lunes, 8 de julio de 2019

Amanecer íntimo

Despierta, Norea, hija de Eva.
Despierta, Nerea, hija del Océano.
La luz virgen que ya respiras,
apagando estrellas o pupilas
quiere inundarte el alma desde dentro.
El aire que te envuelve en su caricia
bebiendo piel de nácar en tus senos
quiere sentir el cálido rocío
que exuda tembloroso de tus pétalos.
El rumor de marea en la distancia,
la nieve en las montañas de la luna...
¡Todo este universo diminuto
quiere beber el ángel de tus ojos!

Despierta, Zoe, hija de Sofía.
Despierta, Afrodita, nacida de las olas.
Tu amante volverá al séptimo cielo
cabalgando la estela de un cometa,
te arrancará la soledad oscura
antes de que enraíce en la memoria,
germinará en tu rostro delicado
la semilla soñada de sus besos.
Volverán las bandadas de pelícanos
a surcar tus sueños a ras de ola
con alas de un silencio siempre mágico,
esa paz dulcemente compartida.
Todo este instante inmenso que es ahora
busca la eternidad entre tus brazos.

Despierta, Eos, hija de la Noche.
Despierta, Diana, en tu Bosque sagrado.
El templo abre sus puertas siempre al alba
para que el primer rayo de un sol vivo
penetre hasta el profundo gineceo
donde la diosa oculta su misterio,
mágica unión divina que florece,
que fertiliza el alma y le da vida,
que convierte los dogmas en mentiras
y los sueños de amor en realidades.
No dejes que la niebla o la tormenta
te impida amanecer como una diosa,
amada por el astro que te adora,
que te hace brillar, Luna, y no te eclipsa.

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