martes, 26 de noviembre de 2019

Desequilibrio

¿Qué siente la noche
en su seno cerrado
en su más profunda oscuridad,
en plena ausencia de estrellas,
cuando muere el sol
para siempre?

¿Siente la noche vértigo
al devenir eterna,
ante la absoluta certeza
de que no vendrá el alba?

¿Siente la noche dolor
ante la negación del cometa,
ante la ausencia de tierra
y mar que devorar?

¿Cómo cierra la noche sus heridas
cuando ha borrado todo el firmamento,
si ni siquiera la lluvia la acompaña
en su búsqueda estéril de la luna?

¿Es la noche el destino
de tu huida vacía,
desbandada, estampida
de tu alma ciega
y sus cien mil reflejos fantasma,
perseguidos por un tenue
rayo de luna,
acosados por la sombra
de un amor que traspasa?

¿Son tus ojos la noche
que no quiere mirarme
porque soy más oscuro
que sus propias entrañas?
¿Es la noche tus ojos
que se cierran al dardo
de mi triste mirada
cuando te ve marchar
sin mi vida en los labios?

Puedo estar más vacío
si das la vuelta a mi piel
y me drenas las lágrimas.
Puedo estar más callado
si le robas el tiempo a todos los relojes,
lo lanzas al centro de una esfera
y cambias de hemisferio.
Podría estar más triste
si me cantas un réquiem
con la voz de los siglos,
y entierras mis deseos
junto a todos tus sueños
en la fosa común
de las conspiraciones.

¿Es la noche consciente
de que mañana puede
llegar a no escucharse
el canto de las aves?

Sálvame, gata negra,
abre tus ojos vivos.
Amanece.

Te esperaré en la lluvia,
ebrio de melancolía,
ahogado en la ternura
que ayer no pude darte.

Te esperaré en la lágrima
que anega mis jardines íntimos
incubando palabras
para recordarte
lo que siempre olvidamos.

Te esperaré en el centro
de mi punto divino
esquivando la mierda
que arrojan tus eclipses...
Cuando tu luz preciosa
se apague en el presagio
de los humos del cáncer
te cogeré la mano,
lameré tus estigmas,
te perdonaré todos los suspiros
que me has robado.

¿Sabe la noche
todo lo que oculta?

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