sábado, 6 de abril de 2019

Siesta con lluvia en la ventana


Medita, delfín, en el fondo del cielo.
Pinta de colores desnudos las sombras.
Respira la música y toca el silencio
con dedos-aletas que acarician sueños.

Si pudiera amarte como aman las olas
al coral en polvo de las playas blancas
sin temer al tiempo, bebiendo las horas
con los labios húmedos de las caracolas...

Pero estoy cansado, viejo como un barco
que encalla en la isla que ama contra el viento
y estrella en las rocas su carga de náufragos,
ancla sus deseos y se sueña hundiéndose.

¿A qué tienes miedo si no es a estar sola,
si tu jardín íntimo florece infinito,
si tu sangre es puro tinte de amapola,
tus ojos la vida, tu silencio un grito?

Tú no tienes vértigo, dijiste al abismo
mirando hacia arriba con el pecho abierto,
con la mar serena, con los ojos limpios,
con el alma llena de anhelo y recuerdo.

Tú no necesitas reunir el valor
para que tu alma conquiste el océano,
alcanzar la luna y hacerle el amor,
cerrar en tus labios mi esencia, lo mágico...

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