lunes, 6 de abril de 2020

Cenizas de amor ciego


Alzar la voz para decir "silencio".
Abrir la piel huyendo de la herida.
Romper la vida huyendo de la muerte.
Saludarte con voz de despedida.

Caer libre del cielo hasta el infierno
sin pasar por la tierra prometida.
Zarpar del puerto de tu abrazo cálido
para surcar la noche oscura y fría.

Ahora he de arrancarme el amor de raíz,
ahora que es tan profundo,
que estrangula mi alma dolorida
como una hiedra al árbol de la vida. 

Ahora he de arrancar las flores
una a una,
enterrar los aromas
del jardín que soñamos
solo porque estás ciega
y no caben orquideas en tus ojos.

Ahora he de renunciar a los sabores,
a la luz de las velas
que apagadas aun lloran
sus lágrimas de cera.

Ahora tu piel será solo un recuerdo,
nunca un anhelo vivo,
porque ese corazón que era un latido
al unísono con el vórtice galáctico
con el que el mío quiso armonizarse
ya no habita en tu cuerpo, puro nácar,
embarrancó en las ciénagas del miedo,
se pudrió entre las redes de tu ego
como una tortuga mortalmente herida.

Ahora he de arrancar
las lágrimas de cuajo,
he de talar el bosque de mis sueños
para que nunca aniden las ardillas
en los tocones muertos.

Alzar la voz para decir "te amo".
Llenar nuestros espejos de verdades
que no debes creer porque son bellas.
Vaciar nuestro cielo de planetas.
Dejar que las estrellas se derramen.
Dejar que el tiempo borre sus estelas.

Ahora seré un ermitaño triste,
preso de sus recuerdos
tañendo la campana
en la ruina del templo
junto al lago callado
donde flotan millones de cadáveres
en medio del bosque quemado.
¿Me oyes,
ciego amor de mi vida?
¿Me oyes? 

Solo el eco
de un corazón
vacío
o sus cenizas.


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