viernes, 14 de agosto de 2020

Finis Terrae


Si sueño que olvido despertar

no me molestes. 

Si al alba no he llegado
amanéceme a besos,
ronronea
sin perturbar mis sueños.
¡Que no se rompa el mar!
¡Que no se rompa el cielo
cuando lo estoy soñando
cogido de tu mano de golondrina!

Todos los caminos
que pasan por tu corazón
llevan al fin del mundo.
Todos los caminos
conducen al paraíso
pero ninguno llega
al árbol de la vida
y no hay camino de vuelta.
De hecho no sé, peregrina,
si voy de ida o de vuelta
mientras florece el mar
o vuelan los albatros
nocturnos en el bosque
que cierra la vereda.
Lo importante es latir
en cada paso.

Lo que importa es que el labio
sobre todas las olas
rompiendo en los cantiles
esté esperando siempre
la humedad de otro labio.

Lo importante es andar
cuando volar no puedes.
Andar, niña de luz,
maestra de mareas...
Andar con los sentidos
el camino.
Caminar, no llegar.
El final no ha llegado.
El final es la muerte,
el camino que súbito
se precipita en el acantilado
ese abismo vestido de belleza,
el vacío desnudo.

Si sueño que he llegado
a las puertas de tu edén
ábremelas despacio,
bésame como el mar besa a las rocas
pero no me despiertes
que quiero ser soñado
destilando belleza
en tu viaje.


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