jueves, 4 de marzo de 2021

Desorientado

 

A través del páramo de tu piel,
a través de una multitud de soledades,
duna a duna camino hacia tus valles,
descalzo y tembloroso
para libar el néctar cristalino,
secreto que secretan
tus labios como pétalos,
dulce flor entre espinas de letargo.

No estoy perdido, solo estoy cansado
de derramar estrellas en tus ojos,
de regalarle al viento mis narcisos fugaces.
de dibujar estelas en la arena
evocando la vaga memoria
que dejaron tus pasos al huir,
tan solo estoy cansado
de tropezar con el avispero de tus miedos.
No estoy perdido, no. Desorientado.
Sé volver siempre a mi rincón oscuro
donde soy minotauro solitario.
No estoy herido, solamente muerto
en el paisaje azul marino de tu deseo.
No sangro. Lloro seda,
telarañas o ámbar.
No hay tempestad abierta
que disipe el aroma del incienso,
ni catarata viva cuyo estruendo
acalle el cruel latir de los relojes.
No hay tragedia. Manos frías.
¿Respiran las estatuas?

Despierta a mis caricias, golondrina de nieve,
vístete al fin de piel
y devuélveme el alma que te entrego.

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