domingo, 29 de septiembre de 2019

Morning Glory


Gata de seda azul,
cúpula de Denderah,
firmamento de ibis.
Acariciarte
es rozar con las pestañas
la cara oculta de la luna
cuando la luz divina,
Ártemis desarmada,
da la espalda al rumor de las mareas.

Hay en mi mano rosas
y las espinas duelen.
Se clavan en la piel
que ha de rozar tus senos
entre latidos y silencios,
timbales de pasión
tensados bajo el agua del océano.

El dolor de la espina
da sentido a la suavidad del pétalo.

Si te beso es porque sé
que anoche, entre tus labios
nació una rosa húmeda.
¿Cómo lo sé? Misterio. 
Lo dijo un vagabundo
al que ofrecí cobijo
a cambio de secretos
de los templos de Isis.
Vio una vela encendida
en mi ventana abierta
y me ofreció este ramo
de rosas casi azules
y me dijo mordiéndome la lengua
"El cielo está en tierra.
El fuego está en el agua.
Tu alma está en el éter
junto al punto
divino de tu musa". 

Dicho esto hubo un silencio 
como premonición de un terremoto...
¡Calló y se cayó el ojo!
¡Maldito! Se hizo añicos.

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