Despertar
con el sueño hecho plumas
y la almohada
llena de peces vivos.
La captura del día.
Ayer como mañana.

Me asfixia la distancia
que corre entre tus lágrimas
y el cauce de mis labios.
Deja que el tiempo caiga
en sus propios abismos.
Quiero volar contigo
entre los tiburones del deseo,
una última inmersión
en los serenos arrecifes
de nuestra alma dual
vibrando
como una.

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