jueves, 9 de abril de 2020

Mediadores


Sola estás
con los dedos
varados en la brisa.
Tus cabellos son olas
robadas a la noche
del fondo del océano
y en tu pecho reposa
como abrazando el cosmos
una estrella de mar. 

Busco la piel del alma
pero está tan profunda,
recubierta de fango, acorazada,
soterrada
por miles de naufragios... 
En tus labios se lee
la Divina Comedia,
un infierno el deseo
siempre húmedo
acechando
lamiendo mi escafandra
con sus lenguas de fuego.
En mis ojos se escucha
brotar de sus raíces
una lágrima a gritos.

Como una gata, juegas
con cualquier sentimiento
que se me cae al suelo. 

Ermitaños
nuestros cuerpos
abrazados en un círculo de arena
ante las carcajadas
de nuestra Madre Tierra.
Escondimos un beso
en un claro del bosque
donde las mariposas
acarician el sexo
sin oír hablar nunca 
de coronas ni espinas.
Somos muy pocos, dices
mientras me abrazas muda
rompiendo una distancia
que tú misma has trazado
con temblor infinito
borrandome el camino
que va desde la luna
a las estrellas. 

Sola estás siempre, musa,
si el mar-latido cesa,
pero no abandonada.

No hay comentarios: