domingo, 28 de julio de 2019

El cuervo


Así sangra la tierra
cuando le arrancan el precioso fruto
de su entraña de madre
con cuchillas de acero.

Así duele la herida
que dejaron los gritos
de dolor en el aire
rompiendo el vuelo de los pájaros.

Así sabe la muerte,
a beso que no llega,
a caricia negada,
a anticipo de olvido.

Así se rompe el alma,
como un delfín varado
en alambre de espino,
como un colibrí errante
que se tragó la noche.

Espíritus del bosque,
desenredad mis nidos,
dedme alas para huir,
para esconder mi culpa
y mi vergüenza.

Espíritus del agua,.
sed testigos de cómo
se hielan los océanos,
de cómo mis abrazos
se han quedado desiertos
esta noche.

No temo a la soledad,
no la temo.
La soledad me arropa y me consuela.
Temo a la serpiente de dos cabezas
de tu ausencia.

Así se retuerce la punta del arpón
en el corazón de esta vieja ballena
que ya jamás veremos.
Así es el dolor ciego
que pinta mis estrellas
con un brillo de lágrima.

Espíritus del fuego...
Convertid ya mi nombre en ceniza
porque mi flor de nácar,
reflejada en el espejo de mis ojos,
se ha tornado miseria y podredumbre.

Me pregunto, Sibila...
¿Cuando el amor se muere
se mueren los amantes?


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