domingo, 8 de mayo de 2022

Inevitable

 

Da igual que nazcan lágrimas
de tu retina sucia,
que el alma esté rasgada
por cuchillas de angustia.
De nada vale el duelo
enraizado en las sienes,
los tambores de rabia,
el eco del olvido
repitiendo las noches
frías como cadáveres.

Un día los vencejos
barren del cielo toda nube gris,
Perséfone se suelta la melena,
los corazones muertos son pasto de lombrices,
el aire se satura de pólenes y pétalos,
la luna se desnuda desde su cara oculta,
las olas mansas toman el pulso a los amantes,
el agua cristalina de la nieve que muere
se mancha de alas, frágiles mariposas en vuelo
y de la aurora nacen doce pavos reales.

Duele la primavera
desde este invierno íntimo.
Duele la soledad:
una flor más que abre.
Acaso la más blanca.
Duele, pero sonrío.


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