domingo, 17 de mayo de 2020

Ni extinguido


Ni extinguida mi estrella
deja de amar la noche.

Ni apagada la luna,
menguante su mirada
deja de acariciar
tu mar profundo
derramando destellos,
puñaladas, luz tenue
en la piel de las olas.

Ni desahuciado el cuerpo
del amante que espera
deseará el olvido
ni olvidará en deseo.

Ni robados sus pétalos
por sesenta huracanes
perderá la amapola
su alma viva de sangre.

Ni roto en la distancia
ni perdido en el tiempo
cederá nuestro abrazo
a la pulsión del miedo. 

Ni el sello de la muerte
ni la flecha del vértigo
robarán a tus labios
la sombra de mi beso.

Quema el alma y tu ausencia
late de nuevo.
Ni extinguido el dolor
se apaga el fuego.

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