jueves, 18 de abril de 2019

Medio Limón (Limone in Garda, plenilunio)


Corta un limón en dos
frente a un espejo.
Enfoca las mitades.
¿Cuál te encaja, sirena?
¿la otra mitad acaso...
o su reflejo?

Si es la otra mitad
nunca
debiste separarlas.
Si es su reflejo
la realidad inversa
y es perfecto...
¡Lástima que sea
solo un reflejo!

Oh, maga de la luz
que alimentas mi alma
con dulzor y acidez
que me abren imparable el apetito...
No busques más mitades
en desgajadas sombras.
Exprime tu mitad
hasta la última gota
de su precioso jugo
y unta tu piel de diosa
con la esencia
de su corteza pura.

Porque hay medio limón, sí,
entre tantos millones,
viejo, seco, arrugado,
que no proyecta sombra
ni reflejo,
muy lejos de tu huerta,
en un paraíso de cidros y azahares
a la orilla de un lago somnoliento
que, exprimido hasta destilar
el propio espíritu,
sueña tu medialuna, Isis,
en misterio platónico
y deviene plenilunio.
¿Qué luz puede revelar
lo intangible?

Pero aún así, mi musa,
si tú quisieras siempre
jugar a encajar otras mitades,
déjame al menos
ser el jardinero
que cuide tu vergel
para que tengas siempre
flores y frutos frescos... 

Si ves que lloro, niña, 
es que el cortarlos
me ha saltado una gota
de zumo al ojo.

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