viernes, 25 de enero de 2019

Hammam


Es el agua en los nervios de la hoja,
en el envés del alma rezumando...
No es rocío ni perla, halo de luna,
es el hálito mismo de la vida,
espíritu sublime licuado
de la gema que alberga el universo.
Fresca, cálida, dulce, palpitante....
¡Qué gozo, amor, beberla de tus labios!

Es el vapor que oculta receloso
la silueta descalza de un secreto
emanando de fuentes milenarias,
manantiales de savia de sirena...
Es aliento divino, nebulosa
de sueños líquidos en ascenso aéreo,
vela la luz azul al leve vuelo
de la cálida llama de una vela.
Cierra los ojos, deja que las pieles
se empapen con el polvo de los astros.

¡Silencio...! Que los ecos ensordecen
y los amantes nadan en jadeos
que se escuchan apenas boca a oído
llenando todo de un placer sublime.
Deja temblar tus manos y tus muslos
en el compás febril de las mareas...
¡Solo tú! Sólo tú puedes besarme
donde el labio desnuda espacio y tiempo,
donde el sol y la luna se detienen
y el mundo se disuelve en un gemido.

Es la llama en el loto, amor prohibido,
en la cueva del mar, tesoro oculto,
ola que muere abierta entre las rocas,
éxtasis de los últimos latidos.
Es el templo fragante de Afrodita,
azahares y frutas tropicales,
violeta, menta, sándalo y canela,
aromas de esa luz, agua o silencio.
A eso sabe la sangre del anhelo...
Respíralos, inhálalos despacio
y duerme en los altares de mis brazos.

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