sábado, 20 de julio de 2019

Piel de océano


Hay en tu piel un tacto de sirena, 
un rocío salado, una brisa tan libre...
Hay en tu corazón si me acerco a tu pecho
un rumor de olas nítido y sereno.
Si las algas tuvieran pétalos
o aroma de jazmines y azucenas
creería que vienes de la Atlántida
donde la gravedad jamás impera,
donde todos los sueños de desnudan
para enredar el tiempo en los corales
y todo ocurre dentro de una lágrima
de una lágrima inmensa que no importa
si nació de alegría o de tristeza
porque es bella como el ojo que la llora,
esta Madre Tierra
que juega con la luna al escondite.

Hay en tus lagrimales valles vírgenes
donde los bosques guardan sus secretos,
manantiales de luz y de frescura.
Penetrar en tu mirada esquiva
es profanar la selva tan profunda,
sucumbir con el alma a su llamada,
entrar en una senda sin retorno
donde el deseo es aire y se respira,
donde la paz es sólo una caricia.

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