Otoño,
lanzas al aire
preguntas y temores
como si fueran hojas
de arce, olmos o libros
de poemas no escritos.
Sol de otoño, quemaste
con alma de cayena
los labios de mi amada
y no quiere besar
mis párpados de luna.
Luna de otoño,
caen todos los sueños
al estanque de plata
manchados por la culpa
de ser sueños tan sólo:
Libertad, paz
e independencia
conseguidas sin sangre
ni renuncias.
Si yo pudiera amarte
detrás de esa coraza
de ansiedades ajenas
sembraría tu piel
a través del invierno
de tulipanes blancos.
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