viernes, 27 de diciembre de 2019

Sueño roto


Borrar tu imagen nítida
del espejo de mis sueños
me pides, porque tu barco
sufre en la tempestad
enarbolando mis deseos como velas
cuando el mar se torna
en una estampida de mariposas
y el cielo en un hervidero
de peces voladores.

Morir no es una opción cuando la vida
desborda cada poro de mi cráneo,
cuando el pecho detona sus latidos,
cuando mi sexo firme es la atalaya
que marca las derivas de la luna,
cuando tu cuerpo es la medida áurea
de distancias soñadas entre astros,
cuando el amor se infiltra en todo el éter
a través de tus ojos en mis ojos.

Una estrella fugaz
se ha colado en mi pecho.
Quema y su luz
crea sombras chinescas
en la ruina de mi íntima acrópolis.
Quema como la antorcha
de los iniciados en procesión
camino de Eleusis
por los tortuosos caminos
de mis arterias quebradizas.
Una estrella fugaz que no se apaga...
Un cometa encerrado acaso
en mi caja torácica,
prisionero,
proyectando su luz al infinito
en un ejercicio libre de melancolía.

¡Qué largas son las horas
cuando el tiempo se agota,
cuando la soledad tan deseada
no es sino un inmenso hueco
donde proyectar la imagen amante,
esa que me devuelven los espejos,
en el esplendor trágico de su ausencia.

¡Y qué dulce el recuerdo
de tu risa rompiendo entre las lágrimas!

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