viernes, 19 de abril de 2019

Romeo y Julieta (tragicomedia, Verona, Viernes Santo)


GIULETTA CAPULETTO-
“Amante, el cielo azul te delata,
el mismo que nos une y nos separa
herido por estelas de golondrina en la tarde,
herido de estrellas peregrinas en la noche.
Pero ayer no, mi amante...
Ayer no pude ver el plenilunio.
El cielo palpitaba como un banco de peces
y mis ojos abiertos que buscaban la luna
se encontraron la flor de los naranjos
que arraigan en el bosque de mis venas.
Allí sentí el influjo de la luna,
aunque no pude verla, entre azahares,
arrullada por la voz de tus lobos,
que acaso, lastimeros, me llamaban.“

ROMEO MONTESCO-
"Amante, el cielo es vuelo de gaviotas.
Viajo lejos de ti buscando mares
consciente de que tú los llevas dentro.
Solo hallo lagos quietos de agua dulce...
Toda el agua salada está en tus ojos
batiendo el malecón de mi consciencia.
Volar, llegar a ti y navegarte,
reflejar en tu piel mi luz de luna,
zambullirme en tu seno, en lo profundo...
Mis deseos, sedientos alcatraces
que beben de la espuma de tus manos,
de las suaves mareas de tus labios.
Si la muerte es tragedia, mi amante,
solo porque es ausencia,
¿por qué no estamos juntos
si nos sentimos vivos?
¿No es mi cuerpo sin el tuyo
solo la sepultura de mi alma?
Y si no estamos juntos
porque no hay voluntades sin cadenas,
¿no sería la muerte como abrir una presa
para que fluya el dolor al mar al fin
arrastrando los deseos estancados?"

GIULETTA CAPULETTO (desde las amapolas) -
"Calla, amante, sonríe afortunado.
Guarda esa daga sedienta de mi entraña.
Vive anclado en tu puerto de huracanes
que sus aguas esconden
anillos encantados
robados por piratas a sirenas.
Espérate a qué amaine la tormenta
para abrir sin temor tus leves alas.
¿Me retendrían acaso
tus manos temblorosas
si quisiera volar libre y desnuda
más allá de la vida y de la muerte?
¿Romperías mi tela si yo fuera
Ariadna en laberintos de cristales ajenos?
Báñame con tu luz, perfúmame de amor,
pero no hieras ni grites,
que las mariposas ya duermen."

ROMEO MONTESCO-
"Jamás, mi amor, pondré jaula a tus alas.
Te aguardaré cuidando los jardines
que florecen tan solo de sentirte
al filo de susurros y palabras,
a la sombra del árbol más prohibido,
a la orilla de la laguna Estigia
esperando paciente a mi barquero.
Y si vienes una tarde de verano
con los pechos en flor y esa sonrisa
que despierta luceros en mi aurora,
yace conmigo, reina de los faunos,
ábreme el cielo en íntimas caricias
para que el mar penetre en mí y mi lengua
llena de sal revele el nombre eterno
de la diosa que vive en nuestro templo."

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